– Lo hizo. ?Que pasa?

– Acaba de llamar a alguien para que le leyera el articulo del periodico.

Bosch se sento un poco mas firme. Estaban en Juego. No importaba como le hubieran comunicado la historia a Mackey, lo importante era que queria saber lo que decia.

– ?A quien ha llamado?

– A una mujer llamada Michelle Murphy. Sonaba como una antigua novia. Le ha preguntado si todavia compraba el periodico todos los dias, como si ya no estuviera seguro. Ella le ha dicho que si, y Mackey le ha pedido que le leyera el articulo.

– ?Lo comentaron despues de que ella se lo leyera?

– Si. Ella le ha preguntado si conocia a la chica del articulo. El ha dicho que no, pero luego ha dicho: «Conocia la pistola.» Tal cual. Entonces ella ha dicho que no queria saber nada mas, y eso ha sido todo. Han colgado.

Bosch penso en la nueva informacion. La trampa que habia llevado a cabo habia funcionado. Habia golpeado una roca que no se habia movido en diecisiete anos. Estaba excitado, y sentia la inyeccion de adrenalina en la sangre.

– ?Puedes reproducirnos la grabacion por la linea? -pregunto-. Quiero oirla.

– Creo que podemos -dijo Nord-. Deja que vaya a buscar a uno de los tecnicos que rondan por aqui… Eh, Harry, volvere a lIamarte. Mackey esta haciendo una llamada.

– Vuelve a llamarme.

Bosch cerro rapidamente el telefono de manera que Nord pudiera volver a su monitor. Excitadamente reconto a Rider el informe sobre la llamada de Mackey a Michelle Murphy. Se dio cuenta de que Rider tambien habia captado la tension.

– Puede que funcione, Harry.

Bosch estaba mirando a Mackey a traves de los prismaticos. Estaba sentado detras de la mesa de la oficina y hablando por su telefono movil.

– Vamos, Mackey -susurro Bosch-. Vomitalo. Cuentanos la historia.

Pero entonces Mackey cerro el telefono. Bosch sabia que la llamada habia sido demasiado corta.

Diez segundos despues Nord volvio a llamar a Bosch.

– Acaba de llamar a Billy Blitzkrieg.

– ?Que ha dicho?

– Ha dicho «puede que este en apuros» y «podria necesitar perderme», y entonces Burkhart le ha cortado y ha dicho «no me importa lo que sea, no hables de esto por telefono». Han acordado reunirse cuando Mackey salga de trabajar.

– ?Donde?

– Parecia que en la casa. Mackey ha dicho «?estaras ahi?», y Burkhart ha dicho que estaria. Mackey ha preguntado: «?Y Belinda? ?Sigue ahi?», y Burkhart ha dicho que estaria durmiendo y que no se preocupara por ella. Lo dejaron ahi.

Bosch inmediatamente sintio un mazazo a sus esperanzas de cerrar el caso esa noche. Si Mackey se reunia con Burkhart en el interior de la casa, no oirian lo que se dijera dentro. Quedarian al margen de la confesion para la cual habian organizado la operacion de vigilancia.

– Llamame si hace alguna otra llamada -dijo rapidamente, y colgo.

Miro a Rider, que aguardaba expectante en la oscuridad.

– ?No es bueno? -pregunto ella. Obviamente habia interpretado algo en el tono que Bosch habia usado con Nord.

– No es bueno.

Le explico las llamadas y el obstaculo con el que iban a encontrarse si Mackey se reunia con Burkhart para hablar de su «problema» detras de unas puertas cerradas.

– No todo es malo, Harry -dijo ella despues de oir el relato completo-. Ha hecho una admision solida con la mujer, Murphy, y una admision menor con Burkhart. Nos estamos acercando, asi que no te desanimes. Lo resolveremos. ?Que podemos hacer para conseguir que se reunan fuera de la casa? En un Starbucks, por ejemplo.

– Si, claro. Mackey pidiendo un cortado.

– Ya sabes a que me refiero.

– Aunque los arrastremos fuera de la casa, ?como vamos a acercarnos a ellos? No podemos. Necesitamos que sea una llamada telefonica. Es el punto ciego, mi punto ciego, en todo este asunto.

– Solo hemos de quedarnos bien sentados y ver que pasa. Es lo unico que podemos hacer ahora mismo. Mira, seria bueno tener una oreja en esto, pero quiza no sea el fin del mundo. Todavia tenemos a Mackey al telefono diciendo que tendria que perderse. Si lo hace, si huye, un jurado podria verlo como una sombra de culpa. Y si cogemos eso y lo que ya tenemos en la cinta podria ser suficiente para sacarle mas cuando finalmente lo detengamos. No esta todo perdido, ?vale?

– Vale.

– ?Quieres que se lo cuente yo a Abel? Querra estar informado.

– Si, bien, llamalo. No hay nada de que informar, pero adelante.

– Harry, calmate, ?vale?

Bosch la silencio levantando los prismaticos y mirando a Mackey. Todavia estaba detras del escritorio y parecia sumido en sus pensamientos. El otro hombre del turno de noche, el que Bosch suponia que era Kenny, estaba sentado en otra silla y tenia la cara levantada en angulo para mirar la television. Se estaba riendo de algo que estaba viendo.

Mackey no reia ni miraba. Tenia la cabeza gacha, estaba recordando algo.

La espera hasta medianoche se convirtio en los noventa minutos de vigilancia mas largos que Bosch habia pasado nunca. No ocurrio nada mientras esperaban que la estacion de servicio cerrara y Mackey se dirigiera a su cita con Burkhart. Los telefonos permanecieron en silencio, Mackey no se movio del sitio en su escritorio, y a Bosch no se le ocurrio ningun plan para evitar la cita o infiltrarse de algun modo. Era como si estuvieran paralizados hasta que el reloj diera las doce.

Finalmente las luces exteriores del garaje se apagaron y los dos hombres cerraron el negocio hasta el dia siguiente. Cuando Mackey salio, llevaba el diario que no podia leer. Bosch sabia que iba a mostrarselo a Burkhart y que muy probablemente discutirian el asesinato.

– Y nosotros no estaremos alli -musito Bosch mientras seguia a Mackey a traves de los prismaticos.

Mackey se metio en su Camaro y acelero el motor sonoramente despues de encenderlo. Despues salio a Tampa y se dirigio al sur, hacia su casa, el lugar previsto para la cita. Rider espero un lapso prudencial y salio del aparcamiento del centro comercial, atraveso los carriles de Tampa que iban en direccion norte y se dirigio tambien hacia el sur. Bosch llamo a Nord a la sala de sonido y le dijo que Mackey habia salido del garaje y que deberian cambiar la monitorizacion a la linea de la casa.

Las luces del coche de Mackey estaban tres manzanas por delante. El trafico era escaso, y Rider se mantenia a cierta distancia. Al pasar el aparcamiento en el que Bosch habia dejado su coche se fijo en el Mercedes solo para asegurarse de que seguia alli.

– Oh, oh -dijo Rider.

Bosch miro de nuevo hacia la calle que tenia delante justo a tiempo de ver el coche de Mackey completando un rapido giro de ciento ochenta grados. Se dirigia hacia Bosch y Rider.

– Harry, ?que hago? -pregunto Rider.

– Nada. No hagas nada obvio.

– Viene hacia nosotros. ?Ha de haber visto que le seguiamos!

– Calma. Quizas ha visto mi coche aparcado alli.

El motor bronco del Camaro se oyo mucho antes de que el coche les alcanzara.

Sonaba amenazador y malvado, como un monstruo que rugia y venia hacia ellos.

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