Wu no dijo nada. No le gustaba la idea, pero callo.
– Ya nos ocuparemos nosotros -anadio la voz por el telefono, y colgo.
28
– Josh miente -dijo Grace.
Estaban otra vez en Main Street. Amenazaba lluvia, pero de momento la humedad dominaba el dia. Scott Duncan senalo unas tiendas con la barbilla.
– Me tomaria algo en un Starbucks -dijo-. Espere. ?Cree que miente?
– Esta nervioso. Es distinto.
Scott Duncan abrio la puerta de vidrio. Grace entro. Habia cola en el Starbucks. En los Starbucks siempre parecia haber cola. Por los altavoces se oia una cancion antigua de una cantante de blues, Billie Holiday, Dinah Washington o Nina Simone. Luego pusieron otra de una chica con una guitarra acustica, Jewel o Aimee Mann o Lucinda Williams.
– ?Y sus contradicciones? -pregunto ella.
Scott Duncan fruncio el entrecejo.
– ?Que?
– ?Cree que nuestro amigo Josh es de los que estan dispuestos a cooperar con las autoridades? -pregunto el.
– No.
– Entonces, ?que esperaba que dijera?
– Segun su jefe, le surgio una urgencia familiar. Y el nos ha dicho que estaba enfermo.
– Si, es una contradiccion -coincidio el.
– ?Pero?
Scott Duncan se encogio de hombros de manera exagerada, imitando a Josh.
– He llevado muchos casos. ?Y sabe que he descubierto sobre las contradicciones?
Ella nego con la cabeza. De fondo se oia el ruido de la batidora, un zumbido semejante al de una aspiradora de tunel de lavado.
– Que existen. Me preocuparia mas si no hubiera unas pocas contradicciones. La verdad siempre es confusa. Si su historia hubiese sido impecable, sospecharia. Me preguntaria si la habia ensayado antes. No es tan dificil decir una mentira coherente, y en el caso de este chico, si le preguntas dos veces que ha desayunado, seguro que mete la pata.
La cola fue avanzando. El camarero les tomo nota. Duncan miro a Grace. Ella pidio un americano con hielo, y no quiso agua. El asintio y dijo:
– Que sean dos.
Pago con una tarjeta de Starbucks. Esperaron los cafes junto a la barra.
– ?Cree que decia la verdad, pues? -pregunto Grace.
– No lo se. Pero no ha dicho nada que me pareciera alarmante.
Grace no estaba tan segura.
– Tuvo que ser el.
– ?Por que?
– No pudo ser nadie mas.
Cogieron los cafes y encontraron una mesa junto a la ventana.
– Vuelva a contarmelo.
– A contarle ?que?
– Todo, desde el principio. Fue a buscar las fotos. Josh se las entrego. ?Las miro enseguida?
Grace alzo la vista y la desvio hacia la derecha, intentando recordar los detalles.
– No.
– Bien, asi que se llevo el paquete. ?Lo guardo en el bolso o algo asi?
– No, me lo quede en la mano.
– ?Y luego que hizo?
– Me meti en el coche.
– ?Y llevaba el paquete encima?
– Si.
– ?Donde lo puso?
– En la consola. Entre los dos asientos delanteros.
– ?Y adonde fue?
– A recoger a Max en la escuela.
– ?Paro en algun sitio en el camino?
– No.
– ?Estuvieron las fotos en su poder todo el tiempo?
Grace sonrio a su pesar.
– Oyendolo, me siento como si estuviese en el mostrador de facturacion de un aeropuerto.
– Ya no preguntan esas cosas.
– Hace tiempo que no viajo en avion. -Sonrio estupidamente y comprendio de pronto por que habia dado ese rodeo absurdo en la conversacion. El tambien lo noto. Ella habia caido en la cuenta de algo, de algo en lo que en realidad no queria ahondar.
– ?Que? -pregunto el.
Ella meneo la cabeza.
– Es posible que yo no haya visto que Josh ocultaba algo. Pero usted es mas facil de interrogar. ?Que ocurre?
– Nada.
– Vamos, Grace.
– Las fotos estuvieron siempre en mi poder.
– ?Pero?
– Mire, estamos perdiendo el tiempo. Se que fue Josh. Tuvo que ser el.
– ?Pero?
Ella respiro hondo.
– Solo voy a decirlo una vez, para poder desecharlo y seguir adelante con nuestras vidas.
Duncan asintio.
– Hay una persona que
– ?Quien?
– Yo estaba en el coche esperando a Max. Abri el sobre y mire el primer par de fotos cuando de pronto entro mi amiga Cora.
– ?Entro en su coche?
– Si.
– ?Donde se sento?
– En el asiento del acompanante.
– ?Y las fotos estaban en la consola a su lado?
– No, ya no. -Se le quebro la voz por la irritacion. Aquello no le gustaba nada-. Se lo acabo de decir. Estaba mirandolas.
– Pero ?las puso en algun sitio?
– Al final si, supongo.
– ?En la consola?
– Supongo. No me acuerdo.
– Asi que ella tuvo acceso.