– ?Se encuentra bien? -pregunto Hinojos.
– Si.
Bosch saco sus cigarrillos y empezo a encender uno con su Bic.
– Harry, mejor que no lo haga. Esta no es mi consulta.
– No me importa. ?Donde lo encontraron?
– ?Que?
– A Pounds. ?Donde lo encontraron?
– No lo se. ?Se refiere a donde estaba el coche? No lo se. No lo pregunte.
Hinojos lo examino otra vez y se fijo en que la mano que sostenia el cigarrillo estaba temblando.
– Bueno, Harry, eso es todo. ?Que ocurre? ?Que esta pasando?
Bosch la miro un buen rato y asintio con la cabeza.
– Vale, ?quiere saberlo? Yo lo hice. Yo lo mate.
El rostro de ella reacciono inmediatamente, como si hubiera visto el asesinato en primera fila, tan de cerca que le habia salpicado la sangre. Era un rostro horrible. Asqueado. Y retrocedio en la silla como si necesitara unos centimetros mas de separacion de el.
– Usted… Quiere decir que esta historia de Florida era…
– No, no quiero decir que lo mate. No con mis manos. Me refiero a lo que he hecho, a lo que he estado haciendo. Eso lo mato. Provoque que lo mataran.
– ?Como lo sabe? No puede saber seguro que…
– Lo se, creame. Lo se.
Bosch aparto la mirada de la psiquiatra y la poso en una pintura que estaba encima del banco. Una escena de playa. Volvio a mirar a Hinojos.
– Es curioso… -dijo, pero no termino. Se limito a sacudir la cabeza.
– ?Que es curioso, Harry?
Bosch volvio a sentarse y la miro.
– La gente civilizada del mundo, aquellos que se ocultan detras de la cultura y el arte y la politica… e incluso la ley. Es de esos de quienes hay que cuidarse. Tienen un disfraz perfecto. Pero son los mas crueles. Es la gente mas peligrosa de la tierra.
A Bosch le parecio que el dia no iba a terminar nunca, que nunca iba a salir de la sala de conferencias. Despues de que se fue Hinojos, llego el turno de Irving. Entro en silencio y tomo el lugar de Brockman. Entrelazo las manos sobre la mesa pero no dijo nada. Parecia irritado. Bosch penso que quiza habia olido el humo. Eso no le preocupaba, pero el silencio era incomodo.
– ?Que ocurre con Brockman?
– Se ha ido. Ya ha oido que le he dicho que se lo ha cargado. Y usted tambien.
– ?Como es eso?
– Podria haber hablado para salir de aqui. Podria haber dejado que comprobara su historia y terminar con eso. Pero tenia que ganarse otro enemigo. Tenia que ser Harry Bosch.
– En eso es en lo que diferimos, jefe. Alguna vez tendria que salir del despacho y volver a la calle. Yo no me he hecho enemigo de Brockman. El era mi enemigo incluso antes de conocerlo. Todos lo son. Y, ?sabe?, estoy hartandome de que todo el mundo me analice y meta las narices en mi vida. Me estoy cansando.
– Alguien tiene que hacerla. Usted no lo hace.
– No tiene ni idea de eso.
Irving despejo la palida defensa de Bosch con el gesto de quien disipa el humo del cigarrillo.
– ?Y ahora que? -continuo Bosch-. ?Por que esta aqui? ?Va a intentar romper mi coartada? ?Es eso? Brockman esta fuera y usted dentro.
– No necesito romper su coartada. La han comprobado y parece que se sostiene. Brockman y su gente ya han recibido orden de seguir otras vias de investigacion.
– ?Que quiere decir que se ha comprobado?
– Denos un poco de credito, Bosch. Los nombres estaban en su libreta.
Irving busco en su chaqueta y saco la libreta. Se la lanzo a Bosch por encima de la mesa.
– Esa mujer con la que paso la noche alli me dijo lo suficiente para que la creyera. Aunque es posible que hubiera preferido llamar usted mismo. Ella ciertamente parecio confundida con mi llamada. Yo fui bastante cauto en mi explicacion.
– Se lo agradezco. Entonces supongo que soy libre para irme. -Bosch se levanto.
– En sentido tecnico.
– ?Y en otros sentidos?
– Sientese un minuto, detective.
Bosch levanto las manos. Habia llegado hasta ahi. Decidio que podria llegar hasta el final y escuchado todo. Volvio a sentarse en la silla tras expresar una debil protesta.
– Me duele el culo de tanto estar sentado.
– Conocia a Jake McKittrick -dijo Irving-. Lo conocia bien. Los dos trabajamos juntos en Hollywood muchos anos. Pero eso usted ya lo sabe. Por bonito que sea ponerse en contacto con un viejo colega, no puedo decir que haya disfrutado de la conversacion que he tenido con mi viejo amigo Jake.
– Tambien le ha llamado.
– Mientras estaba usted aqui con la doctora.
– Entonces, ?que quiere de mi? El le conto la historia, ?que le falta?
Irving tamborileo la mesa con los dedos.
– ?Que quiero? Lo que quiero es que me diga que lo que esta haciendo, que lo que ha estado haciendo, no esta relacionado en modo alguno con lo que le ha ocurrido al teniente Pounds.
– No puedo, jefe. No se lo que le ha ocurrido salvo que esta muerto.
Irving estudio a Bosch un largo rato, valorando algo, decidiendo si tratado como a un igual y contarle la historia.
– Supongo que esperaba una negacion inmediata. Su respuesta ya sugiere que cree que podria existir una correlacion. No puedo decide lo mucho que eso me inquieta.
– Todo es posible, jefe. Deje que le pregunte esto. Ha dicho que Brockman y su equipo estaban siguiendo otras pistas, otras vias creo que ha dicho. ?Alguna de esas vias es transitable? Me refiero a si Pounds tenia una vida secreta o estan alli fuera persiguiendo las luces de sus faros.
– No hay nada que destaque. Me temo que usted era la mejor pista. Brockman todavia lo cree. Quiere trabajar sobre la hipotesis de que contrato a un sicario de algun tipo y despues volo a Florida para establecer una coartada.
– Si, esa es buena.
– Creo que carece de credibilidad. Le he dicho que lo deje. Por el momento. Y le digo a usted que deje lo que esta haciendo. Esa mujer de Florida suena como la clase de persona con la que podria pasar un tiempo. Quiero que se meta en un avion y vaya con ella. Quedese un par de semanas. Cuando vuelva, hablaremos de su regreso a la mesa de homicidios de Hollywood.
Bosch no estaba seguro de si habia una amenaza en lo que Irving acababa de decir. Si no era una amenaza, era un soborno.
– ?Que cree que estoy haciendo, jefe?
– Yo no creo, yo se lo que esta haciendo. Es facil. Saco el expediente del caso de su madre. Por que lo ha hecho en este momento en particular no lo se
– ?A quien esta protegiendo?
Bosch vio que la ira se abria paso en el rostro de Irving mientras su piel pasaba del rosa a un rojo intenso. Sus ojos parecieron hacerse mas pequenos y oscuros con la furia.
– No insinue nunca una cosa asi. He dedicado mi vida a este departa…
– Es a usted mismo, ?verdad? La conocia. La encontro. Teme que lo arrastre a esto si averiguo algunas cosas. Apuesto a que ya sabia todo lo que McKittrick le conto por telefono.