maletas y se pregunto adonde iria, cuanto duraria el viaje. Se sorprendio cuando Grace se desvio por calles secundarias. Se sorprendio todavia mas cuando se detuvo junto al patio de una escuela.

Claro. Eran casi las tres. Habia ido a recoger a sus hijos.

Volvio a pensar en las maletas y en lo que podrian significar. ?Tenia la intencion de recoger a los ninos e irse de viaje? Si era asi, a lo mejor se iba muy lejos. A lo mejor no se detenia hasta pasadas varias horas.

Wu no queria esperar varias horas.

O bien volvia directa a casa, a la proteccion de los dos hombres apostados fuera y del que estaba dentro. Eso tampoco le convenia. Tendria los mismos problemas que antes, y encima, en cualquiera de los dos casos, estarian los ninos de por medio. Wu no era sanguinario ni sentimental. Era pragmatico. Llevarse a una mujer cuyo marido ya habia huido podia despertar sospechas e incluso involucrar a la policia, pero si a eso se anadian cadaveres, posiblemente dos ninos muertos, la atencion se volveria casi insoportable.

No, comprendio Wu. Lo mejor seria llevarse a Grace Lawson alli mismo. Antes de que los ninos salieran de la escuela.

Eso significaba que no tenia mucho tiempo.

Las madres empezaron a agolparse y mezclarse, pero Grace Lawson se quedo en su coche. Parecia leer algo. Eran las tres menos diez. Eso significaba que Wu disponia de diez minutos. En ese momento se acordo de la anterior amenaza. Le habian dicho a Grace que se llevarian a sus hijos. En ese caso, era muy posible que tambien hubiera hombres vigilando la escuela.

Tenia que comprobarlo de inmediato.

No tardo mucho. La furgoneta estaba aparcada a una manzana, al final de una calle sin salida. Demasiado evidente. Wu se planteo la posibilidad de que hubiera mas de una. Miro rapidamente alrededor y no vio nada. De todos modos, no tenia tiempo. Debia actuar. Faltaban cinco minutos para que acabaran las clases. En cuanto aparecieran los ninos, las cosas se complicarian de manera exponencial.

Wu llevaba ahora el pelo moreno y unas gafas de montura dorada. Vestia ropa deportiva y amplia. Intento adoptar una actitud timida mientras caminaba hacia la furgoneta. Miro alrededor como si estuviera perdido. Fue derecho hacia la puerta de atras y, justo cuando estaba a punto de abrirla, un hombre calvo con la frente empapada en sudor asomo la cabeza.

– ?Que quieres, amigo?

El hombre vestia un chandal de velveton azul. No llevaba camiseta debajo de la chaqueta, y se le veia el vello del pecho. Era corpulento y recio. Wu tendio la mano derecha y cogio al hombre por la nuca. Levanto el otro brazo y le hundio la nuez con el codo izquierdo. La garganta simplemente cedio. Se le partio la traquea como una fragil rama. El hombre se desplomo, sacudiendose como un pescado en un muelle. Wu lo empujo hacia el interior de la furgoneta y entro.

Dentro encontro el mismo walkie-talkie, unos prismaticos y una pistola. Wu se metio el arma bajo el cinturon. El hombre seguia agitandose. No viviria mucho tiempo.

Faltaban tres minutos para que sonara el timbre de la escuela.

Wu cerro la puerta de la furgoneta al salir y se alejo a toda prisa. Volvio a la calle donde habia aparcado Grace Lawson. Las madres se hallaban junto a la valla esperando a los ninos. Grace Lawson ya habia salido del coche y estaba sola. Eso facilitaria las cosas.

Wu se dirigio hacia ella.

Al otro lado del patio, Charlaine Swain pensaba en las reacciones en cadena y en las piezas de domino que caian.

Si Mike y ella no hubiesen tenido problemas.

Si ella no hubiese iniciado esa danza perversa con Freddy Sykes.

Si ella no hubiese mirado por la ventana cuando Eric Wu estaba alli.

Si ella no hubiese abierto el guardallaves y llamado a la policia.

Pero en ese momento, mientras pasaba junto al patio de la escuela, las piezas de domino caian mas en el presente: si Mike no hubiese despertado, si no hubiese insistido en que se ocupara de los ninos, si Perlmutter no le hubiese preguntado por Grace Lawson…, en fin, sin todo eso Charlaine no habria dirigido la mirada hacia donde estaba Grace Lawson.

Pero Mike habia insistido. Le habia recordado que los ninos la necesitaban. Asi que alli estaba. Recogiendo a Clay en la escuela. Y efectivamente Perlmutter habia preguntado a Charlaine si conocia a Jack Lawson. De modo que cuando Charlaine llego al patio de la escuela, fue normal, si no inevitable, que mirara alrededor en busca de la mujer de ese hombre.

Por eso Charlaine miraba en ese momento a Grace Lawson.

Incluso sintio la tentacion de acercarse -?acaso no habia sido esa una de las razones por las que habia ido a buscar a Clay?-, pero cuando vio que Grace cogia el movil y empezaba a hablar, Charlaine decidio mantener las distancias.

– Hola, Charlaine.

Una mujer, una madre popular y parlanchina que antes ni se dignaba darle la hora a Charlaine, se habia detenido ante ella con cara de aparente preocupacion. El periodico no habia mencionado el nombre de Mike, solo el tiroteo, pero en un pueblo pequeno las noticias vuelan.

– Me he enterado de lo de Mike ?Esta bien?

– Perfectamente.

– ?Que paso?

Otra mujer se acerco sigilosamente por la derecha. Otras dos se encaminaron hacia ella. Y luego dos mas. Ahora venian ya de todas direcciones, esas madres que se acercaban, que se interponian en su camino, casi tapandole la vista.

Casi.

Por un instante Charlaine no pudo moverse. Se quedo petrificada al verlo acercarse a Grace Lawson.

Habia cambiado de aspecto. Ahora llevaba gafas. Ya no tenia el pelo rubio. Pero no cabia duda. Era el mismo hombre.

Era Eric Wu.

A mas de trescientos metros, Charlaine se estremecio cuando Wu apoyo la mano en el hombro de Grace. Lo vio agacharse y susurrarle algo al oido.

Y entonces vio que el cuerpo entero de Grace Lawson se ponia rigido.

Grace se sintio intrigada por el hombre asiatico que caminaba hacia ella.

Supuso que simplemente pasaria de largo. Era demasiado joven para ser un padre. Grace conocia a casi todos los profesores. No era uno de ellos. Debia de ser un nuevo profesor en practicas. Seguro que era eso. En realidad tampoco se fijo mucho en el. Tenia la cabeza en otras cosas.

En cualquier caso, llevaba ropa suficiente para unos cuantos dias. Grace tenia una prima que vivia cerca de Penn State, justo en medio de Pensilvania. Tal vez podia ir alli. Grace no la habia llamado para avisar. No queria dejar ningun rastro.

Tras meter la ropa en las maletas, habia cerrado la puerta de su dormitorio. Cogio la pequena pistola que Cram le habia dado y la dejo en la cama. Se quedo un buen rato mirandola. Siempre se habia opuesto con vehemencia a las armas. Como la mayoria de las personas racionales, temia las consecuencias de tener un arma asi en una casa. Pero Cram lo habia expresado de manera sucinta el dia anterior: ?Acaso sus hijos no habian sido amenazados?

El comodin.

Grace se cino la pistolera de nilon al tobillo de la pierna ilesa. Le resultaba incomoda y le picaba la piel. Se puso unos vaqueros un poco acampanados. La pistola estaba tapada, pero la pernera dejaba espacio suficiente. Se veia un bulto bajo la tela, pero no mas que si llevara botas.

Cogio el paquete de Bob Dodd procedente de su despacho en el New Hampshire Post y se marcho a la escuela. Como disponia de unos minutos, se quedo en el coche y empezo a inspeccionar el contenido del paquete. Grace no tenia ni idea de que esperaba encontrar. Habia varios objetos tipicos de escritorio: una pequena bandera americana, un tazon de Ziggy, un sello con el remitente, un pequeno pisapapeles de plexiglas. Habia boligrafos, lapices, gomas, sujetapapeles, liquido corrector, tachuelas, notas Post-

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