—... Es un arduo problema, Sumo Iniciado, y no me importa confesar que nuestros recursos han disminuido mucho al tratar de luchar contra esta plaga. —El Margrave de la provincia de la Esperanza hizo una mueca y sacudio la cabeza gris, mirandose los zapatos con hebillas de plata—. Durante las dos ultimas lunas, nuestras villas y pueblos han sufrido no menos de cinco ataques de los bandidos, y esto sin contar los incidentes que pueden no haber llegado a mis oidos. Es como si todas las bandas se hubiesen unido en alguna clase de organizacion.. , o como si estuviesen impulsadas por alguna fuerza exterior.
Keridil vio que Tarod fruncia rapidamente el ceno y, al mirarle, asintio casi imperceptiblemente con la cabeza. Las palabras del viejo Margrave habian hecho sonar una campana inquietante en el fondo intuitivo de su mente, y no le sorprendio que Tarod sintiese algo parecido. Otras provincias le habian informado ya del subito e inexplicable aumento de las actividades de grupos de bandoleros. Caravanas de mercaderes asaltadas; rebanos diezmados; pequenas aldeas remotas saqueadas, y mieses quemadas en los campos...; algo que amenazaba con adquirir las proporciones de una epidemia. Y parecia no haber motivo ni razon para ello; no habia aparecido ningun cabecilla bajo cuyo mando se uniesen las bandas. Aparentemente, las pandillas de bandoleros habian aumentado independientemente sus actividades, pero con una coordinacion que indicaba que actuaban de consuno. No podia ser mera coincidencia.
—Desde luego, protegemos a la gente de la provincia lo mejor que podemos —siguio diciendo el Margrave, con voz cansada—. Pero solo tenemos un numero reducido de voluntarios a nuestra disposicion, y todavia menos hombres de armas capacitados para adiestrarles. —Sus negros ojos se fijaron brevemente en los de Keridil, y este reconocio una suplica en ellos; la tercera de la noche—. Si fuese posible que unos pocos Iniciados, no mas de dos o tres, pudiesen estar con nuestras fuerzas... La destreza de los espadachines del Castillo es legendaria...
Keridil suspiro, lamentando tener que repetir la respuesta que habia dado a los Margraves de la provincia Vacia y de las Grandes Llanuras del Este.
—Desgraciadamente, Senor, solo tienen capacidad para combatir en los torneos. Tal vez hubo un tiempo en que los Iniciados representaron un papel como agentes de la ley, ademas de campeones, pero — y sonrio forzadamente— nuestras tierras han estado en paz durante tanto tiempo que no podriamos representar ese papel aunque quisieramos.
—Sin embargo, la mera presencia de hombres del Circulo...
—Asustaria menos de lo que tu y yo quisieramos a una pandilla de bandoleros resueltos —dijo Keridil. Se sentia frustrado por su incapacidad de ofrecer al hombre algo mas que consejo y consuelo; las palabras no resolverian los problemas de la Provincia de la Esperanza, pero eran todo lo que tenia. Al cabo de un momento, anadio—: Sin embargo, llamare personalmente la atencion del Alto Margrave sobre el asunto cuando nos reunamos.
—Desde luego... viajaras a la Isla de Verano cuando terminen las celebraciones... — El viejo asintio con la cabeza, tratando de poner a mal tiempo buena cara—. Bueno, Sumo Iniciado, te doy las gracias por haberme escuchado. No queria agriar las fiestas con nuestros problemas, pero...
— No has hecho tal cosa, antes al contrario; te agradezco que me hayas llamado la atencion sobre ellos.
El Margrave se volvio para marcharse, pero Tarod dijo de pronto:
—Los bandidos, Margrave, ?son los unicos que causan problemas en la Esperanza?
El Margrave se detuvo.
—Disculpame, pero no se exactamente que quieres decir...
—Me preguntaba, Senor, si habeis experimentado un aumento igualmente subito en otras clases de danos. —Miro a Keridil—. Algo ha llegado a mis oidos esta tarde, y nuestra propia experiencia lo confirma. Margrave, ?ha aumentado la frecuencia de los Warps?
El viejo se paso la lengua por los labios.
— Ahora que lo mencionas, si... Durante los meses pasados, en realidad desde la muerte del anciano Sumo Iniciado, se han producido varlos Warps. —Se estremecio subitamente—. Son cosas que uno prefiere olvidar con la mayor rapidez posible, y por esto no crei... Pero supongo que no puede haber relacion entre ambas cosas, ?verdad?
—Relacion directa, no —convino Tarod—. Pero me pregunto si el aumento simultaneo de ambas cosas podria indicar la existencia de algo que todavia ignoramos.
Advirtio la mirada aguda de Keridil, pero la expresion del Mar-grave seguia siendo de perplejidad.
—Si hay una relacion, Senor, ?que Aeoris nos ampare! — dijo sinceramente—. Pero confieso que la idea escapa a mi comprension.
En cuanto se marcho el viejo, Keridil se volvio a Tarod.
—No me habias dicho nada de tus sospechas.
—?Como podia hacerlo? Nada habia sabido de las acciones de los bandidos hasta esta noche. Pero ahora que lo se, si las anado a nuestras propias y recientes experiencias en el Castillo, tengo una impresion que no me gusta, Keridil. Algo se esta cociendo, y lo huelo.
—Seguramente la logica nos dice que no puede haber relacion posible entre los Warps y los ataques de los bandidos, Tarod.
— ?Maldita sea la logica! — dijo vivamente Tarod, y enseguida bajo la voz, consciente de que los que se hallaban cerca de ellos estaban escuchando—. La logica es buena para la gente como el Margrave de Esperanza, y conviene que asi sea; nadie espera que explore mas alla de los limites de lo que puede ver y tocar. Pero se supone que nosotros trascendemos tales restricciones. ?O estamos empezando a olvidar nuestro verdadero objetivo?
—Esto es absurdo...
—?Lo es, Keridil? —Los ojos verdes de Tarod brillaron con fiereza—. ?No nos estaremos enganando, aqui en nuestra fortaleza, sin nadie que nos contradiga o nos juzgue o senale nuestros defectos? Tres Margraves han pedido la ayuda del Circulo esta noche, ?y que hemos podido ofrecerles? ?Nada! ?Somos impotentes! Tal vez el viejo tenia razon; tal vez serviriamos mejor a este pais como una fuerza de mercenarios que como una comunidad de hechiceros.
Aunque trato de disimularlo, la censura impresiono a Keridil; sobre todo porque reflejaba sus propias frustraciones. La frecuencia de los Warps habia preocupado mucho a Jehrek, y desde su muerte habian aumentado aun mas. Sin embargo, todos los esfuerzos del Circulo para comprender las razones de aquel subito cambio que parecia afectar a todo el mundo habian sido inutiles, por no hablar del descubrimiento de su origen. Pero Tarod era el primero en expresar con palabras la gran inquietud que habia estado incubandose en lo mas hondo de Keridil.
—Se tan bien como tu lo que ha conseguido, o mejor dicho, lo que no ha conseguido ultimamente nuestra hechiceria — dijo pausadamente, mirando a Tarod con ojos candidos—. ?Tienes tu una respuesta mejor?
Tarod suspiro.
—Antes de poder dar una respuesta, uno tiene que saber la naturaleza de la pregunta.
— Cierto. Si necesitabamos una confirmacion, ambos hemos oido esta noche la prueba. La amenaza se ha cernido sobre nosotros como una tormenta en el horizonte, y desde que murio mi padre...
—Lo se.
Tarod trato de borrar la idea que ultimamente se le habia ocurrido con demasiada frecuencia. Como Keridil, era esceptico en lo tocante a las coincidencias, pero el hecho de que los inquietantes sucesos hubiesen cobrado fuerza e intensidad desde el fallecimiento del Sumo Iniciado estaba muy lejos de ser tranquilizador. Aunque se decia una y otra vez que no podia haber ninguna relacion, era incapaz de olvidar el extrano y delirante encuentro con aquel ser llamado Yandros...
Se sobresalto cuando Keridil le dio unas palmadas en el hombro.
—Tarod, este no es tiempo ni lugar oportuno para especulaciones. Dentro de siete dias tendre que viajar a la Isla de Verano, para presentar personalmente mis respetos al Alto Margrave. Si consigo hacerle ver la gravedad de los problemas de las provincias, tal vez podamos hacer algo para intentar resolver la situacion a un nivel ex> terico.
— El Alto Margrave es poco mas que un nino.
—Sin embargo, encarna el poder temporal. Y he oido decir que no destaca por su inteligencia, sino por su experiencia. Actualmente, es lo mejor que podemos hacer para los Margraviatos.
—?Y los Warps? —pregunto en voz baja Tarod.
— ?los Warps...! Esta es otra cuestion, ?verdad? Yo puedo ser el Sumo Iniciado, Tarod, pero soy lo bastante