Jason haciendo el amor con mujeres mas atractivas. La sensacion de culpa era tremenda. El resto de su vida estaria manchado por aquella y terrible falta de confianza en el hombre que amaba.
Se llevo otra sorpresa cuando volvio a abrir los ojos. Nathan Gamble estaba sentado junto a ella. Le asombro ver la ternura reflejada en su rostro, una emocion que nunca le habia visto antes. El le ofrecio la copa que tenia en la mano.
– Conac -dijo con voz ronca, mientras miraba el cielo oscuro a traves de la ventanilla. Al ver que vacilaba, Gamble le cogio la mano y le hizo coger la copa-. En este momento, lo que menos le conviene es pensar con claridad. Beba.
Sidney bebio un trago y sintio la tibieza del liquido al pasar por la garganta. Gamble se retrepo en el asiento y le ordeno a Lucas que se marchara con un gesto. El director ejecutivo de Triton acaricio distraido el brazo de la butaca mientras miraba a su alrededor. Se habia quitado la americana y las mangas de la camisa recogidas dejaban a la vista los antebrazos musculosos. El ruido de las turbinas sonaba en el fondo. Sidney notaba como pequenas sacudidas electricas mientras esperaba las palabras de Gamble. Le habia visto maltratar a personas de todas las jerarquias con una indiferencia implacable hacia los sentimientos personales. Ahora, incluso a traves del velo del dolor, notaba la presencia de un hombre diferente, mas humano.
– Siento mucho lo de su marido. -Sidney era consciente de una manera difusa de lo incomodo que parecia Gamble. Movia las manos constantemente como si quisiera seguir sus velocisimos procesos mentales.
Sidney lo miro al tiempo que tomaba otro trago de conac.
– Gracias -dijo con voz tremula.
– En realidad, no le conocia personalmente. Es algo dificil en una compania tan grande como Triton. Caray, creo que apenas conozco a la decima parte de los ejecutivos. -Gamble suspiro y, como si de pronto hubiese descubierto el baile incesante de sus manos, las apoyo en los muslos-. Desde luego, conocia su reputacion y que ascendia deprisa. Segun todos los informes, su carrera prometia mucho.
Sidney se encogio un poco al escuchar las palabras. Recordo la noticia que le habia dado Jason aquella misma manana. Un nuevo trabajo, una nueva vicepresidencia, una nueva vida para todos ellos. ?Y ahora? Se bebio el conac de un trago y consiguio a duras penas contener un sollozo. Al levantar la mirada vio que Gamble la observaba con mucha atencion.
– Mas vale que se lo diga ahora, aunque se que no es el mejor momento. -Gamble hizo una pausa sin desviar la mirada. Sidney se preparo; sus manos apretaron instintivamente los brazos de la butaca mientras hacia lo imposible para no temblar. Se trago el nudo que tenia en la garganta. Habia desaparecido la ternura en los ojos del presidente.
– Su marido viajaba en un avion a Los Angeles. -Gamble se humedecio los labios en un gesto nervioso y se inclino hacia la mujer-. No estaba en casa. -Sidney asintio inconsciente, como si supiera muy bien cual seria la proxima pregunta-. ?Lo sabia?
Por un momento fugaz, Sidney tuvo la sensacion de estar moviendose entre las nubes sin la ayuda de un avion de veinticinco millones de dolares. El tiempo parecio suspenderse, pero en realidad solo pasaron unos segundos antes de dar su respuesta. «No.» Nunca le habia mentido antes a un cliente; la palabra escapo de sus labios antes de que se diera cuenta. Estaba segura de que el no le creeria. Pero ahora ya era demasiado tarde para retroceder. Gamble escruto sus facciones durante un momento, y luego se echo hacia atras. Permanecio inmovil, en apariencia satisfecho de haber dejado clara su postura. De pronto, palmeo el brazo de Sidney y se puso de pie.
– Cuando aterricemos, mi limusina la llevara a su casa. ?Tiene hijos?
– Una nina. -Sidney lo miro, asombrada de que el interrogatorio hubiese acabado de forma tan repentina.
– Dele al chofer la direccion y el ira a recogerla. ?Esta en la guarderia? -Sidney asintio. Gamble meneo la cabeza-. En estos tiempos todos los ninos van a la guarderia.
Sidney penso en los planes de quedarse en casa para criar a Amy. Ahora se habia quedado sola. La revelacion la mareo. De no haber estado Gamble con ella, se habria caido al suelo. Alzo la mirada y vio que el hombre no dejaba de mirarla mientras se pasaba la mano por la frente.
– ?Necesita algo mas?
Ella tuvo la fuerza necesaria para alzar la copa vacia.
– Gracias, esto ayuda bastante.
– Es lo bueno de la bebida. -Gamble cogio la copa. Hizo el movimiento de marcharse, pero se detuvo-. Triton se preocupa de sus empleados, Sidney. Si necesita cualquier cosa, dinero, los arreglos para el funeral, ayuda con la casa o la nina, o lo que sea, tenemos gente que se ocupa. Llamenos.
– Lo hare. Gracias.
– Y si necesita hablar sobre… este asunto -enarco las cejas de una manera sugerente- ya sabe donde encontrarme.
Se marcho, y Richard Lucas volvio a ocupar su puesto de vigilancia sin decir palabra. Sidney volvio a cerrar los ojos sin dejar de estremecerse. El avion continuaba el viaje. Lo unico que deseaba era abrazar a su hija.
Capitulo 11
El hombre, sentado en el borde de la cama, se quito la ropa hasta quedarse en calzoncillos. En el exterior, todavia no habia salido el sol. Tenia el cuerpo musculoso. En el biceps izquierdo llevaba el tatuaje de una serpiente enroscada. Junto a la puerta del dormitorio habia tres maletas. En una pequena bolsa de cuero colocada sobre una de las maletas estaban el pasaporte norteamericano, un fajo de billetes de avion, dinero en efectivo y los documentos de identidad que le habian prometido. Una vez mas volveria a cambiar de nombre; no seria la primera vez en su larga vida delictiva.
Ya no volveria a repostar aviones. Tampoco necesitaria trabajar nunca mas. La transferencia electronica de fondos a la cuenta en el extranjero habia sido confirmada. Ahora disponia de la riqueza que le habia eludido hasta el presente a pesar de sus esfuerzos. Incluso pese a su larga experiencia criminal, le temblaban un poco las manos mientras sacaba de un golpe la peluca, las gafas con cristales color turquesa y las lentillas. Aunque probablemente pasarian semanas antes de que nadie dedujera lo que habia pasado, en su trabajo siempre se pensaba en la peor de las situaciones. Lo correcto era escapar ahora mismo y lo mas lejos posible. Estaba bien preparado para hacer las dos cosas con la rapidez y eficacia de un experto.
Repaso los ultimos acontecimientos. Habia tirado el recipiente de plastico al rio Potomac despues de vaciar el resto del contenido; nunca lo encontrarian. No habia huellas dactilares, ninguna prueba tangible. Si encontraban alguna cosa que lo relacionara con el sabotaje del avion, el ya estaria muy lejos. Ademas, el nombre que habia empleado en los ultimos dos meses los llevaria a un callejon sin salida.
Habia matado antes, pero desde luego nunca a una escala tan enorme e impersonal. Siempre habia tenido una razon para matar: si no una propia, otra suministrada por aquel que lo contrataba. Esta vez, la cantidad y el completo anonimato de las personas asesinadas le remordian un poco la conciencia. No habia esperado a ver quienes subian al aparato. Le habian pagado para hacer un trabajo y lo habia hecho. Utilizaria la enorme cantidad de dinero a su disposicion para olvidar como lo habia ganado. Calculaba que no tardaria mucho.
Se sento delante del espejo colocado sobre una mesa en el dormitorio. La peluca transformo el pelo oscuro en rubio ondulado. Un traje nuevo, de una elegancia que no tenia nada que ver con el que acababa de quitarse, estaba colgado de una percha en el pomo de la puerta. Ahueco la palma de la mano y agacho la cabeza para colocarse las lentillas que cambiarian sus ojos de color castano en otros de un azul vivo.
Levanto la cabeza para comprobar el efecto en el espejo y noto el contacto del canon de una Sig P229 colocado directamente en la base de su nuca. Con la percepcion agudizada que acompana al panico, se fijo en que el silenciador casi doblaba el largo del canon de la pistola.
Su asombro solo duro una fraccion de segundo mientras sentia el contacto del metal contra la piel, y veia los ojos oscuros y la linea firme de la boca reflejados en el espejo. A menudo, el tambien habia tenido la misma expresion antes de cometer un asesinato. Acabar con la vida de otra persona siempre habia sido para el un asunto muy serio. Ahora miraba a traves del espejo como otro rostro realizaba los mismos gestos. Entonces vio sorprendido como las facciones de la persona que estaba a punto de matarlo mostraban primero una expresion de