Bosch levanto las manos y se froto la cara. Lo unico que sabia era que queria esconderse de ella.

– Muchos -susurro finalmente.

– Mas que muchos…

Bosch exhalo con fuerza.

– Gracias por responder. No estoy tratando de arrinconarle. El objetivo de mis preguntas y de mi discurso sobre la fractura social, cultural e incluso geologica de esta ciudad es que usted ha pasado mucho mas que la mayoria, ?de acuerdo? Y esto ni siquiera incluye el bagaje que todavia podia arrastrar de Vietnam o del fracaso de una relacion sentimental. Pero sean cuales sean las razones, los sintomas del estres se estan manifestando. Estan ahi, claros como el dia. Su intolerancia, su incapacidad de sublimar las frustraciones, sobre todo su agresion a su superior.

Hizo una pausa, pero Bosch no dijo nada. Tenia la sensacion de que ella no habia terminado. No se equivocaba.

– Tambien hay otros signos -continuo Hinojos-. Su rechazo a abandonar su casa afectada puede percibirse como una forma de negacion de lo que esta sucediendo a su alrededor. Son sintomas fisicos. ?Se ha mirado al espejo ultimamente? No creo que tenga que preguntarselo para saber que esta bebiendo demasiado. Y la mano. No se hizo dano con un martillo. Se quedo dormido con un cigarrillo entre los dedos. Eso es una quemadura, me apostaria mi licencia profesional.

Hinojos abrio un cajon y saco dos vasos y una botella de plastico. Lleno los vasos y le acerco uno a Bosch. Una oferta de paz. Bosch la observo en silencio. Se sentia exhausto, insalvable. Tampoco podia menos que sentir admiracion por lo bien que ella lo diseccionaba. Despues de tomar un trago de agua, Hinojos continuo.

– Todas estas cosas son indicativas de un diagnostico de sindrome de estres postraumatico. Sin embargo, tenemos un problema con eso. El prefijo «post» cuando se usa en este diagnostico, significa que el estres ha pasado. Ese no es el caso aqui. En Los Angeles, no. No con su trabajo. Harry, usted esta permanentemente metido en una olla a presion. Se debe a usted mismo un poco de espacio para respirar. Ese es el fin de esta baja. Espacio para respirar. Tiempo para recuperarse. Asi que no se resista. Aceptelo. Es el mejor consejo que puedo darle. Aceptelo y uselo para salvarse.

Bosch exhalo con fuerza y levanto la mano vendada. -Puede quedarse su licencia.

– Gracias.

Ambos descansaron un momento hasta que ella continuo en una voz calibrada para aliviarle.

– Tambien ha de saber que no esta solo. Esto no es nada por lo que deba sentirse avergonzado. En los ultimos tres anos se ha experimentado un agudo aumento de incidentes de agentes sometidos a estres. Los Servicios de Ciencias del Comportamiento acaban de solicitar al ayuntamiento cinco psicologos mas. Nuestro volumen de casos ha pasado de ochocientas sesiones en mil novecientos noventa a mas del doble el ultimo ano. Incluso tenemos un nombre para lo que esta ocurriendo aqui. La angustia azul. Y usted la tiene, Harry.

Bosch sonrio y nego con la cabeza, aferrandose todavia a la capacidad de negacion que le quedaba.

– La angustia azul. Parece el titulo de una novela de Wambaugh.

La psiquiatra no respondio.

– ?Lo que me esta diciendo es que no vaya recuperar mi puesto?

– No, no estoy diciendo eso en absoluto. Lo unico que digo es que tenemos un monton de trabajo por delante.

– Me siento como si me hubiera noqueado el campeon del mundo. ?Le importa si la llamo de vez en cuando para tratar de obtener la confesion de algun tio que no quiera hablar conmigo?

– Creame, que diga esto ya es un buen comienzo.

– ?Que quiere que haga?

– Quiero que tenga ganas de venir aqui. Eso es todo. No lo mire como un castigo. Quiero que trabaje conmigo, no contra mi. Cuando hablemos, quiero que hable de todo y de nada. De cualquier cosa que se le ocurra. No se guarde nada. Y otra cosa. No le estoy diciendo que debe dejarlo por completo, pero tiene que moderarse con la bebida. Tiene que mantener la mente despejada. Como sin duda sabe, los efectos del alcohol permanecen en un individuo hasta mucho despues de la noche en que se consume.

– Lo intentare. Todo eso. Lo intentare.

– Es lo unico que le pido. Y como de repente tiene tan buena voluntad, voy a pedirle otra cosa. Me han cancelado una sesion manana a las tres, ?podra venir?

Bosch dudo y no dijo nada.

– Parece que al final estamos trabajando bien y creo que ayudaria. Cuanto antes acabemos con nuestro trabajo, antes podra usted volver al suyo. ?Que dice?

– ?A las tres?

– Si.

– De acuerdo, aqui estare.

– Bien. Volvamos a nuestro dialogo. ?Por que no empieza?

De lo que quiera hablar.

Bosch se inclino hacia adelante y cogio el vaso de agua. Miro a Hinojos mientras bebia el agua y despues volvio a dejar el vaso en la mesa.

– ?De cualquier cosa?

– Lo que sea. De lo que este pasando en su vida o en su mente y quiera hablar.

Bosch penso un momento.

– Anoche vi un coyote. Cerca de mi casa. Yo… Supongo que estaba borracho, pero se que lo vi.

– ?Que significa para usted?

Bosch trato de componer una respuesta apropiada.

– No estoy seguro… Creo que ya no quedan muchos en las colinas de la ciudad, al menos cerca de donde yo vivo. Asi que cuando veo uno tengo la sensacion de que podria ser el ultimo que queda en libertad. El ultimo coyote. Y supongo que me molestaria si alguna vez resultara cierto, si no volviera a ver a ningun otro.

Hinojos asintio con la cabeza, como si Bosch se hubiera anotado un punto en un juego cuyas reglas no conocia con exactitud.

– Antes habia uno que vivia en el canon de debajo de mi casa. Lo veia alli de vez en cuando. Despues del terremoto desaparecio. No se que le ocurrio. Entonces anoche vi a este otro. Habia algo en la niebla y la luz que… Parecia que tenia el pelaje azul. Parecia hambriento. Tienen algo… Son tristes y amenazadores al mismo tiempo, ?sabe?

– Si.

– La cuestion es que pense en el cuando me fui a acostar despues de llegar a casa. Fue entonces cuando me queme la mano. Me quede dormido con el cigarrillo. Pero antes de despertarme tuve un sueno, o al menos creo que era un sueno. Tal vez una ensonacion, como si yo todavia estuviera despierto. Y en el, fuera lo que fuese, el coyote estaba presente. Pero estaba conmigo. Y estabamos en el canon o en una colina, no estaba del todo seguro. - Levanto la mano-. Y entonces me queme.

Hinojos asintio, pero no dijo nada.

– ?Que opina? -pregunto el.

– Bueno, no acostumbro a dedicarme a la interpretacion de los suenos. Francamente, no estoy segura de su valor. El valor real que me parece ver en lo que acaba de contarme es la voluntad de contarmelo. Me muestra un giro de ciento ochenta grados en su vision de estas sesiones. Por si sirve de algo le dire que creo que esta claro que se identifica con el coyote. Quiza no quedan muchos policias como usted y siente la misma amenaza para su existencia o su mision. No lo se con certeza. Pero fijese en sus propias palabras. Los llamo tristes y amenazadores al mismo tiempo. ?Usted tambien podria serlo?

Bosch bebio agua antes de responder.

– He estado triste antes, pero he encontrado cierta comodidad en la tristeza.

Permanecieron un rato sentados en silencio, digiriendo lo que acababa de decirse. Ella miro su reloj.

– Todavia tenemos un poco de tiempo. ?Hay algo mas de lo que quiera hablar? Tal vez algo relacionado con esta historia.

Bosch reflexiono durante un rato y saco un cigarrillo.

– ?Cuanto tiempo nos queda?

– Todo el que quiera. No se preocupe por el tiempo. Quiero hacer esto.

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