fuego, al parecer observando distraidamente las llamas, pero cuando levanto los ojos, estos parecieron sumamente turbados.

— Lo siento — dijo Tarod —, no queria asustarte. Pero pense que tal vez sabrias el paradero de la Senora Kael.

—?Oh, dioses...! —Themila volvio a mirar el fuego. Estaba temiendo este momento...

El fruncio el ceno, con aprension.

— ? Que quieres decir?

Themila habia empezado a levantarse, pero lo penso mejor y se sento de nuevo.

—Tarod..., Kael se ha ido. Se marcho esta manana.

— ?Que se ha marchado?

Themila asintio con la cabeza.

— Intente convencerla, pero... no quiso quedarse. Me dio un mensaje para ti, Tarod, pero... he estado retrasando el momento de decirtelo.

—Entonces, por el amor de los dioses, Themila, ?dimelo de una

vez!

Lo habia dicho mas vivamente de lo que pretendia, pero su inquietud se estaba convirtiendo rapidamente en franca alarma.

Ella le miro y desvio de nuevo la mirada.

— Nunca la habia visto reaccionar de esta manera. Me dijo que te dijese que... que no puede ayudarte. Que nada puede hacer.

Tarod trago saliva.

— ?Me estas diciendo que se nego ?

— ...Si.

El bullicio sociable y familiar del comedor parecio hallar- se, de pronto, a un mundo de distancia. Que una vidente se negase a dar consejo a alguien que lo necesitaba era algo inaudito... y mas tratandose de una vidente de la fama de Kael Amion... Se quedo pasmado por su rechazo y tuvo que esforzarse para recobrar la voz.

—?Que... que motivo te dio para negarse?

—Ninguno. Pero... — Themila pestaneo subitamente, y sus ojos

estaban nublados—. Creo que tenia mucho miedo...

CAPITULO 5

Cinco dias despues de la fiesta de Primero del Trimestre, Tarod empezo a preguntarse en serio si estaba del todo cuerdo.

Los suenos se habian repetido, como se temia; cada noche eran peores y, aunque habia empleado todos los re cursos de su fuerte voluntad para controlarlos, nada habia conseguido. Por ultimo, dandose cuenta de que el poder de su propia mente era incapaz de dominar las pesadillas, habia recurrido desesperadamente a las practicas ortodoxas del Circulo. Tal vez le faltaba fe en el complicado exorcismo que realizaba, o tal vez no; en todo caso, sus esfuerzos fracasaron, y la cara sonriente de su torturador sobrenatural habia predominado sobre los furiosos y vocingleros habitantes de la pesadilla durante todas las horas de la noche.

El sexto dia, a media manana, se levanto tambaleandose de la cama, ojeroso y agotado, y mientras se vestia, tratando de ignorar el hecho de que sus manos estaban temblorosas, miro casualmente su propia imagen en un espejo.

Apenas se reconocio. Sus ojos verdes habian perdido el brillo y estaban empanados, tenia los cabellos desgrenados y parecia haber envejecido diez anos.

—?Por todos los dioses!

Se aparto del espejo y descargo un punetazo sobre la mesa, indiferente al dolor de su brazo. La tension de su mente se estaba acercando al limite soportable, y estaba tan lejos como siempre de hallar la solucion. No podia siquiera presumir por que era atacado por aquellos suenos y por el ser que parecia dirigirlos, pero, a menos de que pudiese encontrar respuesta a esa pregunta o conseguir algun alivio del tormento de sus pesadillas, sabia que podia perder la razon.

Como habia hecho en las tres mananas anteriores, busco la botella que estaba sobre la mesilla de noche. El vino no era un remedio contra los suenos, pero le ayudaba a pasar los dias, y lleno con el una copa, derramando bastante liquido al hacerlo. Estaba a punto de llevarse la copa a los labios, cuando alguien llamo a la puerta exterior. Por un instante, recordo Tarod la experiencia astral de unas noches atras; pero entonces una voz conocida le llamo desde el pasillo.

— Soy Keridil. ?Estas ahi?

Tarod dejo la copa, de mala gana. En los ultimos dias, su estado de animo le habia impulsado a evitar toda compania, a menos que fuese absolutamente necesaria, pero sabia que tendria que enfrentarse con el mundo alguna vez, si no queria llamar la atencion sobre el y su condicion mental. Poco a poco se acerco a la puerta y descorrio el cerrojo.

—?Tarod! —Keridil entro en la habitacion y observo con inquietud la cara de su amigo—. Hace una hora que te estoy buscando; no esperaba encontrarte aqui a estas horas.

Tarod hizo un ademan que era medio de rechazo y medio de disculpa.

—Lo siento, Keridil. He estado... preocupado.

—Y no era una preocupacion sin importancia, por lo que veo. Por el amor de Aeoris, Tarod, ?que te sucede?

Tarod iba a volverse, pero Keridil le agarro de un brazo.

—?No eludas la pregunta! Hace dias que apenas te dejas ver y, cuando lo haces, te muestras taciturno e inquieto. Si puedo hacer d-go...

Tarod le interrumpio.

—Nadie puede hacer nada, Keridil. Agradezco tu interes, pero es algo que me afecta a mi y a nadie mas.

— ?No estoy de acuerdo! Y no lo digo solamente por la amistad que te profeso. — La irritacion brillo un instante en los ojos de Keridil; fuese cual fuere la causa, Tarod no habia aceptado de buen grado el ofrecimiento de ayuda—. Como mi padre, tengo el deber de velar por tu bienestar como Iniciado, aparte de otras consideraciones. Que te ausentes constantemente del Circulo no es bueno para ti ni para nadie.

Tarod se solto el brazo con un movimiento brusco.

—Mi intervencion no seria beneficiosa para nadie en este momento, puedes creerme.

Keridil se mordio la lengua para no replicar con acritud, al darse cuenta de que, contrariamente a su primera impresion, no era un estado de animo transitorio. Tarod era casi siempre imprevisible, pero ahora... Recordo una conversacion con Themila, en que ella le habia dicho que su amigo estaba preocupado por los suenos. ?Suenos? Seguramente hacia falta algo mas que una pesadilla para producir un cambio semejante.

Tarod estaba de pie junto a la ventana, contemplando el patio, y Keridil decidio que era mejor mostrarse discreto que intentar seguir sondeando a su amigo. Dijo:

—Pienses lo que pienses sobre tu valor para el Circulo en la actualidad, Tarod, lo cierto es que ahora eres necesario.

—Se acerco tambien a la ventana—. ?No has notado el cambio?

—?El cambio? —dijo Tarod, sin prestar demasiada atencion a la pregunta.

Keridil se estremecio.

—La tension en el aire. Ha estado aumentando durante toda la manana. Nadie se lo explicaba, hasta que el centinela de la torre informo que habia visto las Luces del Espectro.

Se sintio aliviado cuando sus ultimas palabras atrajeron finalmente toda la atencion de Tarod.

— ?Luces del Espectro? ?Y son visibles a esta hora del dia?

—Claramente visibles. Yo mismo he subido a la torre para observarlo. —Keridil hizo una mueca al recordar el esfuerzo que habia tenido que hacer para subir aquella escalera de caracol que parecia interminable—. Solo puede significar una cosa: se acerca un Warp, y de los grandes; tal vez el mas grande que habremos visto en muchos

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