realista para reconocer que, como hechicero, soy un nino de pecho en comparacion contigo.

Y si tu no tienes soluciones, entonces el Circulo es tan impotente como dices.

Tarod desvio la mirada, pero Keridil tuvo tiempo de ver en los ojos de su amigo algo que solo pudo interpretar como dolor. En un murmullo, anadio:

—No te aflijas. Mentes mas grandes que las nuestras han luchado durante generaciones con la naturaleza de los Warps, y han fracasado. No es nada ignominioso. Y la frustracion es algo con lo que todos hemos aprendido a vivir. —Desde la antesala llego un ruido de carcajadas, seguido de los sonidos de los instrumentos musicales que afinaban—. Escucha —dijo Keridil—. Hay mucha gente resuelta a pasar la noche divirtiendose. Sabe Aeoris que he estado a punto de olvidar que hoy se esta celebrando una fiesta; pero no es demasiado tarde para ponerle remedio. Reunamonos con los invitados, Tarod. Si podemos olvidar durante un rato, tal vez el panorama nos parezca menos lugubre por la manana.

Tarod le miro brevemente y sacudio la cabeza.

—Lo siento, Keridil. Tienes razon; estamos aqui para una celebracion, y yo he tenido la culpa de dejarme impresionar demasiado por otras cosas.

Sonrio cuando alguien en la sala contigua empezo a tocar un manzon, instrumento de mastil largo y de siete cuerdas que requeria un alto grado de habilidad musical. El musico era muy experto y, a los pocos momentos, una voz de mujer entono una vieja y pegadiza cancion que Tarod conocia muy bien. Sin anadir palabra, dio unas palmadas en la espalda a Keridil y ambos se dirigieron al salon.

Al entrar en la camara debilmente iluminada, Tarod deseo ardientemente poder librar su mente de las dudas y temores que le atosigaban y que eran causa remota de su inquietud esta noche. No habia querido preocupar a Keridil con sus sospechas precisamente hoy, pero, por alguna razon, las palabras habian brotado de sus labios antes de que pudiese detenerlas. Ademas, y por encima de las pruebas que habian dado esta noche los Margraves , tenia la intima conviccion de que algo terrible y furiosamente malo estaba ocurriendo, algo con lo que no se podia luchar. Por mucho que lo intentase, no podia borrar aquel sentimiento; ni podia rebatir la certidumbre de que los recientes acontecimientos estaban inextricablemente relacionados con la ex trana prediccion de Yandros sobre la mision que el tendria que cumplir.

Sentia una enorme frustracion en su interior y cerro ambos punos, sintiendo que los bordes del anillo se hincaban en la palma de su mano izquierda. Muchas intuiciones, muchas sospechas, pero no sabia nada... , y la larga espera de alguna senal, de algun movimiento de las fuerzas, fuesen cuales fueren, que poseia Yandros, se le estaba haciendo casi insoportable.

Bruscamente, se pellizco la nariz con el indice y el pulgar. Estaba cansado, y el gesto fue un intento de vencer la fatiga, asi como de romper el hilo desagradable de sus pensamientos. No habia prestado atencion a la musica ni a las personas que le rodeaban y, al terminar la cancion, le sorprendio la fuerza de los aplausos y se dio cuenta de que el salon estaba lleno a rebosar. Keridil aplaudia con entusiasmo, uniendo su voz al coro de los que pedian mas, y, por primera vez, Tarod miro hacia el reducido espacio del centro del salon donde se hallaban los improvisados artistas. El que tocaba el manzon estaba encorvado sobre su instrumento, templando delicadamente las cuerdas, y cuando la luz de las velas se reflejo en el pequeno pendiente de oro que llevaba el hombre en una de sus orejas, supo Tarod que era Ranil Trynan, hijo de uno de los mayordomos del Castillo. La manera en que habia logrado introducirse en aquella reunion era un misterio, pero su habilidad como musico le abria puertas que de otro modo habrian permanecido cerradas para el, y cuando al fin levanto la cabeza, la sonrisa dibujada en su fino y astuto semblante demostro que se consideraba en su elemento natural.

Sin embargo, y a pesar de la visible satisfaccion de Ranil, era la cantante que estaba a su lado quien mas llamaba la atencion. De momento, Tarod no reconocio a la alta joven de voz suave de contralto, pues se habia mudado el habito y despojado del velo de Hermana Novicia. Entonces levanto la cabeza, y los oscuros ojos castanos de Sashka se fijaron en los de el con el mismo aire desafiador que recordaba Tarod de su anterior encuentro.

Los labios de Tarod se torcieron en una fria sonrisa, y se alegro al ver que ella se ruborizaba. Entonces hizo la joven un imperioso ademan a Ranil y el joven toco los primeros acordes de una cancion que era ahora popular en la Tierra Alta del Oeste; una melodia complicada que exigia un gran esfuerzo tanto por parte del que tocaba como de la que cantaba. Sashka empezo a cantar, y dos de los oyentes mas entendidos aplaudieron inmediatamente su valor al intentar una pieza tan dificil. Tarod sintio que la musica calmaba sus excitadas emociones; entrecerrando los ojos verdes, dejo que la melodia invadiese su mente y le arrastrase con el resto del publico, hasta que la voz de Keridil en su oido le saco del ensueno.

— No habia oido cantar asi a nadie en muchos meses... Me pregunto si sera un bardo femenino.

Tarod sacudio la cabeza y dijo, sin pensarlo:

— No. Es una Novicia, de la Residencia de la Tierra Alta del Oeste.

—?Ah si...! —Keridil le guino un ojo—. Ahora la recuerdo; es la joven con quien estuviste bailando despues del banquete. Te felicito por tu buen gusto, Tarod. ?Como se llama?

Consciente de que Keridil estaba tratando bonachonamente de turbarle, Tarod correspondio a su guino con una mirada absolutamente impasible.

—Sashka Veyyil.

—?De los Veyyil Saravin? —El Sumo Iniciado arqueo las cejas—. Entonces es un buen partido, bastante rica. — Hizo una pausa y anadio—: Y tambien hermosa... Tiene un aire extrano, como si pudiese desafiar a cualquier hombre. —Su tono fue malicioso al proseguir—: Todo lo contrario que Inista Jair.

— Si — dijo distraidamente Tarod.

Keridil guardo silencio durante un rato, mientras ambos escuchaban la musica. Despues, en voz baja pero en un tono ligeramente distinto, dijo:

—Seria una imprudencia indisponerse con su clan. Son muy influyentes.

Tarod fruncio el ceno y le miro. Habia percibido algo en la voz de Keridil que insinuaba celos, y esto era impropio de el.

— No tengo la menor intencion de cruzarme en su camino — dijo—. Esta noche ha sido la primera vez que he visto a esa muchacha.

— Sin embargo, esta cantando esta cancion para ti y solo para ti; puedo verlo en sus ojos —replico Keridil—. Pero temo que cualquier pequena aventura con ella podria traer dificultades.

Tarod sintio una fria irritacion y sus ojos centellearon al mirar al otro hombre. Le encolerizaba aquella envidia tan desacostumbrada en

Keridil, y todavia le enojo mas que este pusiera en tela de juicio su moralidad.

—Me imagino que la Senora es mayor de edad y puede decidir sobre sus preferencias — dijo, con voz helada—. Aunque, desde luego si crees que mi reputacion es dudosa, tienes evidentemente el deber de ponerla en guardia contra mi. Es decir, si piensas que con ello puedes disuadirla.

Antes de que Keridil pudiese responder, se aparto de el y se abrio paso en direccion a la ventana, desde donde podria observar mejor. Sashka le siguio con la mirada y, cuando creyo que habia captado la de el, dejo que se perfilase en su semblante una dulce y vacilante sonrisa.

—Sashka. —Tarod asio la mano de la joven y se inclino sobre ella—. Gracias por tu cancion. Lo que habria podido ser una aburrida y triste celebracion se ha convertido, gracias a ti, en algo magnifico.

Mientras hablaba, le sorprendio descubrir que el cumpli do habia brotado facil y sinceramente de sus labios. Siempre habia sido capaz de representar el papel de cortesano, pero raras veces decidia hacerlo; cuando lo hacia, una parte cinica de su mente se daba perfecta cuenta de que las palabras no eran mas que un medio facil de conseguir un fin interesado. En cambio, delante de esta muchacha de rostro patricio y ojos candidos, solo podia decir la verdad. En sus dos breves encuentros, ella le habia causado un efecto profundo, y el sentido resultante de vulnerabilidad era algo a lo que Tarod no estaba acostumbrado.

Sashka bajo la mirada, dejando que solo una pequena parte de su deleite se trasluciese en su expresion.

—Gracias. Pero temo que estoy muy desentrenada; mis estudios no me dejan mucho tiemp o libre para otras actividades mas placenteras.

— Menosprecias tu talento.

Todavia tenia asida su mano y, por el rabillo del ojo, vio que Ke-ridil les estaba observando desde el otro lado del salon. Por fin termino la velada y los invitados se retiraron, menos unos cuantos empecinados que continuaron sentados, bebiendo y hablando en voz baja junto a la casi apagada chimenea. El padre de Sashka no aparecia por ninguna parte, como tampoco ninguna de las Hermanas mayores, pero Sashka no daba senales de querer

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