Vacia, extrayendolo de flores de un arbusto que solo florece una vez cada quince anos, y su nombre es impronunciable. Pero apuesto a que todo un clan de vaqueros se emborracharia con un cuarto de botella.
Tarod esbozo una sonrisa.
— Ocasiones especiales y situaciones desesperadas... ?Que...
—Lo primero, ?te lo aseguro! Ahora que he tenido unos minutos para hacerme a la idea... Pero no, hablando en serio, Tarod, te felicito de todo corazon. —Keridil levanto su copa e hizo la senal de la bendicion de Aeoris—. Has elegido bien, y tambien ella. Brindo por ti y por la novia.
Sorbieron ceremoniosamente el licor y, despues, Keridil se dejo caer en un sillon y puso los pies sobre la mesa; movimientos demasiado casuales con los que intentaba disimular su subita turbacion.
—Bueno..., ?como ha reaccionado Frayn Veyyil Saravin ante la perspectiva de tenerte por yerno?
— Todavia no lo se.
—?No has hablado con el?
— No.
Esa manana (era el ultimo dia de las fiestas de investidura del Sumo Iniciado) Tarod le habia dicho a Sashka que pediria una entrevista con Frayn sin mas dilaciones. Ella le habla sonreido con ojos maliciosos, mientras le rodeaba el cuello con los brazos.
—No hay prisa, amor mio —le habia dicho—. Ademas, mi padre no pondra inconvenientes.
El la habia besado.
— Pareces muy segura...
— ?Muy segura! Mi padre es un hombre ambicioso, Tarod. Cuando sepa que voy a casarme con un Adepto de septimo grado del Circulo, ?estara encantado! Oh, no me mires de esta manera... Se lo que sientes en lo tocante al rango y a los privilegios, y comparto tu desden. Pero ?que mal hay en sacar partido de sus ilusiones?
Y el habia capitulado, como habia cedido en todo durante estos seis ultimos dias de locura. Frayn Veyyil Saravin podia esperar... Nada importaba a Tarod, salvo el hecho casi increible de que, despues de solo cinco dias y noches febriles, Sashka hubiese accedido a ser su esposa...
Volvio a la realidad presente, al oir que Keridil decia:
—Bueno, si yo estuviese en tu lugar, no lo demoraria mucho. Seguro que una muchacha como Sashka tiene muchos pretendientes. Cuanto antes os prometais, ?tanto mejor!
?Habia todavia un matiz de rencor en sus palabras al parecer intrascendentes? Tarod recordo la discusion que habian tenido la primera noche de las fiestas, cuando Keridil habia puesto, o parecido poner, en duda sus intenciones. Pero rechazo esta idea. Llevaban demasiado tiempo siendo amigos para que los celos enturbiasen el asunto.
— Es lo que yo desearia — dijo—. En realidad, pense que tal vez cuando vuelvas de la Isla de Verano...
— ?Por los dioses, no me lo recuerdes! — Keridil hizo una mueca—. Tengo que partir manana al amanecer, y no me complace la perspectiva de un viaje de quince dias a caballo, con sequito o sin el.
—Hay mucha mas gente ansiosa de ver con sus ojos al nuevo Sumo Iniciado. Ademas, en cuanto llegues a la corte del Alto Margra-ve, ?piensa en nosotros, pobres Iniciados que nos quedaremos tiritando de frio mientras tu disfrutas del sol del sur!
— Y de las pesadillas que tendre despierto, pensando en lo que haran esos viejos tontos del Consejo sin que yo pueda impedirselo — replico agriamente Keridil —. La mayoria de los miembros mas antiguos hubiesen debido retirarse hace ya mucho tiempo. Solo el sentimiento de sentirse en deuda con ellos hizo que mi padre no realizase cambios que eran necesarios.
—Sin embargo, cuando vuelvas...
—Oh, si, cuando vuelva... Quiero reformar nuestra comunidad. Tarod, y te hago responsable de este sentimiento. ?Recuerdas lo que me dijiste la primera noche de las celebraciones, despues de que escucharamos las quejas de los Margraves? Tenias razon: estamos estancados, y en peligro de convertirnos en poco mas que un anacronismo inutil. Los Warps, la actividad de los bandidos, todo nos lleva a una situacion que amenaza con ser incontrolable, mientras nosotros permanecemos sentados, sin hacer nada. — Keridil se puso en pie, impulsado por sus propios pensamientos, y paseo nerviosamente por la estancia—. Esa noche me prestaste un gran servicio y no lo olvidare.
Y necesitare que me ayuden los Adeptos que, como tu, piensan en el futuro y no en el pasado.
—Solo tienes que pedirlo. Yo no tengo intencion de abandonar el Castillo; pienso traer a Sashka a vivir conmigo.
—Si..., si, desde luego. —Keridil fruncio el entrecejo, como si hubiese olvidado el matrimonio de Tarod —. Entonces, cuando regrese, habra que poner en marcha muchas cosas. —Miro al otro hombre—. Se que puedo confiar en ti.
—De pronto, parecio romper el hilo de sus pensamientos y tomo de nuevo su copa—. Mientras tanto, vuelvo a brindar por ti, amigo mio. ?Eres un hombre mas afortunado de lo que te imaginas!
Cuando Tarod se hubo marchado, Keridil se dejo caer una vez mas en el sillon bellamente tallado que la tradicion le obligaba a ocupar durante las reuniones que se celebraban en esta habitacion. Sabia que tenia que irse a la cama si queria estar en condiciones de emprender el viaje por la manana; pero tambien sabia que no podria dormir.
Esa noche no se habia comportado demasiado bien. Hubiese debido alegrarse por la felicidad de su amigo, regocijarse sinceramente con el. En cambio, el gusanillo de la envidia habia envenenado la entrevista.
No tenia derecho a sentirse celoso. Sashka Veyyil habia elegido libremente y, segun habia reconocido el mismo, elegido bien. Pero mientras el futuro de Tarod parecia ahora bien encarrilado hacia la felicidad, Keridil tenia la impresion de que el suyo estaba nublado por la incertidumbre y por obligaciones que habria dado cualquier cosa por no tener que cumplir. No se trataba de la libertad que le habia sido tan severamente restringida al morir su padre; desde la infancia, habia sido educado para ello, y su caracter era lo bastante fuerte para hacer frente a la situacion. Parte de el, aunque una parte pequena, disfrutaba con la pompa y las circunstancias inherentes a su nuevo papel. No; eran otras obligaciones, mas personales, las que le dolian.
Su padre, al menos asi lo creia el, habia pensado que debia casarse pronto, y en su ultima entrevista, que habia terminado con aquella horrible tragedia, habla expresado claramente su deseo de que se cas ara con Inista Jair. Una boda muy conveniente. Inista seria un perfecto complemento de la posicion del Sumo Iniciado; su educacion era impecable, y tambien sus cualidades. Jehrek habia querido elegir lo mejor para su unico heredero. Y Keridil, como hijo amante y sumiso, no podia actuar contra el que habia sido, efectivamente, el ultimo deseo de su padre.
Y Tarod iba a casarse con Sasbka Vejyil...
Era ridiculo; apenas si habia cambiado una docena de palabras con aquella Hermana Novicia de cabellos castanos. Pero habian bastado para convencer a Keridil de que, comparadas con ella, todas las Inista Jair del mundo eran como tosco granito al lado de una joya. Oh, Keridil debia hacer lo que se esperaba de el: casarse con Inista, engendrar un hijo que le sucediese cuando fuese, a su vez, a reunirse con Aeoris. Pero mientras Tarod y su esposa viviesen entre ellos, ?podria sentirse nunca contento?
Imprudentemente, agarro la botella de negro cristal y lleno su copa hasta el borde. Era mejor despertar manana sintiendo martillazos en la cabeza que pasarse toda la noche sin dormir y con la envidia royendole las entranas como una enfermedad.
?Estaba ella yaciendo esta noche con Tarod? Las habladurias se propagaban como un incendio en el Castillo, y eran demasiados los que hablaban de la puerta cerrada de Tarod y de la ausencia de la joven de las habitaciones destinadas a las Novicias para que el rumor no fuese tomado en serio. Y hacia solamente unos minutos que Keridil habia dado su beneplacito a la union, obligandose a desterrar los celos de su mente. Cuando volviese de la Isla de Verano, se completarian las formalidades y Sashka Veyyil quedaria ligada a otro hombre.
No era que estuviese enamorado de ella, se dijo tristemente Keri-dil. Ni siquiera podia decir que la conociese bien, y el amor era algo muy distinto que las punzadas de un enamoramiento a distancia. Pero esta situacion podia cambiar con peligrosa facilidad y, si su unico consuelo estaba en los encantos de Inista Jair, era ciertamente un consuelo muy pobre...
Apuro su copa y cuando levanto para guardar de nuevo la botella, el suelo parecio vacilar bajo sus pies. El licor habia surtido efecto, pero no lo bastante para eliminar la sensacion de frustracion. Tal vez, se dijo, su estancia en el sur le ayudaria a ver las cosas bajo una perspectiva mas alentadora; cuando regresase, quizas se daria cuenta de que todo habia sido una tempestad en un vaso de agua. Pero, en el fondo de su corazon, dudaba de que fuese