— ?Senor?
—?No nada! Atribuyelo a las fantasias peculiares de un viejo que ha pasado demasiado tiempo dentro de estas cuatro paredes. —Jehrek se levanto, dando a entender que la entrevista tocaba a su fin—. Confio en tu buen criterio, Taunan; tal vez mas de lo que confio en el mio en estos dias. Creo que estoy perdiendo facultades. Pero... vigila al muchacho, amigo mio.
—Lo hare. —Taunan se dirigio a la puerta, la abrio y se volvio con una ligera sonrisa—. No regatearemos esfuerzos para averiguar cual es todo su poder, Jehrek. Y, si no me equivoco, esta sera la causa de su triunfo.
Salio, cerro la puerta a su espalda, y Jehrek Banamen Toln hablo a media voz al aire vacio:
—O la ruina de todos nosotros...
—Tarod..., Tarod, ?me oyes?
Tarod se volvio en la cama, sorprendido por el tono grave de la voz de la mujer. La de su madre era aguda, casi estridente. Raras veces le hablaba con tanta dulzura, y no conocia su nombre secreto...
Abrio tos ojos verdes y a punto estuvo de gritar cuando recorrio con la mirada la desconocida habitacion. Paredes oscuras, muebles lujosos, la extrana luz rojiza que se filtraba por la ventana y proyectaba sombras inquietantes: ?esta no era su casa!
Y, entonces, al desvanecerse los ultimos vestigios del sueno, recordo.
Themila Gan Lin sonrio cuando su mirada se cruzo con la del chico. Desde luego, era un muchacho extrano, un intrigante enigma. Durante los ultimos siete dias habia hablado en su delirio sobre tres cosas: un Warp, unos bandidos y alguien llamado Coran. Pero ahora su hombro se estaba curando y la fiebre habia desaparecido. Tal vez se descubriria al fin el misterio.
—Veamos. —Se acomodo sobre la cama y tomo la mano de Tarod—. Soy Themila Gan Lin, y estoy aqui para cuidarte. Sabemos que tu nombre es Tarod, pero ?cual es el de tu clan?
Una mirada extrana y dura se dibujo en los ojos del muchacho, que dijo: — Yo no tengo clan.
— ?No tienes clan? Pero seguramente tu madre...
?Su madre? Ella le creia muerto, perdido en el Warp, y esto hacia que estuviese mas seguro. Ademas, ella estaria mejor sin el...
—No tengo madre —dijo.
Aqui habia algo mas, algo que tal vez nadie llegaria a saber nunca, penso Themila. Recordando la conversacion que habia sostenido con Jehrek pocos dias antes, cuando habian discutido las extranas circunstancias del descubrimiento del muchacho, decidio no insistir en la cuestion. Estaba a punto de preguntar al nino si tenia hambre cuando una mano delgada asio su brazo con sorprendente fuerza.
—?Es esto el Castillo?
—?El Castillo de la Peninsula de la Estrella? Si, lo es.
Un fuego interior ilumino los ojos verdes.
—Vi a un hombre... Era un Iniciado...
Themila penso que empezaba a comprender. Y si las sospechas de Jehrek eran acertadas, coincidian con la imagen que ella empezaba a formarse del muchacho. Amablemente, dijo:
—Este es el hogar del Circulo, Tarod. Muchos de nosotros somos Adeptos. Mira.
Y con su mano libre senalo uno de sus hombros. Tarod se quedo sin respiracion al ver la ahora familiar insignia en el ligero chal de Themila Gan Lin. Por consiguiente, no lo habia sonado en su delirio... Recordo los chismes y rumores que habia oido acerca del Castillo y de lo que pasaba en el: hechiceria y magia negra, conocimientos y poderes secretos. En su tierra natal, la gente temia al Castillo, pero Tarod no tenia miedo. Aunque pareciese imposible, el fantastico sueno que habia acariciado en su vida anterior, de huir y encontrar la fortaleza de los Iniciados, se habia hecho realidad. No estaba muerto; su alma no habia sido condenada a ser arrastrada para siempre por el Warp; antes al contrario, la tormenta le habia traido hasta aqui, como si, por alguna razon, lo hubiese querido asi el destino. Y confiaba en esta mujer, una Iniciada; sabia que no le maltrataria como habian hecho otros. Estaba en su casa.
De pronto, como tanteando el terreno, dejo que su mano se deslizase hasta tocar los dedos de ella.
—?Puedo quedarme aqui?
Themila le apreto la mano.
— ?Puedes quedarte todo el tiempo que quieras, muchacho!
Y penso, subitamente turbada: «Oh, si, debes quedarte... tanto si quieres como si no...».
Aquella tarde tuvo Tarod otra visita inesperada. Keridil Toln, el hijo del Sumo Iniciado, habia empleado todas sus zalamerias para persuadir a Themila de que le permitiese llevar la comida al desconocido, y ella, pensando que la amistad podia ser beneficiosa para los dos muchachos, asintio de buen grado. Tarod no estaba acostumbrado a tener companeros de su edad sin que le censurasen, y al principio le desconcerto la llegada del otro chico, pero el franco entusiasmo de Keridil empezo a romper muy pronto las primeras barreras.
—He estado esperando todos estos dias una ocasion de verte — dijo Keridil, y despues anadio con absoluta falta de tacto—: Todo el mundo habla de ti en el Castillo.
Tarod se alarmo de pronto.
—?Por que? —pregunto.
Keridil tomo un pedazo de carne del plato de Tarod, sin pedir permiso, y empezo a devorarlo.
—En primer lugar, es raro que alguien venga a nuestra comunidad desde el exterior. Pero es principalmente por lo que hiciste.
— ?Que quieres decir... por lo de los bandidos? —Su recuerdo era todavia confuso, y Tarod se puso subitamente en guardia—. ?Que te han dicho?
Keridil sacudio la cabeza.
—No me han dicho nada. A pesar de que se presume que soy importante, porque se presume que algun dia sucedere a mi padre como Sumo Iniciado, tambien se presume que soy demasiado joven para comprender muchas cosas. —Vacilo y despues hizo un guino—. Pero comprendo muchas mas cosas de las que ellos se imaginan, y tengo mis propios medios para hacer averiguaciones. Mataste a un bandido cuando Taunan y la Senora fueron atacados. Pero no empleaste una espada ni un cuchillo ni otra arma. ?Le mataste por arte de hechiceria!
?Hechiceria? Esta palabra produjo un escalofrio en Tarod. Aquel sentimiento, aquella fuerza que se habia apoderado de su mente y de su cuerpo..., ?habia sido hechiceria? ?Pero el no sabia nada de magia!
— Dicen que no sabias lo que estabas haciendo — prosiguio Ke-ridil, claramente impresionado—. Y por esto vas a que darte aqui. Mi padre ha estado haciendo toda clase de investigaciones sobre tu clan, pero...
—?No!
La subita vehemencia de Tarod sobresalto al nino de rubios cabellos, que guardo silencio unos instantes. Despues dijo:
—?Por que no?
Durante un momento, se miraron fijamente el uno al otro; despues Tarod decidio arriesgarse y decirle a Keridil la verdad. Pausadamente, a media voz, respondio:
—Porque fui.. , condenado a muerte. Por matar a otra persona. De la misma manera que, segun dicen, mate al bandido.
—?Por Aeoris! —Keridil era lo bastante mayor para sentirse asombrado mas que impresionado—. ?A quien...? Quiero decir, ?fue un accidente?
Nadie en Wishet se habia preocupado de hacerle esta pregunta, penso Tarod, sintiendo un nudo en la garganta. Y se dio cuenta de que podia hablar con Keridil de Coran sin la angustia producida por el miedo y la repugnancia. Como si, al cruzar la barrera invisible entre el Castillo y el mundo exterior, hubiese dejado atras el pasado...
Keridil escucho gravemente el relato y despues silbo entre dientes.
—?Por los dioses! No es de extranar que el Circulo te quiera...
Tarod volvio a sentir recelo.
— ?Que me quiera...?
—?Si! —Keridil le miro fijamente, y entonces comprendio—. ?No se ha molestado nadie en explicartelo? Vas a ser educado como Iniciado.
Tarod asintio como si se hundiese el suelo debajo de el.
—?Como inicia...?
Trato de expresar lo que sentia, pero no encontro palabras para hacerlo. Keridil fruncio bruscamente los