era una mujer practica. Ryan no necesitaba todas esas cosas que las demas mujeres si necesitaban: abrazos, dulzura, amor.
Asi era mejor, se dijo. Ademas, no tenia por que sentirse dolida. Se habian deseado, habian cedido a sus instintos y habian pasado la noche juntos. ?Para que tenirlo de romanticismo? No tenia derecho a pedirle explicaciones a Pierce. Y ella tampoco tenia el menor compromiso con el. Ryan se llevo la mano al cinto de la bata y la desanudo. Luego se la quito, dejandola caer hombros abajo, y, ya desnuda, se dirigio a la ducha.
Puso el agua caliente, ardiendo, con el chorro a toda presion contra su piel. No queria pensar. Se conocia bien. Si conseguia dejar la mente en blanco un rato, cuando volviese a ponerse en marcha sabria lo que debia hacer.
El bano se habia llenado de vapor y humo cuando salio para secarse con la toalla. Ryan se movia con prisa. Tenia trabajo que hacer: anotar ideas, planificar los programas de television. Ryan Swan, productora de Producciones Swan. En eso debia concentrarse. Ya iba siendo hora de dejar de preocuparse por gente que no podia o no queria darle lo que ella anhelaba. Tenia que labrarse un nombre en el sector. Lo unico de lo que debia preocuparse era de su carrera profesional.
Mientras se vestia, todo indicaba que habia recobrado la calma por completo. Los suenos eran para las horas de dormir y ella estaba mas que despierta. Tenia que encargarse de un monton de detalles. Tenia que concertar entrevistas, reunirse con directores de diversos departamentos. Habia que tomar decisiones. Ya llevaba demasiado tiempo en Las Vegas. No conoceria el estilo de Pierce mejor por quedarse mas dias. Y, lo mas importante para ella en esos momentos, sabia perfectamente el producto final, que queria conseguir. Solo tenia que volver a Los Angeles y empezar a concretar las ideas que tenia y ponerlas en practica.
Era la primera produccion que le encomendaban y se habia jurado que no seria la ultima.
Ryan agarro el cepillo y se lo paso por el pelo. La puerta se abrio a su espalda.
– Estas despierta -dijo Pierce, sonriente, justo antes de avanzar hacia ella.
La mirada de Ryan lo detuvo. Se notaba que estaba dolida y furiosa.
– Si, estoy despierta -contesto con falsa indiferencia mientras seguia cepillandose-. Llevo un rato de pie. Mi padre me ha llamado hace un rato. Queria que lo informara de como van las cosas.
– Ah -murmuro Pierce. Pero era evidente que la frialdad de Ryan no tenia que ver con su padre, decidio sin dejar de observarla-. ?Has pedido algo al servicio de habitaciones?
– No.
– Querras desayunar -dijo el, animandose a acercarse otro paso. No se atrevio a mas, al captar el muro que Ryan habia levantado entre los dos.
– No, la verdad es que no tengo hambre -Ryan saco el neceser y empezo a maquillarse-. Ya me tomare un cafe en el aeropuerto. Me vuelvo a Los Angeles esta misma manana.
El tono cortante y distanciado de la respuesta lo obligo a apretar los dientes. ?Podia haberse equivocado tanto?, ?tan poco habia significado para ella la noche que habian pasado juntos?
– ?Esta manana? -pregunto Pierce con la misma indiferencia-. ?Y eso?
– Creo que ya me he hecho una idea suficientemente aproximada de como trabajas y de lo que necesitaras para los especiales de television -contesto Ryan sin dejar de mirarse al espejo-. Conviene que vaya ocupandome de las gestiones preliminares y ya fijaremos una cita cuando vuelvas a California. Me pondre en contacto con tu agente.
Pierce se trago las palabras que habria deseado decir. El nunca ataba a nadie. Al unico al que encadenaba era a si mismo.
– Si es lo que quieres.
Ryan guardo el neceser.
– Los dos tenemos trabajo que hacer. El mio esta en Los Angeles; el tuyo, de momento, aqui -dijo mientras se giraba al armario.
Pierce la detuvo poniendole una mano sobre el hombro. La retiro al instante al notar que se ponia tensa.
– Ryan, ?te he hecho dano?
– ?Dano? -repitio ella camino del armario. Se encogio de hombros, pero Pierce no pudo ver la expresion de sus ojos-. ?Como ibas a hacerme dano?
– No lo se -contesto el hablandole a la espalda. Ryan estaba sacando la ropa para hacer la maleta, pero Pierce la obligo a darse la vuelta-. Pero te lo he hecho. Te lo veo en los ojos -anadio cuando por fin pudo mirarla.
– Olvidalo -dijo Ryan-. Yo lo hare -agrego. Hizo ademan de retirarse, pero Pierce la sujeto con firmeza.
– No puedo olvidarme de algo si no se de que se trata -contesto. Aunque no apretaba con fuerza, el tono de voz mostraba que estaba irritado-. Ryan, ?que pasa? Dimelo.
– Dejalo, Pierce.
– No.
Ryan trato de soltarse de nuevo, pero Pierce siguio reteniendola. Se dijo que debia mantenerse calmada…
– ?Me has abandonado! -exploto y tiro la ropa al suelo. Fue un estallido tan inesperado que Pierce se quedo mirandola atonito, incapaz de articular palabra-. Me he despertado y te habias ido, sin decirme una palabra. No estoy acostumbrada a tener aventuras de una noche -anadio y los ojos de Pierce se encendieron.
– Ryan…
– No, no quiero oirlo -se adelanto ella, negando con la cabeza vigorosamente-. Esperaba otra cosa de ti. Me he equivocado. Pero no importa. Una mujer como yo no necesita que la traten como a una reina. Soy experta en sobrevivir. ?Y sueltame! Tengo que hacer la maleta -dijo tras intentar zafarse una vez mas, en vano.
– Ryan -Pierce la atrajo contra su cuerpo todavia mas, a pesar de las protestas de ella. Era obvio que se sentia dolida y que el no era el origen de aquel dolor tan profundo-. Lo siento.
– Quiero que me sueltes, Pierce.
– Si lo hago, no me escucharas -contesto el al tiempo que le acariciaba el pelo, todavia humedo por la ducha-. Necesito que me escuches.
– No hay nada que decir -dijo Ryan con la voz quebrada.
Parecia como si estuvieran a punto de saltarsele las lagrimas. Pierce se sintio culpables ?Como podia haber sido tan obtuso?, ?como no se habia dado cuenta de lo importante que podia ser para ella despertar sola?
– Ryan, tengo mucha experiencia en aventuras de una noche -dijo el. La habia apartado lo justo para poder mirarla a los ojos-. Y lo de anoche no ha sido una aventura para mi.
Ella nego con la cabeza con fiereza, luchando por mantener la compostura.
– No hace falta que seas diplomatico.
– Yo nunca miento -afirmo Pierce al tiempo que subia las manos hacia los hombros de ella-. Lo que hemos compartido esta noche significa mucho para mi.
– Cuando desperte, te habias ido -Ryan trago saliva y cerro los ojos-. La cama estaba fria.
– Lo siento. Baje a pulir un par de detalles antes de la actuacion de esta noche.
– Si me hubieras despertado…
– No se me ocurrio, Ryan -dijo el con serenidad-. Como no imagine que te afectaria tanto despertar sola. Pensaba que seguirias durmiendo un buen rato, ademas. El sol ya estaba saliendo cuando te dormiste.
– Estuviste despierto hasta la misma hora que yo -replico ella. Intento liberarse de nuevo-. ?Pierce, por favor…! Sueltame -finalizo en voz baja despues de un primer grito desesperado.
Pierce bajo las manos y la miro mientras recogia la ropa del suelo.
– Ryan, yo nunca duermo mas de cinco o seis horas. No necesito mas -trato de explicarse. ?Era panico lo que estaba sintiendo al verla doblar una blusa en una maleta?-. Pensaba que te encontraria dormida cuando volviese.
– Eche la mano hacia ti -dijo Ryan sin mas-. Y te habias ido.
– Ryan…
– No, no importa -Ryan se llevo las manos a las sienes, apreto un par de segundos y exhalo un suspiro profundo-. Perdona. Me estoy comportando como una idiota. Tu no has hecho nada, Pierce. Soy yo. Siempre me hago demasiadas expectativas y luego me vengo abajo cuando no se cumplen. No pretendia montarte una escena. Olvidalo, por favor -anadio mientras volvia a ponerse con la maleta.
– No quiero olvidarlo -murmuro Pierce.