– ?Por que, Quentin? -Las palabras parecieron flotar suavemente a traves de la estancia-. ?Por que?
Rowe se volvio y se encontro con la mirada de Sidney fija en el. Respiro profundamente.
– Cuando compro mi empresa, Gamble redacto los documentos legales de tal modo que tecnicamente controlaba mis ideas, todo. En esencia, me poseyo tambien a mi. -Por un momento, miro al ahora docil Gamble, con una expresion de asco apenas disimulada. Luego se volvio a mirar a Sidney y adivino sus pensamientos-. Si, ya se, la pareja mas extrana del mundo.
Se sento ante la mesa, delante del ordenador y miro fijamente la pantalla mientras seguia hablando. La cercania del equipo de alta tecnologia parecia tranquilizar aun mas a Quentin Rowe.
– Pero, entonces, Gamble perdio todo su dinero. Mi empresa no iba a ninguna parte. Le rogue que me permitiera librarme del trato acordado entre nosotros, pero dijo que me perseguiria ante los tribunales durante anos si me atrevia a nacerlo. No sabia que hacer. Entonces, Steven conocio a Lieberman y se concibio el complot.
– Pero tu hiciste matar a Page. ?Por que? -Rowe no contesto-. ?Intentaste descubrir quien le transmitio el sida? -Robert seguia sin contestar. Unas lagrimas cayeron sobre el teclado-. ?Quentin?
– Yo se lo transmiti. ?Yo lo hice! -exploto Rowe desde su silla. Se levanto, se tambaleo un momento y luego se derrumbo de nuevo sobre el asiento. Continuo hablando con un tono de voz doloroso-: Cuando Steve me dijo que las pruebas dieron positivo, no pude creerlo. Pensamos que podia haber sido Lieberman. Conseguimos una copia de su expediente medico. Estaba limpio. Fue entonces cuando me someti a un examen. -Le empezaron a temblar los labios-. Y entonces me dijeron que yo tambien era seropositivo. Lo unico en lo que se me ocurrio pensar fue en una condenada transfusion de sangre que me hicieron cuando tuve un accidente de coche. Comprobe las cosas con el hospital y descubri que algunos otros pacientes sometidos a cirugia tambien habian contraido el virus durante el mismo periodo. Se lo conte todo a Steven. Me importaba mucho. Jamas me habia sentido tan culpable en toda mi vida. Creia que el lo comprenderia. -Rowe respiro profundamente-. Pero no fue asi.
– ?Amenazo con delatarte? -pregunto Sidney.
– Habiamos llegado demasiado lejos, trabajado demasiado duro. Steven ya no podia pensar con claridad y una noche… -Rowe sacudio la cabeza, sumido en el mas completo abatimiento-. Una noche acudio a mi apartamento. Estaba muy bebido. Me dijo lo que iba a hacer. Iba a contarle a todo el mundo lo de Lieberman, el plan de chantaje. Todos iriamos a la carcel. Le dije que hiciera lo que le pareciera mas correcto. -Rowe hizo una nueva pausa, con la voz quebrada-. A menudo le administraba sus dosis diarias de insulina, y tenia una reserva en mi apartamento, porque a el siempre se le olvidaba. -Rowe miro las lagrimas que ahora caian sobre sus manos-. Steven se tumbo en el sofa. Mientras dormia, le inyecte una sobredosis de insulina, lo desperte y lo envie en un taxi a su casa. -Tras una pausa, Rowe anadio con voz serena-: Y murio. Mantuvimos nuestra relacion en secreto. La policia ni siquiera me interrogo. -Miro a Sidney-. Lo comprendes, ?verdad? Tenia que hacerlo. Todo por mis suenos, por mi vision del futuro. -Su tono de voz era casi suplicante. Sidney no le dijo nada. Finalmente, Rowe se levanto y se limpio las lagrimas-. La CyberCom era la ultima pieza que necesitaba. Pero tuve que pagar un alto precio por ello. Con todos los secretos que habia entre nosotros, Gamble y yo estabamos unidos de por vida. - Ahora, Rowe sonrio con una mueca repentina, al tiempo que se volvia a mirar a Gamble-. Afortunadamente, le sobrevivire.
– ?Eres un hipocrita bastardo!
Gamble trato de llegar junto a Rowe, pero Lucas se lo impidio.
– Pero Jason lo descubrio todo cuando repasaba los datos en el almacen, ?verdad? -pregunto Sidney.
Rowe exploto de nuevo y dirigio sus palabras contra Gamble.
– ?Idiota! En ningun momento has sabido respetar la tecnologia y todo ocurrio por culpa tuya. No te diste cuenta de que los correos electronicos secretos que enviaste a Lieberman podrian ser captados en una copia de seguridad en cinta, aunque luego tu los borraras. Estabas tan condenadamente obsesionado por el dinero que mantuviste tus propios libros, en los que se documentaban los beneficios obtenidos mediante las acciones de Lieberman. Todo eso estaba guardado en el almacen. ?Idiota! -exclamo de nuevo. Luego se volvio a mirar a Sidney-. Nunca quise que ocurriera nada de todo esto. Te ruego que me creas.
– Quentin, si cooperaras con la policia… -empezo a decir Sidney.
Rowe estallo en una risotada y las esperanzas de Sidney se desvanecieron por completo. Regreso junto al ordenador portatil y extrajo el disquete.
– Ahora soy el jefe de Triton Global. Acabo de conseguir la unica accion que me permitira conseguir un mejor futuro para todos nosotros. Y no tengo la intencion de perseguir ese sueno desde una celda en la carcel.
– Quentin…
Pero lo que iba a decir Sidney se quedo congelado cuando Rowe se volvio a mirar a Kenneth Scales.
– Procura que sea rapido. Quiero decir que no hay por que hacerla sufrir. -Luego hizo un gesto hacia donde se encontraba Gamble-. Arroja los cuerpos al oceano, tan lejos como puedas. Que parezca una desaparicion misteriosa. Dentro de unos meses, nadie se acordara de ti -le dijo a Gamble, y sus ojos se iluminaron solo de pensarlo.
Gamble fue sacado lentamente de la estancia, a pesar de sus forcejeos y maldiciones.
– ?Quentin! -grito Sidney cuando Scales se le acerco.
Pero Quentin Rowe no se volvio a mirarla.
– ?Quentin, por favor!
Finalmente, el la miro.
– Sidney, lo siento mucho. De veras que lo siento.
Con el disquete en la mano, se dispuso a abandonar la estancia. Al pasar junto a ella, le dio una suave palmadita sobre el hombro.
Con la mente y el cuerpo aturdidos, Sidney dejo caer la cabeza hacia su pecho. Al levantarla de nuevo, vio unos ojos frios y azules que parecian flotar hacia ella. El rostro de aquel hombre estaba totalmente desprovisto de emociones. Ella miro a su alrededor. Todos los presentes observaban intensamente el metodico avance de Scales, a la espera de ver como la mataria. Sidney rechino los dientes e hizo denodados esfuerzos por mantener la imagen de su hija fija en su mente. Amy estaba a salvo. Sus padres estaban a salvo. Teniendo en cuenta las circunstancias, eso era lo mejor que habia podido conseguir. «Adios, carino. Mama te deja. -Las lagrimas empezaron a resbalar sobre su rostro-. Te ruego que no me olvides, Amy. Te lo ruego.»
Scales levanto su cuchillo y una sonrisa se extendio sobre su rostro al contemplar la brillante hoja. La luz que reflejaba daba al metal un duro color rojizo, tal como habia tenido en tantas otras ocasiones en el pasado. La sonrisa de Scales desaparecio al observar la fuente de donde procedia aquella luz rojiza y vio entonces el diminuto punto rojo del laser sobre su pecho y el rayo apenas visible, del grosor de un lapiz, que emanaba a partir de aquel punto rojo.
Scales retrocedio, con los asombrados ojos fijos en Lee Sawyer, que le apuntaba con el rifle de asalto dotado con un dispositivo de laser. Desconcertados, los mercenarios contemplaron las armas con que les apuntaban Sawyer, Jackson y los hombres del equipo de rescate de rehenes, asi como un grupo de la policia estatal de Maine.
– Tirad las armas, caballeros, o ya podeis empezar a buscar vuestros cerebros por el suelo -aullo Sawyer, que apreto el rifle con fuerza-. ?Tirad las armas! ?Ahora mismo!
Sawyer se adelanto unos pasos, entrando en la habitacion, con el dedo engarfiado sobre el gatillo. Los hombres empezaron a deponer las armas. Por el rabillo del ojo, Sawyer distinguio a Quentin Rowe, que trataba de desaparecer discretamente. Sawyer hizo oscilar su arma hacia el hombre.
– Me parece que usted no va a ninguna parte, senor Rowe. Sientese. -Un Quentin Rowe totalmente asustado se volvio a sentar en la silla, con el disquete apretado contra el pecho. Sawyer se volvio a mirar a Ray Jackson-. Acabemos con esto -le dijo.
Sawyer avanzo hacia donde estaba Sidney, para liberarla. En ese preciso instante sono un disparo y uno de los agentes del FBI cayo al suelo. El intercambio de disparos se desato de inmediato cuando los hombres de Rowe aprovecharon la oportunidad para recoger sus armas y abrir fuego. Los representantes de la ley buscaron rapidamente algun lugar donde cubrirse y respondieron al fuego. Los canones de las armas refulgieron en toda la estancia y la muerte instantanea parecio abalanzarse sobre los presentes desde todos los rincones. Solo pasaron unos segundos antes de que las luces de la estancia quedaran apagadas por los disparos de quienes disparaban desde los dos lados, dejando la habitacion sumida en la mas completa oscuridad.
Atrapada en el fuego cruzado, Sidney se arrojo al suelo, con las manos tapandose las orejas, mientras las