– Investiguemos un poco mas. Hablemos antes con la ex mujer de Rocky Conwell. Veamos si encontramos una relacion entre Conwell y Lawson. Comprueba si su coche aparece en la base de datos.

Sono el telefono. Daley tambien atendia la centralita. Respondio, escucho y luego se volvio hacia Perlmutter.

– ?Quien era?

– Phil, de la comisaria de Ho-Ho-Kus.

– ?Pasa algo?

– Creen que puede haber muerto un agente. Nos piden ayuda.

20

Beatrice Smith era una viuda de cincuenta y tres anos.

Eric Wu estaba otra vez en el Ford Windstar. Tomo por Ridgewood Avenue para ir a la autopista de Garden State en direccion norte. Se dirigio luego al este, hacia el puente de Tappan Zee, por la Interestatal 287. Salio por Armonk, en Nueva York. Ahora circulaba por carreteras secundarias. Sabia exactamente adonde iba. Habia cometido errores, si, pero seguia ateniendose a los principios basicos.

Uno de esos principios basicos era: ten siempre a mano una residencia de reserva.

El marido de Beatrice habia sido un cardiologo muy conocido, llego incluso a alcalde del pueblo. En vida de el, tenian muchos amigos, pero eran todos parejas. Cuando Maury -asi se llamaba el marido- murio de un infarto, esos amigos siguieron al lado de Beatrice durante un par de meses y luego desaparecieron. Su unico hijo, varon y medico como su padre, vivia en San Diego con su mujer y tres hijos. Ella conservo la casa, la misma casa que habia compartido con Maury, pero era grande y solitaria. Beatrice estaba pensando en venderla y trasladarse a Manhattan, pero en esos momentos los precios andaban por las nubes. Y tenia miedo. Solo conocia Armonk. ?Seria peor el remedio que la enfermedad?

Le habia contado todo eso por Internet al ficticio Kurt McFaddon, un viudo de Filaldelfia que estaba planteandose ir a vivir a Nueva York. Wu entro en su calle y disminuyo la velocidad. La zona era tranquila, boscosa y muy aislada. Era tarde. A esa hora una falsa entrega de un paquete no servia. No habia tiempo ni necesidad de sutilezas. Wu no podria dejar con vida a esa anfitriona.

No existia ningun vinculo que relacionase a Beatrice Smith con Freddy Sykes.

En pocas palabras, nadie debia encontrar a Beatrice Smith. Nunca.

Wu aparco, se puso los guantes -esta vez nada de huellas dactilares- y se acerco a la casa.

21

A las cinco de la manana, Grace se envolvio en un albornoz -el de Jack- y bajo. Siempre se ponia la ropa de Jack. El le pedia gentilmente que usara lenceria, pero ella preferia las chaquetas de los pijamas de el. «?Que?», preguntaba ella, posando. «No esta mal -contestaba el-, pero ?por que no te pruebas solo el pantalon? Eso si seria espectacular.» Grace meneo la cabeza al acordarse y entro en la habitacion del ordenador.

Lo primero que hizo fue comprobar la nueva direccion de correo electronico empleada para recibir las respuestas de su spam con la foto. Lo que vio la sorprendio.

No habia respuestas.

Ni una sola.

?Como podia ser? Cabia la posibilidad, supuso, de que nadie hubiera reconocido a la mujer de la foto. Se habia preparado para eso. Pero ya habian enviado cientos de miles de mensajes. Aun teniendo en cuenta los filtros de spam y demas, alguien deberia de haber contestado, aunque fuese con un improperio, algun chiflado con demasiado tiempo libre, o alguien que, harto de la avalancha de spam, necesitara desahogarse.

Alguien.

Pero no habia recibido ni una sola respuesta.

?Eso que significaba?

La casa estaba en silencio. Emma y Max aun dormian. Tambien Cora. Esta roncaba, tumbada cara arriba con la boca abierta.

«Cambia de tactica», penso Grace.

Sabia que Bob Dodd, el periodista asesinado, era su mejor y, quiza, su unica pista, y tambien una pista bastante endeble, como no le quedaba mas remedio que aceptar. No tenia ningun numero de telefono de nadie relacionado con el, de ningun familiar, ni siquiera una direccion. Aun asi, Dodd habia trabajado para un periodico bastante importante, el New Hampshire Post. Decidio empezar por ahi.

Los periodicos en realidad nunca cierran, o al menos eso supuso Grace. Alguien tenia que estar de guardia en el Post, atendiendo las llamadas, por si surgia una noticia importante. Penso asimismo que un periodista obligado a trabajar a las cinco de la manana quizas estuviese aburrido y mas dispuesto a hablar con ella. Asi que descolgo el auricular.

Grace no sabia muy bien como plantearlo. Contemplo distintas posibilidades; por ejemplo, podia hacerse pasar por una periodista que preparaba un articulo y queria pedir ayuda de colega a colega, pero no estaba segura de hacerlo de manera convincente.

Al final decidio atenerse a la verdad lo maximo posible.

Pulso *67 para bloquear el identificador de llamada. El periodico tenia un telefono de atencion al publico gratuito, pero Grace no lo uso. No se podia bloquear el identificador para llamar a numeros gratuitos. Lo habia leido en algun sitio y lo habia guardado en el armario del fondo del cerebro, el mismo donde guardaba informacion como la de que Daryl Hannah era la protagonista de Un, dos, tres… Splash o Esperanza Diaz la luchadora apodada Pequena Pocahontas, el mismo que le habia valido a Grace su fama, en palabras de Jack, de «Senora de los Datos Inutiles».

Las primeras dos llamadas al New Hampshire Post no condujeron a nada. El que estaba a cargo de las noticias de ultima hora no quiso ni tomarse la molestia de oirla. Habia conocido muy poco a Bob Dodd y apenas la escucho. Grace espero veinte minutos y volvio a intentarlo. Esta vez le pusieron con la seccion metropolitana, donde una mujer que parecia muy joven informo a Grace que acababa de entrar en el periodico, que ese era el primer trabajo de su vida y que no conocia a Bob Dodd, pero, caramba, ?verdad que era horrible lo que le habia ocurrido?

Grace volvio a comprobar el correo. Seguia sin llegar nada.

– ?Mama!

Era Max.

– ?Mama, ven enseguida!

Grace subio por la escalera a toda prisa.

– ?Que pasa, carino?

Max estaba sentado en la cama y se senalaba el pie.

– Me esta creciendo el dedo demasiado deprisa.

– ?El dedo?

– Mira.

Grace se acerco y se sento.

– ?Lo ves?

– ?Que he de ver, carino?

– El segundo dedo -explico-. Es mas grande que el dedo gordo. Esta creciendo demasiado deprisa.

Grace sonrio.

– Eso es normal, carino.

– ?Que?

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