tactica que empleaba Emma cada noche para demostrar su afecto y aplazar la hora de irse a dormir.
– ?Alguna novedad en el diario? -pregunto Jack.
Emma asintio. Tenia la mochila junto a la cama. Metio la mano y saco su diario de la escuela. Paso las paginas y se lo dio a su padre.
– Estamos haciendo poesia -dijo Emma-. Hoy he empezado una.
– Que bien. ?Quieres leerla?
Emma estaba radiante. Jack tambien. Se aclaro la garganta y empezo a recitar:
Grace observo la escena desde la puerta. Ultimamente Jack llegaba muy tarde. En general a Grace no le importaba. Los momentos de tranquilidad escaseaban cada vez mas. Necesitaba ese solaz. La soledad, precursora del aburrimiento, es propicia para el proceso creativo. En eso consistia la meditacion artistica: en aburrirse hasta tal punto que por fuerza tenia que surgir la inspiracion, aunque solo fuese para conservar la cordura. Un escritor amigo suyo le explico una vez que la mejor cura para el bloqueo del escritor era leer una guia de telefonos. Si uno se aburria lo suficiente, la Musa se veria obligada a abrirse paso incluso por las arterias mas obstruidas.
Cuando Emma acabo, Jack se reclino y exclamo:
– ?Vaya!
Emma puso la cara que acostumbraba cuando se enorgullecia de si misma pero no queria que se le notara. Se mordio el labio inferior.
– Es el mejor poema que he oido en la vida -dijo Jack.
Emma se encogio de hombros y agacho la cabeza.
– Solo son las dos primeras estrofas.
– Pues son las dos mejores estrofas que he oido en mi vida.
– Manana escribire uno sobre hockey.
– Por cierto…
Emma se irguio.
– ?Que?
Jack sonrio.
– He comprado entradas para ver a los Rangers en el Garden este sabado.
Emma, perteneciente al grupo de seguidoras del equipo de hockey, rival del grupo que idolatraba al ultimo conjunto musical de chicos, dio un grito de alegria y tendio las manos para abrazarlo otra vez. Jack puso los ojos en blanco y lo acepto. Hablaron del ultimo partido del equipo y de sus posibilidades de ganar a los Minnesota Wild. Poco despues Jack se libero de su abrazo. Le dijo a su hija que la queria. Ella le respondio que tambien lo queria. Jack se dirigio a la puerta.
– Tengo que comer algo -susurro a Grace.
– Hay sobras de pollo en la nevera.
– ?Por que no te pones algo mas comodo?
– La esperanza es lo ultimo que se pierde.
Jack enarco una ceja.
– ?Sigues temiendo no ser suficiente mujer para mi?
– Ah, por cierto, tengo que contarte algo.
– ?Que?
– Algo sobre la cita de Cora de anoche.
– ?Interesante?
– Enseguida bajo.
Jack enarco la otra ceja y bajo silbando. Grace espero a que la respiracion de Emma fuera mas profunda antes de seguirlo. Apago la luz y se quedo mirando un momento. Esa era funcion de Jack. Por las noches recorria los pasillos, insomne, vigilandolos en sus camas. A veces ella se despertaba en plena noche y se encontraba con el espacio a su lado vacio. Jack estaba junto a alguna de las puertas, con los ojos vidriosos. Ella se acercaba y el decia: «Los quiere uno tanto…». No necesitaba decir nada mas. Ni siquiera necesitaba decir eso.
Jack no la oyo acercarse, y por alguna razon, una razon que Grace no desearia expresar con palabras, ella procuro no hacer ruido. Jack estaba de pie con la cabeza agachada, tenso, de espaldas a ella. Eso resultaba insolito. Por lo general, Jack era un hombre muy activo, en continuo movimiento. Al igual que Max, era incapaz de estar quieto. No paraba de moverse. Cuando se sentaba, le temblaba la pierna. Era pura energia.
Pero en ese momento mantenia la mirada fija en la encimera de la cocina -en la extrana fotografia concretamente-, inmovil como una estatua.
– ?Jack?
El se enderezo, sobresaltado.
– ?Y esto que cono es?
Tenia el pelo, advirtio Grace, un poco mas largo de lo debido.
– Dimelo tu.
Jack no contesto.
– Ese eres tu, ?no? ?El de la barba?
– ?Que? No.
Ella lo miro. El parpadeo y desvio la vista.
– Hoy he ido a recoger las fotos -explico ella-. A Photomat.
El no dijo nada. Ella se acerco.
– Esa foto estaba con las demas.
– Un momento. -Jack levanto la mirada repentinamente-. ?Estaba con nuestras fotos?
– Si.
– ?Que fotos?
– Las que sacamos en el manzanar.
– Eso es absurdo.
Ella se encogio de hombros.
– ?Quienes son las personas de la foto?
– ?Y yo que se?
– La rubia a tu lado -dijo Grace-. Con el aspa en la cara. ?Quien es?
Sono el movil de Jack. Lo saco como un pistolero que desenfunda su arma en un duelo. Murmuro un saludo, escucho, tapo el microfono con la mano y dijo: «Es Dan». El investigador con el que trabajaba en el Laboratorio Pentocol. Agacho la cabeza y se dirigio a la leonera.
Grace subio a su habitacion. Empezo a prepararse para irse a la cama. Lo que habia empezado como una