– Me estas asustando.
– ?Crees que te haria dano?
– No.
– ?Entonces?
– Solo creo que sera lo mejor…
– ?Que le has dicho de mi?
La pregunta la cogio desprevenida.
– ?A Scott Duncan?
– ?Le has hablado de mi a alguien mas?
– ?Como? No.
– Entonces, ?que le has dicho a Scott Duncan de mi?
– Nada. -Grace intento pensar-. En cualquier caso, ?que podia decirle?
– Buena respuesta. -Asintio, mas para si que para Grace-. Pero no me has explicado por que fue a verte el senor Duncan. -Vespa cruzo las manos y las apoyo en el regazo-. Me gustaria mucho conocer los detalles.
Grace no queria contarselo -no queria que el se involucrara mas en el asunto-, pero era ineludible.
– Era por su hermana.
– ?Que pasa con ella?
– ?Te acuerdas de la chica de la foto con la cara tachada?
– Si.
– Se llamaba Geri Duncan. Era su hermana.
Vespa fruncio el entrecejo.
– ?Y por eso fue a verte?
– Si.
– ?Porque su hermana salia en la foto?
– Si.
Vespa se reclino en el asiento.
– ?Y que le paso a su hermana?
– Murio en un incendio hace quince anos.
Para sorpresa de Grace, Vespa no hizo mas preguntas. No pidio aclaraciones. Simplemente se volvio a mirar por la ventanilla y ya no hablo hasta que el coche se detuvo en el camino de entrada. Grace intento abrir la puerta para salir, pero tenia algun sistema de bloqueo, como el que usaba ella cuando los ninos eran pequenos, y no pudo abrir desde dentro. El chofer fornido dio la vuelta y tiro de la manilla de la puerta. Grace queria preguntar a Carl Vespa que pensaba hacer, si realmente los dejaria obrar por su cuenta, pero algo en su actitud no encajaba.
Llamarlo habia sido un error. Pedirle ahora que se quedara al margen quizas hubiese empeorado las cosas.
– Dejare a mis hombres hasta que recojas a los ninos de la escuela -dijo, todavia sin mirarla-. Despues te quedaras sola.
– Gracias.
– ?Grace?
Ella se volvio hacia el.
– No debes mentirme nunca -dijo el con voz gelida.
Grace trago saliva. Quiso disentir, decirle que no le habia mentido, pero temio dar la impresion de que se ponia demasiado a la defensiva, de que protestaba demasiado. Asi que se limito a asentir.
No hubo despedidas. Grace recorrio el camino sola. Ahora su paso vacilante no se debia solo a la cojera.
?Que habia hecho?
Penso en como le convenia actuar a continuacion. Su cunada lo habia dicho bien: «Protege a los ninos». Si Grace estuviera en el lugar de Jack, si hubiera desaparecido por la razon que fuese, es lo que ella habria querido. «Olvidate de mi -le diria-. Pon a los ninos a salvo.»
Asi que ahora, le gustara o no, Grace abandonaba la operacion rescate. Jack se quedaba solo.
Haria las maletas. Esperaria hasta las tres, la hora de salida de la escuela, recogeria a los ninos y se irian a Pensilvania. Buscaria un hotel donde no hiciera falta tarjeta de credito. O una pension. O una habitacion de alquiler. Lo que fuese. Llamaria a la policia, tal vez incluso a ese tal Perlmutter. Le diria lo que estaba pasando. Pero antes necesitaba a sus hijos. En cuanto estuvieran a salvo, en cuanto los tuviera en su coche y en la carretera, se sentiria bien.
Llego a la puerta. Habia un paquete en el portal. Se agacho y lo recogio. La caja tenia el logo de
Eran las carpetas de Bob Dodd.
40
Wade Larue estaba sentado al lado de su abogada, Sandra Koval.
Toda la ropa que llevaba era nueva. La sala no olia a carcel, esa espantosa mezcla de descomposicion y desinfectante, de celadores gordos y orina, de manchas que no se quitan nunca, y eso de por si era un cambio extrano. La carcel se convierte en tu mundo, y salir de ella es un sueno imposible, como imaginar la vida en otro planeta. A Wade Larue lo habian encerrado a los veintidos anos. Ahora tenia treinta y siete. Eso significaba que se habia pasado casi toda su vida de adulto entre rejas. Ese olor, ese espantoso olor, era lo unico que conocia. Si, todavia era joven. Tenia, como repetia Sandra Koval como un mantra, toda una vida por delante.
Pero no era eso lo que sentia en ese momento.
La vida de Wade Larue se habia ido al traste por culpa de una obra de teatro escolar. En el pueblo de Maine donde se crio, todo el mundo coincidia en que Wade tenia talento para la interpretacion. Era un estudiante pesimo. No era muy buen atleta. Pero se le daba bien cantar y bailar y, sobre todo, tenia lo que un critico local llamo -eso despues de ver a Wade encarnar a Nathan Detroit en
Antes del ultimo curso del instituto, el senor Pearson, el director de teatro de la escuela, llamo a Wade a su despacho para hablarle de su «sueno imposible». El senor Pearson siempre habia querido representar
Pero al llegar septiembre el senor Pearson se fue del instituto y el senor Arnett ocupo su cargo. Hizo las pertinentes pruebas -lo que para Wade Larue era una simple formalidad-, pero el senor Arnett adopto una actitud hostil con el. Para sorpresa de todo el pueblo, al final eligio a Kenny Thomas, que no tenia el menor talento, para el papel de don Quijote. El padre de Kenny era corredor de apuestas y se decia que el senor Arnett le debia veinte mil dolares. Eso lo explicaba todo. A Wade le ofrecieron el papel del barbero -?una sola cancion!- y al final abandono la obra.
Prueba de la ingenuidad de Wade es que creyo que al abandonar la obra el pueblo se escandalizaria. Cada instituto tiene sus estereotipos. El delantero de futbol guapo. El capitan de baloncesto. El presidente de la escuela. El actor principal de todas las obras de teatro de la escuela. Creyo que los habitantes del pueblo protestarian contra la injusticia cometida. Pero nadie dijo nada. Al principio, Wade penso que era porque le tenian miedo al padre de Kenny y sus posibles relaciones con la mafia, pero la verdad era mucho mas sencilla: les daba igual. ?Por que habria de importarles?
Es muy facil entrar poco a poco en un territorio peligroso. La linea es muy delgada, muy fragil. Basta con pisarla, aunque solo sea un segundo, y a veces, en fin, a veces ya no se puede dar marcha atras. Tres semanas mas tarde Wade Larue se emborracho, entro en la escuela y destrozo los decorados de la obra. La policia lo cogio y lo expulsaron de la escuela.
Y asi empezo la caida.