monstruos que no han andado por este mundo desde los tiempos de los Ancianos y charla con ellos como si de antiguos amigos se tratase? —Senalo con un dedo acusador a Tarod, que tambien se puso en pie—. Nosotros no supimos nunca de donde habia venido nuestro amigo del septimo grado. Era un exposito, un nino abandonado, sin apellido de clan ni parientes que le reclamasen. ?No era de raza humana! Bueno, amigos mios, parece que ahora hemos resuelto el enigma. Tarod no es un hombre... , ?es un demonio!
Hubo un gran alboroto, en el que cada Consejero parecia querer llevar la voz cantante. Muchos se habian puesto en pie y gesticulaban, queriendo llamar furiosamente la atencion, y no eran pocos los espectadores que unian sus voces a aquella algarabia. Keridil gritaba tambien, esforzandose por hacerse oir, pero solo cuando descargo su baston de mando como una maza sobre la mesa consiguio acallar el griterio.
— ?No tolerare este desorden! — dijo Keridil con voz serena, pero todos percibieron la colera que trataba de disimular—. Esto es una reunion de Adeptos, ?no una rina de taberna! Rhiman, lejos de mi intencion negarte el derecho de hablar, ?pero debes medir tus palabras! Este no es un problema emocional, y no quiero que nadie se deje llevar por prejuicios personales.
—Rhiman Han no te comprende, Keridil —tercio Tarod, y su voz resono claramente en la sala—. Por experiencia, ?se que no sabe juzgar las cosas de otra manera!
Keridil se volvio y le miro fijamente. Tarod estaba de pie, con la mano apoyada en la empunadura de su cuchillo, como dispuesto a sacarlo y a atacar a la menor provocacion. La piedra de su anillo resplandecia a la luz de las antorchas, y la ira brillaba en su semblante. Nunca le habia parecido tan peligroso y, de pronto, recordo involuntariamente la breve vision que le habia dado Yandros de las siete estatuas colosales del Salon de Marmol, con sus caras restauradas y demasiado reconocibles.
— Sientate — dijo, furiosamente.
Los ojos verdes de Tarod le desafiaron, y Keridil repitio:
—?He dicho que te sientes!
Volvia a tener a la asamblea bajo control, pero a duras penas. Y ahora sabia que lo que habia esperado y temido era verdad: el Consejo estaba casi unanimemente en contra de Tarod. Las palabras de Rhiman habian dado en el blanco, e incluso el propio Keridil se preguntaba si el pelirrojo no tendria razon en su afirmacion de que Tarod era, por naturaleza, poco digno de confianza. Aquel anillo.., habria podido destruirlo, tirarlo; pero no lo habia hecho. Y si habia tenido poder para expulsar a Yandros, esto queria decir que tambien lo tenia para volver a llamarle, si asi lo deseaba.
Pero Tarod no queria hacerlo. Habia jurado fidelidad al Circulo, y Keridil no podia negar que, a pesar de su naturaleza errante, habia sido siempre escrupulosamente honrado. En realidad, le inquietaban sus propias dudas: habian sido intimos amigos desde la infancia, y empezar ahora a desconfiar de un intimo amigo era casi tanto como una traicion.
Pero Tarod no era realmente humano... Nada podia borrar este hecho. Y Keridil se debia ante todo al Circulo...
De pronto, se dio cuenta de que todo el mundo esperaba que dijese algo, y sacudio apresuradamente las turbadoras ideas de su cerebro. Tarod se habia sentado de nuevo, lo mismo que Rhiman, y Keridil miro cansadamente a su alrededor.
— ?Tiene que hacer alguien alguna otra pregunta o comentario?
—Si, Sumo Iniciado.
Themila se levanto, menuda pero con aire resuelto.
— Habla, Themila.
—He oido a Rhiman condenar gratuitamente a Tarod, y deseo refutar su acusacion. Creo que tal vez ninguno de los que estamos aqui esta noche sabe toda la verdad acerca de Tarod y del parentesco que afirmo Yandros. No tenemos experiencia directa del Caos, porque hemos estado libres de su funesta influencia desde que fueron destruidos los Ancianos. Pero conocemos a Tarod desde que apenas tenia trece anos. ?Pueden negar, incluso sus enemigos —y al decir esto miro severamente a Rhiman —, que es un hombre de honor? ?Pueden negar que siempre ha permanecido firme en su lealtad a Aeoris y al Circulo?
Rhiman, dandose cuenta de que su ventaja estaba siendo contrarrestada por Themila, replico rapidamente:
—Yo no quiero difamar a nadie, Themila. Mi argumento es claro: Tarod no es uno de los nuestros. Y aunque el diga lo contrario, no podemos confiar en el. Por el bien del Circulo, ?no nos atrevamos a confiar en el!
Un murmullo de asentimiento recorrio el salon y Tarod sintio un sudor frio en toda su piel. Los esfuerzos de Themila eran inutiles; la inmensa mayoria estaba en favor de Rhiman, y Rhiman lo sabia. Pero Themila no queria ceder.
—?Como puedes prescindir a tu antojo de las pruebas que nos ha dado a lo largo de tantos anos! — protesto—. Tarod puede tener un poder inigualable, pero...
— si un dia quiere emplearlo contra nosotros y llama a sus hermanos infernales para gobernar el mundo? ?Que pasara entonces, Themila Gan Lin? ?Le recibiras con los brazos abiertos? ?Abrazaras a tu precioso hijo adoptivo mientras el Caos destroza tu tierra?
—?Esto es ridiculo! —Themila estaba a punto de llorar—. Tarod es tan incapaz de hacer dano a nuestra comunidad como...
— ?Puedes demostrarlo? — rugio Rhiman.
— ?No necesito demostrarlo! Si tu envidia te ha cegado y te impide ver la verdad...
— Themila! ?Eres tu la que esta ciega! Esa criatura... —y senalo de nuevo a Tarod, temblandole la mano de rabia y de emocion— es un demonio, ?que se ha encarnado entre nosotros! Tu misma has visto de lo que es capaz... ?Vamos a arriesgarnos, permitiendo que permanezca en el Castillo?
—?No! —gritaron muchas gargantas al unisono, tanto desde el estrado del Consejo como entre la multitud de espectadores.
Keridil se levanto una vez mas. Parecia agotado, pero esta vez no tuvo que gritar para hacerse oir.
—Rhiman, ?vas demasiado lejos y demasiado aprisa! —dijo—. No estamos juzgando a Tarod.
La confianza de Rhiman se habia reforzado al sentirse firmemente respaldado por la opinion general.
— Entonces, ?tal vez deberiamos hacerlo! — replico.
—Ni siquiera ha podido decir diez palabras, ?y menos defenderse de tus acusaciones! —protesto Themila.
— Muy bien. — Rhiman levanto ambas manos—. No quiero ser injusto. Dejemos que Tarod diga todo lo que quiera en su disculpa. Pero antes de que sigamos adelante, Sumo Iniciado, yo... y creo que la mayoria de los que estamos aqui..., quisieramos que definieses la naturaleza de la decision que hemos de tomar.
Era lo que Keridil habia temido mas, y comprendio que Rhiman le habia situado habilmente entre la espada y la pared. No podia eludir la cuestion; como Sumo Iniciado y presidente del Consejo, no podia hacerlo; pero pronunciarse en voz alta, en presencia de Tarod...
Tratando de ganar tiempo, dijo:
— No creo que esto sea necesario de momento, Rhiman.
—Pues yo... , nosotros... —dijo Rhiman, senalando a los otros
Consejeros, que asintieron con la cabeza— si que lo creemos necesario.
Estaba atrapado. Keridil se lamio los labios.
—Esta bien. El Consejo decidira si Tarod debe continuar como Adepto del Circulo o ser formalmente expulsado de el y requerido para que salga de la Peninsula de la Estrella.
No pudo mirar a Tarod, pero sintio la intensidad de su mirada pasmada. Rhiman sonrio friamente.
— ?Y que dices de la tercera alternativa, Sumo Iniciado?
— ?Que tercera alternativa...?
El pelirrojo salio despacio de detras de la mesa. Nuevamente habia captado la atencion de todos los demas.
—Por desagradable que sea hablar de esto, existen precedentes, ?y creo que ninguno tan grave como este! Si esta asamblea se pronuncia contra el Adepto Tarod, pido formalmente que se considere la alternativa de la ejecucion.
— ?Que ejecucion? —repitio Keridil, casi incapaz de creer lo que acababa de oir—: No puedes hablar en serio. Eso es una locura, ?y por los dioses que no voy a tolerarlo!
— No tendras mas remedio, Keridil — dijo Rhiman, prescindiendo del tratamiento para recalcar su posicion—.