– ?Pero?

– Es que… necesito tiempo.

– Necesito tiempo -repitio Myron-. Eso suena muy parecido a lo de «necesito espacio».

– Ya estas bromeando otra vez.

– No, Ali, no.

25

Habia una razon por la que Aimee Biel habia querido que la dejara en aquel callejon.

Myron se ducho y se puso unos pantalones de chandal. Los otros estaban llenos de sangre. La suya. Se acordo de una frase de Seinfeld sobre los anuncios de detergente que dicen que sacan las manchas de sangre, y que, si tienes manchas de sangre en la ropa, la colada no es tu principal preocupacion.

La casa estaba en silencio, exceptuando los ruidos habituales. Cuando era pequeno y estaba solo por las noches, los ruidos le daban miedo. Ahora le acompanaban, ni le apaciguaban ni le alarmaban. Podia oir un ligero eco mientras cruzaba el suelo de la cocina. El eco solo se producia cuando estaba solo. Penso en eso. Penso en lo que habia dicho Claire, que traia violencia y destruccion, en por que no se habia casado.

Se sento solo a la mesa de la cocina de su casa vacia. No era la vida que habia planeado.

«El hombre planea y Dios dispone.»

Meneo la cabeza. Cuanta razon.

Ya basta de compasion, penso Myron. Lo de «planear» le devolvio a la realidad. A saber: ?que planeaba Aimee Biel?

Habia una razon para que hubiera elegido aquel cajero. Y habia una razon para que hubiera elegido aquel callejon sin salida.

Era casi medianoche cuando Myron cogio el coche y se dirigio hacia Ridgewood. Ahora conocia el camino. Aparco al final del callejon. Apago el coche. La casa estaba a oscuras, como hacia dos noches.

Bien, ?ahora que?

Repaso las posibilidades. Una, Aimee habia entrado realmente en esa casa del final del callejon. La mujer que habia abierto la puerta, la rubia esbelta con la gorra de beisbol, le habia mentido a Loren Muse. O tal vez no lo supiera. A lo mejor Aimee tenia un rollo con su hijo o era amiga de su hija, y ella no lo sabia.

No era probable. Loren Muse no era idiota. Habia estado en la puerta bastante rato. Habria comprobado esos puntos. Si existian, los habria seguido. Asi que Myron lo descarto.

Eso significaba que la casa habia sido una distraccion.

Myron abrio la puerta del coche y salio. La calle estaba silenciosa. Habia una porteria de hockey al final de la calle. Seguramente era un barrio con ninos. Solo habia ocho casas y apenas trafico. Los ninos probablemente jugaban en la calle. Myron vio un aro portatil de baloncesto en uno de los patios. Probablemente tambien jugaban a eso. El callejon era un pequeno patio de recreo.

Un coche doblo la esquina, como cuando habia dejado a Aimee.

Myron entorno los ojos hacia los faros. Ya era medianoche. Solo ocho casas en la calle, todas con las luces apagadas, todos recogidos de noche.

El coche paro detras del suyo. Myron reconocio el Benz plateado incluso antes de que bajara Erik Biel, el padre de Aimee. La luz era escasa, pero Myron noto la rabia en su cara. Le hacia parecer un chiquillo enfadado.

– ?Que demonios haces aqui? -grito Erik.

– Lo mismo que tu, supongo.

Erik se acerco mas.

– Puede que Claire se trague tu historia de que dejaste a Aimee aqui pero…

– Pero ?que, Erik?

El no contesto enseguida. Seguia llevando la camisa y los pantalones bien cortados, pero ya no parecian tan almidonados.

– Solo quiero encontrarla -dijo.

Myron no dijo nada y le dejo hablar.

– Claire cree que puedes ayudar. Dice que eres bueno en estos asuntos.

– Lo soy.

– Eres como el caballero de Claire de brillante armadura -dijo con mas de una pizca de amargura-. No se por que vosotros dos no acabasteis juntos.

– Yo si -dijo Myron-. Porque no nos queremos asi. De hecho, desde que conozco a Claire, eres el unico hombre a quien ella ha amado de verdad.

Erik se agito, fingiendo que no hacia caso, sin conseguirlo.

– Cuando he doblado la esquina, estabas bajando del coche. ?Que ibas a hacer?

– Iba a intentar seguir los pasos de Aimee para imaginar adonde habia ido en realidad.

– ?Que quiere decir «en realidad»?

– Hubo una razon para que eligiera este sitio. Utilizo esta casa como distraccion. No era su destino final.

– Crees que ha huido, ?no?

– No creo que fuera un rapto al azar o algo asi -dijo Myron-. Me guio hasta este sitio concreto. La cuestion es ?por que?

Erik asintio. Tenia los ojos humedos.

– ?Te importa que te acompane?

Si le importaba, pero Myron se encogio de hombros y se dirigio a la casa. Los ocupantes podian despertarse y llamar a la policia. Myron estaba dispuesto a correr el riesgo. Abrio la verja. Por alli habia entrado Aimee. Dio la vuelta como habia hecho ella, hacia la parte trasera de la casa. Habia una puerta corredera de cristal. Erik se quedo en silencio detras de el.

Myron intento abrir la puerta de cristal. Cerrada. Se agacho y deslizo los dedos por la parte baja. Se habia acumulado porqueria. Lo mismo en todo el marco de la puerta. Hacia tiempo que no se habia abierto.

– ?Que? -susurro Erik.

Myron le hizo un gesto para que estuviera callado. Las cortinas estaban echadas. Myron continuo agachado e hizo una pantalla con las manos a los lados de la cara. Miro dentro de la habitacion. No pudo ver mucho, pero parecia una sala familiar corriente. No era el dormitorio de una adolescente. Fue hacia la puerta trasera. Daba a la cocina.

Tampoco era una habitacion de adolescente.

Evidentemente Aimee podia haberlo dicho por decir. Podia haber querido decir que entraba por la puerta trasera para llegar a la habitacion de Stacy, no que el dormitorio estuviera alli. Pero, que caramba, Stacy ni siquiera vivia alli. Asi que de todos modos Aimee le habia mentido descaradamente. Lo demas…, que la puerta no estuviera abierta y no condujera a un dormitorio, eso era solo la guinda.

?Adonde habia ido, entonces?

Se puso a cuatro patas y saco la linterna. Ilumino el suelo. Nada. Esperaba encontrar huellas, pero no habia llovido mucho ultimamente. Apreto la mejilla contra la hierba e intento buscar no tanto huellas como alguna marca en el suelo. Tampoco, nada.

Erik se puso a mirar tambien. No tenia linterna. No habia iluminacion alli atras. Pero miro de todos modos y Myron no se lo impidio.

Unos segundos despues Myron se incorporo. Mantuvo baja la linterna. El jardin media medio acre, tal vez mas. Habia una piscina con otra verja que la circundaba, de casi dos metros de altura, y estaba cerrada. Seria dificil, si no imposible, escalarla. Pero Myron dudaba que Aimee hubiera ido alli a banarse.

El jardin se fundia con el bosque. Myron siguio la linea hacia los arboles. La bonita verja de madera rodeaba todo un lado de la propiedad, pero cuando se alcanzaba la zona boscosa, la barrera se convertia en alambrada. Era mas barata y menos estetica, pero alli, mezclada con las ramas y los matorrales, ?que mas daba?

Myron estaba bastante seguro de lo que iba a encontrar a continuacion.

No era diferente del limite Horowitz-Seiden. Puso la mano sobre la verja y siguio avanzando a traves de los

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