– Es lo unico que pido.

– ?Quieres una gorra? Te vas a quemar.

– Estoy bien.

McKittrick asintio con la cabeza y finalmente empezo.

– Vale, asi que recibimos la llamada en casa. Era un sabado por la manana. Uno de los chicos de a pie la habia encontrado. No la habian matado en aquel callejon. Eso estaba muy claro. La habian dejado alli. Cuando llegue desde Tujunga, la investigacion de la escena del crimen ya estaba en marcha. Mi companero tambien estaba alli, Eno. El estaba al mando y llego primero. Se hizo cargo de la escena.

Bosch puso la cana en un agujero y fue a buscar su americana.

– ?Te importa si tomo notas?

– No, no me importa. Supongo que habia estado esperando a que alguien se preocupara por este caso desde que yo tuve que dejarlo.

– Continua. Eno estaba al mando.

– Si, el era el jefe. Tienes que entender que entonces solo llevabamos tres o cuatro meses de companeros. No estabamos muy unidos. Y despues de este caso nunca lo estuvimos. Cambie de companero al cabo de un ano. Pedi el traslado. Me pusieron con los detectives de homicidios de Wilshire. Despues de eso nunca tuve mucho que ver con el. Ni el conmigo.

– Muy bien, ?que ocurrio con la investigacion?

– Bueno, fue como cabia esperar. Estabamos siguiendo la rutina. Teniamos una lista de personas conocidas (en su mayor parte nos las dieron los de antivicio) y estabamos abriendonos camino a traves de eso.

– ?Entre las personas conocidas estaban sus clientes? No habia ninguna lista en el expediente.

– Creo que habia algunos clientes. Y la lista no se puso en el expediente porque lo dijo Eno. Recuerda que el mandaba.

– Vale. ?Johnny Fax estaba en la lista?

– Si, estaba en el primer lugar. El era su…, eh, su manager y…

– Quieres decir su macarra.

McKittrick miro a Bosch.

– Si, era su macarra. No estaba seguro de si tu, eh…

– Olvidalo. Continua.

– Si. Johnny Fax estaba en la lista. Hablamos con todo el mundo que la conocia y todos describieron a ese tipo como alguien amenazador. Tenia su reputacion.

Bosch penso en la historia de Meredith Roman de que le habia pegado.

– Habiamos oido que ella queria desembarazarse de el. No se si queria establecerse por su cuenta o tal vez ir por el buen camino. ?Quien sabe? Oimos que…

– Ella queria ser una buena ciudadana -le interrumpio Bosch-. De esa forma podria sacarme del reformatorio.

Se sintio estupido por su comentario, sabedor de que por decirlo no iba a convencer a su interlocutor.

– Si, bueno -dijo McKittrick-. La cuestion es que Fox no estaba muy contento con eso. Eso lo puso en lo alto de nuestra lista.

– Pero no pudisteis encontrarlo. El cronologico dice que vigilasteis su casa.

– Si. Era nuestro hombre. Teniamos huellas que habiamos sacado del cinturon (el arma homicida), pero no hubo forma de compararlas con las suyas. A Johnny lo habian detenido algunas veces en el pasado, pero nunca lo ficharon. Nunca le tomaron las huellas. Asi que necesitabamos detenerle.

– ?Que pensaste de que lo hubieran detenido, pero no le hubieran tomado las huellas nunca?

McKittrick se acabo su cerveza, la aplasto en la mano y echo la vacia a un gran cubo que estaba en la esquina de cubierta.

– Para ser sincero, en ese momento no cai. Ahora, por supuesto, es obvio. Tenia un angel de la guarda.

– ?Quien?

– Bueno, uno de los dias que estabamos vigilando la casa de Fox, esperando a que apareciera, recibimos un mensaje por radio para que llamaramos a Arno Conklin. Queria hablar del caso lo antes posible. Era una llamada de mierda. Por dos razones. Primero, entonces Arno iba viento en popa. Dirigia los comandos morales de la ciudad y tenia controlada la fiscalia para las elecciones del ano siguiente. La otra razon era que solo hacia unos dias que teniamos el caso y no nos habiamos acercado a la fiscalia con nada. Y de repente, el hombre mas poderoso de la fiscalia queria vernos. Estoy pensando… No se bien en que estaba pensando, simplemente lo supe, eh, ?tienes uno!

Bosch miro su cana y vio que se doblaba por un violento tiron. El hilo empezo a desenrollarse a medida que el pez pugnaba por liberarse. Bosch saco la cana del agujero y tiro de ella hacia atras. El anzuelo estaba bien enganchado. Harry empezo a accionar el carrete, pero el pez tenia mucha fuerza y desenrollaba mas hilo del que el podia enrollar. McKittrick se acerco y fijo el carrete, lo cual de inmediato puso una curva mas pronunciada en la cana.

– Manten la cana levantada, la cana levantada -le aconsejo McKittrick.

Bosch hizo lo que le pidieron y paso cinco minutos batallando con el pez. Empezaban a dolerle los brazos. Sentia tension en los rinones. McKittrick se puso guantes y cuando el pez se rindio por fin y Bosch lo tuvo al lado del barco, se doblo y lo agarro por las agallas para subirlo a bordo. Bosch vio un pez de color azul brillante que aparecia hermoso a la luz del sol.

– Wahoo -dijo McKittrick.

– ?Que?

McKittrick sostuvo el pez en horizontal.

– Wahoo. En los restaurantes finos de Los Angeles lo llaman ono. Aqui lo llamamos wahoo. La carne cocinada es blanca como la del halibut. ?Quieres quedartelo?

– No. Devuelvelo al mar, es precioso.

McKittrick quito el anzuelo de la boca nerviosa del pez y despues le paso la presa a Bosch.

– ?Quieres cogerlo? Debe de pesar unos cinco kilos.

– No, no necesito cogerlo.

Bosch se acerco y paso el dedo por la piel resbaladiza del animal. Casi podia verse reflejado en sus escamas. Le hizo una senal con la cabeza a McKittrick y el pez fue arrojado de nuevo al mar. Durante varios segundos el wahoo permanecio quieto, medio metro por debajo de la superficie. Sindrome de estres postraumatico, penso Bosch. Al final, el pez parecio espabilarse y se sumergio en las profundidades. Bosch puso el anzuelo en uno de los ojetes de su cana y volvio a poner esta en su funda. Ya habia terminado de pescar. Saco otra cerveza de la nevera.

– Eh, si quieres un sandwich, adelante -dijo McKittrick.

– No, gracias.

Bosch lamento que el pez los hubiera interrumpido.

– Me estabas diciendo que recibisteis la llamada de Conklin.

– Si, Arno. Pero me equivocaba. La cita era solo para Claude. No para mi. Eno fue solo.

– ?Por que Eno solo?

– Nunca lo supe y el actuo como si tampoco lo supiera. Yo supuse que era porque el y Arno tenian una relacion previa de alguna clase.

– Pero tu no sabias de que tipo.

– No. Claude Eno tenia unos diez anos mas que yo. Llevaba tiempo.

– ?Y que ocurrio?

– Bueno, no puedo decirte que ocurrio. Solo puedo decirte lo que mi companero dice que ocurrio, ?entiendes?

Le estaba diciendo a Bosch que no se fiaba de su propio companero. Bosch habia tenido esa misma sensacion en ocasiones y asintio con la cabeza.

– Adelante.

– Volvio de la reunion diciendo que Conklin le habia pedido que dejaran a Fox, porque Fox estaba limpio en este caso y era confidente en una de las investigaciones del comando. Dijo que Fox era importante para el y no queria

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