– Vale, Bosch, la ultima cosa. No hablamos de esto al principio, cuando deberiamos haberlo hecho. ?Puedo usar tu nombre como fuente?
Bosch penso en ello, pero solo unos segundos.
– Si, puedes usarlo. No se cuanto vale mi nombre, pero puedes usado.
– Gracias, ya nos veremos. Eres un colega.
– Si, soy un colega.
Bosch colgo y cerro los ojos. Se adormilo y perdio la nocion del tiempo. Lo interrumpio el telefono. Era Irving y estaba furioso.
– ?Que ha hecho?
– ?A que se refiere?
– Acaba de llamarme una periodista. Dice que llama de parte de Marjorie Lowe. ?Ha hablado con periodistas de esto?
– He hablado con una.
– ?Que le ha dicho?
– Le he dicho lo suficiente para que usted no pueda dinamitar este caso.
– Bosch…
No termino. Hubo un largo silencio y despues Bosch fue el primero en hablar.
– Iban a taparlo todo, ?verdad? A echarlo todo en la basura como hicieron con ella. Despues de todo lo que ha ocurrido, ella todavia no cuenta, ?no?
– No sabe de que esta hablando.
Bosch se incorporo. Estaba furioso. Inmediatamente, le invadio una sensacion de vertigo. Cerro los ojos hasta que se le paso.
– Bueno, entonces, ?por que no me dice lo que yo no se? ?Vale, jefe? Usted es el que no sabe de que esta hablando. He oido lo que han hecho publico. Que podria no haber conexion entre Conklin y Mittel. ?Que clase de…? ?Cree que voy a quedarme aqui sentado? Y Vaughn. Ni siquiera lo menciona. Un puto mecanico con mono, lanza a Conklin por la ventana y esta a punto de hacerme morder el polvo. El mato a Pounds y ni siquiera merece una mencion vuestra. Asi que, jefe, ?por que no me cuenta que cono es lo que no se?
– Bosch, escucheme. ?Escucheme! ?Para quien trabajaba Mittel?
– Ni lo se ni me importa.
– Lo empleaba gente muy poderosa. Algunos de los mas poderosos de este estado, algunos de los mas poderosos del pais. Y…
– ?Me importa una mierda!
– …una mayoria del ayuntamiento.
– ?Y? ?Que me esta diciendo? El ayuntamiento y el gobernador y los senadores y toda esa gente, ?que? ?Ahora tambien estan implicados? ?Tambien les esta cubriendo el culo?
– Bosch, ?puede calmarse y entrar en razon? Escuchese. Por supuesto que no estoy diciendo eso. Lo que estoy tratando de explicarle es que si mancha a Mittel con esto, entonces salpica a mucha gente poderosa que esta asociada con el o que ha usado sus servicios. Eso podria volverse contra este departamento, asi como contra usted o contra mi, con consecuencias incalculables.
Bosch comprendio que eso era todo. Irving el pragmatico habia tomado la decision, probablemente junto con el jefe de policia, de poner al departamento y a ellos mismos por encima de la verdad. El asunto apestaba como la col podrida. Bosch sintio que el cansancio le pasaba por encima como una ola. Se estaba ahogando en ella. Ya tenia bastante.
– Y al lavarles la cara, les esta ayudando de manera incalculable, ?no? Y estoy seguro de que usted y el jefe han estado toda la manana al telefono dejando que aquella gente poderosa lo supiera. Todos estan en deuda con usted, todos le deben una buena al departamento. Es genial, jefe. Es un gran trato. Supongo que no importa que no tenga nada que ver con la verdad.
– Bosch, quiero que vuelva a llamarla. Llame a esa periodista y digale que ha recibido ese golpe en la cabeza y que…
– ?No! No voy a llamar a nadie. Es demasiado tarde. He contado la historia.
– Pero no toda. La historia completa es igualmente danina para usted, ?verdad?
Alli estaba. Irving lo sabia. O bien lo sabia o habia supuesto con acierto que Bosch habia usado el nombre de Pounds y que en ultima instancia era responsable de su muerte. Ese conocimiento era su arma contra Bosch.
– Si no puedo contener esto -agrego Irving-, podria tener que tomar medidas contra usted.
– No me importa -dijo Bosch con calma-. Puede hacerme lo que quiera, pero la historia se va a conocer, jefe. La verdad.
– Pero ?es la verdad? ?Toda la verdad? Lo dudo, y en lo mas profundo usted tambien lo duda. Nunca sabremos toda la verdad.
Siguio un silencio. Bosch aguardo a que Irving dijera algo mas y cuando solo hubo mas silencio, colgo. Despues desconecto el telefono y finalmente se puso a dormir.
Bosch se desperto a las seis a la manana siguiente y con vagos recuerdos de su sueno, que habia sido interrumpido por una cena horrible y las visitas de enfermeras por la noche. Sentia la cabeza espesa. Se toco con suavidad la herida y descubrio que ya no estaba tan tierna como el dia anterior. Se levanto y camino un poco por la habitacion. Parecia haber recuperado el equilibrio.
En el espejo del bano sus ojos eran todavia un batiburrillo de colores, pero la dilatacion de las pupilas se habia reducido. Sabia que era el momento de irse. Se vistio y salio de la habitacion con el maletin en la mano y la americana manchada echada sobre el brazo.
En la sala de enfermeras pulso el boton del ascensor y espero. Se fijo en que una de las auxiliares medicas de detras del mostrador lo miraba. Aparentemente no lo habia reconocido, especialmente vestido de calle.
– Disculpe, ?puedo ayudarle?
– No, estoy bien.
– ?Es usted un paciente?
– Lo era. Me voy. Habitacion cuatrocientos diecinueve. Bosch.
– Espere un momento, senor, ?que esta haciendo?
– Me marcho. Me voy a casa.
– ?Que?
– Envieme la factura.
Las puertas del ascensor se abrieron y Bosch entro.
– No puede hacer eso -lo llamo la enfermera-. Deje que vaya a buscar al medico.
Bosch levanto la mano y le dijo adios.
– ?Espere!
Las puertas se cerraron.
Bosch compro un periodico en el vestibulo y cogio un taxi. Le dijo al conductor que lo llevara a Park La Brea. Por el camino, leyo el articulo de Keisha Russell. Estaba en la primera pagina y era un relato abreviado de lo que el le habia contado el dia anterior. Todo iba acompanado de la advertencia de que el caso seguia bajo investigacion, pero fue grato leerlo.
Se mencionaba a Bosch como fuente y como protagonista del caso. A Irving tambien se lo mencionaba como fuente. Bosch supuso que al final el sub director habia decidido jugarsela con la verdad o con una aproximacion a ella, una vez que Bosch ya la habia hecho correr. Era la opcion mas pragmatica. De este modo daba la sensacion de que mantenia el control de la situacion. Irving era la voz de la razon conservadora en el relato.
Las afirmaciones de Bosch venian seguidas por las advertencias de Irving de que la investigacion aun estaba en panales y que no se habia llegado a conclusiones.
La parte que mas le gusto a Bosch fueron las afirmaciones de algunos estadistas, incluidos varios del ayuntamiento, que expresaban su consternacion tanto por las muertes de Mittel y de Conklin como por su implicacion en asesinatos o en su encubrimiento. El articulo mencionaba tambien que la policia buscaba al empleado de Mittel, Jonathan Vaughn, como sospechoso de asesinato.
El relato era mas tenue en relacion a Pounds. No mencionaba que se sospechara o se supiera que Bosch habia usado el nombre del teniente ni que ese uso hubiera conducido a la muerte de Pounds. El articulo simplemente