que lo comprometieran o lo intimidaran, sobre todo en relacion con un crimen que no habia cometido.

– ?Por que estaba tan seguro Conklin?

– No lo se, pero Eno me conto que le dijo a Conklin que los ayudantes del fiscal, no importaba quienes fueran, no decidian si alguien estaba limpio o no para la policia y que no ibamos a retirarnos hasta que hablaramos con Fox nosotros mismos. Al verse enfrentado a esto, Conklin dijo que podia entregarnos a Fox para que lo interrogaramos y le tomaramos las huellas, pero solo si lo haciamos en su terreno.

– ?Que era…?

– Su despacho en el viejo tribunal. Ahora ya no existe. Construyeron ese cubo enorme justo antes de que yo me fuera. Tiene un aspecto espantoso.

– ?Que paso en ese despacho? ?Estuviste presente?

– Si, estuve alli, pero no paso nada. Lo entrevistamos. Fox estaba alli con Conklin y con el nazi.

– ?El nazi?

– El poli de Conklin, Gordon Mittel.

– ?Estaba alli?

– Si. Supongo que estaba cuidando de Conklin mientras Conklin cuidaba de Fox.

Bosch no mostro sorpresa.

– Vale, ?que os dijo Fox?

– Como he dicho, no mucho. Al menos, asi es como lo recuerdo. Nos dio una coartada y los nombres de la gente que podia corroborarla. Yo le tome las huellas.

– ?Que dijo de la victima?

– Mas o menos lo que ya sabiamos por la amiga.

– ?Meredith Roman?

– Si, creo que se llamaba asi. Fox conto que fue a una fiesta, que la contrataron como una especie de elemento decorativo para ir del brazo de un tipo. Dijo que fue en Hancock Park. No dio la direccion. Dijo que no tenia nada que ver con aquella cita. Eso no tenia sentido para nosotros. Vamos, un macarra que no sabe donde… que no sabe donde esta una de sus chicas. Era lo unico que teniamos y cuando empezamos a ir a por el con eso, Conklin se interpuso como un arbitro.

– No queria que le preguntaras.

– Era lo mas absurdo que habia visto. Alli estaba el siguiente fiscal del distrito, todo el mundo sabia que iba a ganar. Y estaba poniendose de parte de aquel hijo de puta… Perdon.

– No importa.

– Conklin estaba intentando que nos sintieramos fuera de lugar, mientras todo el tiempo ese monton de mierda de Fox estaba alli sentado con un palillo en la boca. Han pasado, ?cuantos?, treinta y tantos anos y aun me acuerdo de ese palillo. Me sacaba de quicio. Bueno, para resumir, nunca pudimos presionarle para que nos dijera si habia preparado la cita a la que asistio ella.

El barco se balanceo en una ola alta y Bosch miro en torno, pero no vio ningun otro barco. Era extrano. Miro aguas adentro y por primera vez se dio cuenta de lo distinto que era del Pacifico. El Pacifico era frio y de un azul imponente, el golfo era de un verde calido que te invitaba.

– Nos fuimos -continuo McKittrick-. Supuse que tendriamos otra oportunidad con el. Asi que nos fuimos y empezamos a investigar su coartada. Resulto que era buena. Y no digo que era buena porque lo dijeran sus propios testigos. Encontramos a gente independiente. Gente que no lo conocia a el. Por como la recuerdo era solida como una roca.

– ?Recuerdas donde estuvo?

– La mayor parte de la noche en un bar de Ivar, un sitio que frecuentaban los macarras. No recuerdo el nombre. Despues se fue a Ventura, paso varias horas jugando a cartas hasta que lo llamaron por telefono y se fue. La otra cosa importante es que no era una coartada preparada para esa noche en particular. Era su rutina. Lo conocian bien en todos esos sitios.

– ?Cual fue la llamada telefonica?

– Nunca lo supimos. No supimos de ella hasta que empezamos a comprobar su coartada y alguien la menciono. Nunca llegamos a preguntarle a Fox. Pero a decir verdad nunca nos preocupo demasiado. Como he dicho, su coartada era solida y no recibio la llamada hasta la madrugada. Las cuatro o las cinco. La vic… Tu madre llevaba horas muerta para entonces. La hora de la defuncion se fijo en la medianoche. La llamada no importaba.

Bosch asintio, pero era la clase de detalle que el no habria dejado abierto si la investigacion hubiera sido suya. Era un detalle demasiado curioso. ?Quien llama a una sala de poquer a esas horas? ?Que clase de llamada habria hecho que Fox abandonara la partida?

– ?Y las huellas?

– Las comprobe de todos modos y no coincidian con las del cinturon. Estaba limpio. El capullo estaba limpio.

A Bosch se le ocurrio algo.

– Comprobaron que las huellas del cinturon no eran las de la victima, ?verdad?

– Oye, Bosch. Ya se que vosotros sois unos pomposos que os creeis mas listos que nadie, pero entonces no nos chupabamos el dedo.

– Lo siento.

– Habia algunas huellas en la hebilla que eran de la victima. Nada mas. El resto eran indudablemente del asesino por su localizacion. Teniamos varias buenas directas y parciales en otros dos lugares y estaba claro que habian cogido el cinturon con toda la mano. No coges el cinturon asi para ir a ponertelo. Lo coges asi cuando vas a estrangular a alguien.

Despues de eso ambos se quedaron en silencio. Bosch no podia imaginar lo que McKittrick le estaba diciendo. Se sentia desinflado. Habia pensado que si lograba que McKittrick se sincerara, el viejo policia habria senalado a Fox o Conklin o a alguien. Pero no estaba haciendo nada de eso. En realidad no le estaba ofreciendo nada a Bosch.

– ?Como es que recuerdas tantos detalles, Jake? Han pasado muchos anos.

– He tenido mucho tiempo para pensar en eso. Cuando te retires, Bosch, veras que siempre hay un caso que te atrapa. Este es el que yo no he olvidado.

– Entonces ?cual es tu percepcion final de el?

– ?Mi opinion final? Bueno, nunca supere esa reunion en el despacho de Conklin. Supongo que tenias que estar alli, pero… parecia que el que estaba a cargo de esa reunion era Fox. El manejaba el cotarro.

Bosch asintio. Vio que McKittrick estaba pugnando por explicar sus sentimientos.

– ?Alguna vez has interrogado a un sospechoso con su abogado interrumpiendo constantemente la conversacion? -pregunto McKittrick-. Ya sabes: «No conteste esto, no conteste lo otro.» Mierdas asi.

– Constantemente.

– Bueno, era algo por el estilo. Era como si Conklin, por el amor de Dios, el proximo fiscal del distrito, fuera el abogado de ese mierda, objetando constantemente nuestras preguntas. La cuestion es que si no hubieramos sabido quien era ni donde estabamos, habriamos jurado que trabajaba para Fox. Los dos. Mittel tambien. Asi que estoy convencido de que Fox tenia pillado a Arno de alguna manera. Y tenia razon. Todo se confirmo despues.

– ?Te refieres a cuando murio Fox?

– Si. Lo mataron en un atropello cuando trabajaba en la campana de Conklin. Recuerdo que el articulo del diario no decia nada de sus antecedentes de macarra, de maton de Hollywood Boulevard. No, habian atropellado a Joe el Inocente. Te aseguro que ese articulo debio de costarle sus buenos dolares a Arno y algun periodista se hizo un poco mas rico.

Bosch sabia que habia algo mas, por eso no dijo nada.

– Yo estaba en Wilshire -continuo McKittrick-, pero cuando lo oi me entro la curiosidad. Asi que llame a Hollywood y pregunte quien se ocupaba del caso. Era Eno. Menuda sorpresa. Y nunca imputo a nadie. Eso tambien me ratifico en la opinion que tenia de el.

McKittrick miro hacia el lugar donde el sol empezaba a bajar en el cielo. Arrojo al cubo su cerveza vacia. Fallo y la lata reboto y cayo al agua..

– Mierda -dijo-. Creo que tendriamos que empezar a volver.

Comenzo a enrollar hilo.

– ?Que crees que obtuvo Eno de todo esto?

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