arrasaba desde pequena.

?Por que?, se pregunto. ?Por que no habia esperado su padre a darle algo en persona? ?Por que le habia enviado una nota impersonal, que parecia un telegrama, y un detallito que seguro que habria elegido su secretaria? ?Por que no le podia haber dicho simplemente que la queria?

– ?Ryan? -Pierce la llamo desde la puerta del dormitorio. La habia visto leer la nota y habia visto la expresion de vacio de sus ojos-. ?Malas noticias?

– No -contesto ella, negando rapidamente con la cabeza. Acto seguido, guardo la nota en el bolso-. No es nada. Vamos a cenar, Pierce: Estoy hambrienta -anadio tendiendole una mano.

Ryan sonreia, pero el dolor que asomaba a sus ojos era inconfundible. Sin decir nada, Pierce tomo su mano.

Mientras salian de la suite, miro de reojo hacia el paquete, que no habia llegado a abrir.

Tal como le habia pedido, Ryan siguio la actuacion con los tramoyistas. Habia bloqueado cualquier pensamiento relacionado con su padre. Aquella seria su ultima noche de total libertad y no estaba dispuesta a dejar que nada se la arruinase.

Era su cumpleanos, se recordo. Y lo iba a celebrar en privado. No se lo habia dicho a Pierce, al principio por que no se habia acordado del cumpleanos hasta recibir la tarjeta de su padre y, en esos momentos, seria una tonteria mencionarlo. Al fin y al cabo, tenia veintisiete anos, ya era bastante adulta como para ponerse sentimental por el paso de un ano.

– Has estado increible, como siempre -1e aseguro a Pierce cuando este salio del escenario, acompanado por una salva de aplausos atronadora-. ?Cuando vas a contarme como haces el ultimo numero?

– La magia, senorita Swan, no tiene explicacion.

– Resulta que me he dado cuenta de que Bess esta en el vestuario en estos momentos -contesto Ryan- y la pantera…

– Las explicaciones desilusionan -interrumpio Pierce. Luego le agarro una mano y la condujo a su propio camerino-. La mente es paradojica, senorita Swan.

– Ah, eso lo aclara todo -contesto con ironia Ryan, convencida de que Pierce no le explicaria nada.

Este consiguio mantener cierta expresion de solemnidad mientras se quitaba la camisa.

– La mente quiere creer en lo imposible -continuo mientras se dirigia al bano-. Pero no lo consigue. Ahi esta la clave de la fascinacion. Si lo imposible no es posible, ?como puede suceder delante de tus ojos y de tu nariz?

– Eso es lo que te estoy preguntando -protesto Ryan por encima del sonido de la ducha. Cuando Pierce salio, con una toalla colgada del hombro, Ryan lo miro con descaro-. Como productora, mi deber es…

– Producir -atajo el mientras se ponia una camisa limpia-. Yo me encargare de los imposibles.

– Pero me da rabia no saberlo -murmuro con el ceno fruncido, aunque le abrocho los botones de la camisa ella misma.

– ?Verdad que si? -se burlo Pierce, sonriente.

– Bah, no es mas que un truco -dijo ella, encogiendose de hombros, con la esperanza de irritarlo.

– Solo eso -contesto Pierce sin perder la sonrisa.

Ryan suspiro. No le quedaba mas remedio que aceptar la derrota.

– Supongo que estarias dispuesto a sufrir todo tipo de tortura antes de revelar tus secretos.

– ?Estas pensando en alguna en especial?

Ryan rio y apreto la boca contra los labios de Pierce.

– Esto solo es el principio -le prometio en tono amenazador-. Voy a llevarte arriba y te voy a volver loco hasta que hables.

– Interesante Pierce le paso un brazo alrededor de los hombros y la condujo hacia el pasillo-. Es probable que el tema lleve su tiempo.

– No tengo prisa -respondio con alegria Ryan.

Llegaron a la planta de arriba, pero cuando Pierce fue a meter la llave en la cerradura de la suite, Ryan lo detuvo, sujetandole la mano:

– Es tu ultima oportunidad antes de que me ponga dura -le advirtio-. Pienso hacerte hablar.

Pierce se limito a sonreir y abrio la puerta.

– ?Feliz cumpleanos!

Los ojos de Ryan se agrandaron llenos de asombro. Bess, todavia con el vestido de la actuacion, abrio una botella de champan y Link hizo lo que pudo por recoger en una copa el chorro que salio despedido. Ryan los miro incapaz de articular palabra.

– Felicidades -Pierce le dio un beso suave.

– Pero… -Ryan se separo para poder mirarlo- ?como te has enterado?

– Toma -Bess le planto una copa de champan en la mano y le dio un pellizquito carinoso-. Bebe, carino. Solo se cumplen anos una vez al ano. Gracias a Dios. El champan lo pongo yo: una botella para ahora y otra para luego -anadio guinandole un ojo a Pierce.

– Gracias -Ryan miro hacia su copa desconcertada-. No se que decir.

– Link tambien tiene algo para ti -anuncio Bess.

El grandullon cambio el peso del cuerpo sobre la otra pierna al ver que todos los ojos se centraban en el.

– He traido una tarta -murmuro despues de carraspear-: Tienes que tener una tarta de cumpleanos.

Ryan se acerco y vio una tarta decorada con amarillos y rosas delicados.

– ?Es preciosa, Link!

– El primer trozo lo tienes que cortar tu -indico el.

– Si, si, enseguida -Ryan se puso de puntillas, agacho la cabeza de Link y le dio un beso en la boca-. Gracias.

El giganton se puso rojo, sonrio y miro a Bess ruborizado.

– De nada.

– Yo tambien tengo algo para ti -tercio Pierce-. ?Me daras otro beso? -le pregunto.

– Despues del regalo.

– Que avariciosa -bromeo el mientras le entregaba una cajita de madera.

Era vieja y estaba tallada. Ryan paso un dedo por encima para sentir los sitios que el paso del tiempo habia suavizado.

– Es muy bonita -murmuro. Luego abrio la caja y vio una cadena con un pequeno colgante de plata-. ?Me encanta! -exclamo emocionada.

– Es egipcio -explico Pierce mientras le ponia el collar-. Es un simbolo de vida. Y no es una supersticion; solo trae buena suerte -anadio con solemnidad.

Ryan recordo su penique aplanado y se lanzo en brazos de Pierce riendo.

– ?Es que nunca te olvidas de nada?

– No. Y ahora me debes un beso.

Ryan accedio. Se olvido incluso de que no estaban solos.

– Oye, que queremos probar la tarta -Bess paso un brazo alrededor de la cintura de Link y sonrio cuando Ryan puso fin al beso.

– ?Estara tan rica como parece? -se pregunto esta en voz alta mientras agarraba un cuchillo para partir la tarta-. No se el tiempo que hace que no pruebo una sarta de cumpleanos. Toma, el primer trozo para ti, Link.

Este tomo el platito con la tarta y Ryan se chupo los dedos.

– Esta buenisima -dijo mientras partia otro trozo-. No se como te has enterado. Yo misma me habia olvidado hasta que… ?has leido la nota! -exclamo en tono acusador.

Pierce puso cara de no saber nada.

– ?Que nota?

Ryan resoplo disgustada sin advertir que Bess le habia quitado el cuchillo para seguir partiendo la tarta ella.

– Miraste en el bolso y leiste la nota.

– ?Que? -Pierce enarco una ceja-. De verdad, Ryan, ?crees que podria hacer algo tan indiscreto?

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