– ?Henry Korchmar?

Bosch no sabia de quien estaba hablando. Entonces cayo en la cuenta de que Brockman se referia al viejo Henry de la brigada del si. Bosch no habia oido su apellido y oirlo en ese contexto lo habia confundido.

– ?El viejo? No estaba en la sala. No es ningun testigo. Le dije que saliera y lo hizo. Sea lo que sea lo que le dijo, probablemente apoyo a Pounds porque estaba asustado. Pero no estaba presente. Si sigue adelante con eso, Brockman, yo llevare a doce personas de esa sala de brigada que presenciaron todo el asunto a traves del cristal. Y le diran que Henry no estuvo alli, le diran que Pounds era un mentiroso y que todo el mundo lo sabia, asi que ?donde queda esa amenaza?

Brockman no dijo nada en la pausa, de modo que Bosch continuo.

– ?Ve como no hace su trabajo? Supongo que sabe que todos los que trabajan en aquella sala de brigada saben que ustedes son los carroneros de este departamento. Tienen mas respeto por la gente que meten entre rejas. Y lo sabe, Brockman, por eso estaba demasiado intimidado para acudir a ellos. En cambio, se fia de la palabra de un viejo que probablemente no sabia que Pounds estaba muerto cuando usted hablo con el.

Bosch supo por la forma en que Brockman apartaba la vista que habia dado en el clavo. Fortalecido por la victoria, Harry se levanto y se dirigio a la puerta.

– ?Adonde va?

– A buscar agua.

– Acompanale, Jerry.

Bosch se detuvo en la puerta y miro atras.

– ?Cree que voy a huir, Brockman? Si cree eso es que no me conoce en absoluto. Si cree eso, no esta preparado para esta entrevista. ?Por que no vuelve a Hollywood algun dia? Yo le ensenare a interrogar a sospechosos de asesinato. Gratis.

Bosch salio y Toliver fue tras el. En la fuente que habia al fondo del pasillo, tomo un buen trago de agua y luego se limpio la boca con la mano. Estaba nervioso, crispado. No sabia cuanto tiempo pasaria antes de que Brockman pudiera ver a traves de la fachada que estaba aparentando.

Cuando volvio a la sala de conferencias, Toliver se quedo tres pasos detras de el.

– Todavia eres joven -dijo Bosch por encima del hombro-. Puede que aun tengas alguna oportunidad, Toliver.

Bosch volvio a entrar en la sala de conferencias justo cuando Brockman accedia a traves de una puerta situada al otro lado de la sala. Bosch sabia que era una entrada directa al despacho de Irving. En una ocasion habia trabajado en la investigacion de unos asesinatos en serie en esa sala y bajo el control de Irving.

Ambos hombres volvieron a sentarse el uno enfrente del otro.

– Veamos, pues -empezo Brockman-. Voy a leerle sus derechos, detective Bosch.

Saco una tarjeta de la cartera y procedio a leerle a Bosch las advertencias Miranda. Bosch estaba seguro de que la linea telefonica iba a una grabadora. Eso era algo que querrian tener grabado.

– Veamos -dijo Brockman cuando hubo terminado-. ?Quiere renunciar a esos derechos y hablar con nosotros de esta situacion?

– Ahora es una situacion, ?eh? Pensaba que era un asesinato. Si, renunciare.

– Jerry, ve a buscar un formulario. No tengo ninguno aqui.

Jerry se levanto y salio por la puerta del pasillo. Bosch oyo sus pasos apresurados sobre el linoleo y despues que se abria una puerta. Iba a bajar por la escalera a asuntos internos, en la quinta planta.

– Eh, empecemos por…

– ?No quiere esperar hasta que vuelva su testigo? ?O esta grabando esto secretamente sin mi consentimiento?

Eso inmediatamente puso nervioso a Brockman.

– Si, Bosch, se esta grabando se…, se esta grabando. Pero no secretamente. Antes de que empezaramos le he dicho que estabamos grabandolo.

– Buena maniobra, teniente. Esa ultima frase ha sido muy buena. Tendre que recordarla.

– Ahora empecemos con…

La puerta se abrio y Toliver entro con una hoja de papel. Se la dio a Brockman, quien la examino un momento para asegurarse de que era el formulario correcto y se lo paso a Bosch. Harry lo cogio y rapidamente garabateo una firma en el lugar apropiado. Conocia el formulario. Se lo devolvio a Brockman y este lo dejo en un lado de la mesa sin mirarlo. Asi que no se fijo en que lo que Bosch habia escrito era «capullo».

– De acuerdo, vamos a empezar, Bosch. Diganos donde ha estado en las ultimas setenta y dos horas.

– ?No quiere registrarme antes? ?Y tu, Jerry?

Bosch se levanto, abriendo la americana para que vieran que estaba desarmado. Pensaba que si los provocaba de esta manera harian justo lo contrario y no lo registrarian. Llevar encima la placa de Pounds era una prueba que probablemente lo condenaria si lo descubrian.

– ?Sientese, Bosch! -espeto Brockman-. No vamos a registrarle. Estamos tratando de concederle el beneficio de la duda, pero lo esta poniendo muy dificil.

Bosch volvio a sentarse, aliviado por el momento.

– Veamos, diganos donde estuvo, no tenemos todo el dia.

Bosch penso en ello. Le sorprendia la horquilla horaria que le pedian. Setenta y dos horas. Se pregunto que le habia ocurrido a Pounds y por que no habian estrechado la hora de la muerte a un periodo mas breve.

– Hace setenta y dos horas. Bueno, hace setenta y dos horas era viernes por la tarde y yo estaba en Chinatown, en el edificio Cincuenta y uno cincuenta. Lo que me recuerda que tendria que estar alli dentro de diez minutos, asi que si me disculpan… -Se levanto.

– Sientese, Bosch. Ya nos hemos ocupado de eso. ?Sientese!

Bosch se sento y no dijo nada. No obstante, se sintio decepcionado de perderse la sesion con Carmen Hinojos.

– Vamos, Bosch, diganoslo. ?Que ocurrio despues de eso?

– No recuerdo todos los detalles. Pero cene esa noche en el Red Wind, y tambien pare en el Epicentre a tomar unas copas. Despues fui al aeropuerto a eso de las diez. Tome un vuelo nocturno a Florida, a Tampa, pase el fin de semana alli y volvi aproximadamente una hora y media antes de que ustedes entraran ilegalmente en mi casa.

– No fue ilegal. Teniamos una orden.

– A mi no me mostraron ninguna orden.

– No importa, ?que quiere decir que estuvo en Florida?

– Supongo que significa que estuve en Florida. ?Que cree que significa?

– ?Puede probarlo?

Bosch busco en el bolsillo, saco una carpetita de la linea aerea con el recibo y la deslizo por la mesa.

– Para empezar este es el recibo. Creo que dentro hay otro del coche de alquiler.

Brockman abrio rapidamente la carpetita del pasaje y empezo a leer.

– ?Que estuvo haciendo alli? -pregunto sin levantar la cabeza.

– La doctora Hinojos, la psiquiatra del departamento, dijo que creia que deberia irme. Y pense, ?por que no a Florida? Nunca he estado alli y toda mi vida me ha gustado el zumo de naranja. Pense, ?que diablos!, me voy a Florida.

Brockman estaba crispado de nuevo. Bosch se dio cuenta de que no se esperaba nada semejante. La mayoria de los polis nunca se dan cuenta de lo importante que es para la investigacion la entrevista inicial con un sospechoso o un testigo.

Influia en todas las otras entrevistas e incluso en los testimonios en juicios que seguian. Tenias que estar preparado. Como los abogados, tenias que conocer la mayoria de las respuestas antes de formular las preguntas. El Departamento de Asuntos Internos confiaba tanto en su presencia como factor intimidatorio que la mayoria de los detectives asignados a la division no tenian que prepararse de verdad para las entrevistas. Y cuando se topaban con un callejon sin salida como ese no sabian que hacer.

– De acuerdo, Bosch, eh, ?que hizo en Florida?

– ?Ha oido esa cancion que cantaba Marvin Gaye antes de que lo mataran? Se llama…

– ?De que esta hablando?

– …terapia sexual. Dice que es buena para el alma.

– La he oido -dijo Toliver.

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