Todos conocemos tu antigua amistad con Tarod y comprendemos que te resistas a considerar una medida tan drastica contra el. Pero no puedes oponerte al veredicto de la mayoria. Ni creo que lo pienses por un solo instante. —Hizo una ligera reverencia de cumplido y Keridil comprendio que estaba derrotado. Rhiman sonrio y lanzo su estocada definitiva—: Como Sumo Iniciado que eres, esperamos tus instrucciones sobre el asunto.
La amenaza era demasiado clara. Keridil comprendio que habian dado este rumbo a los acontecimientos combinando el miedo con la envidia, y aunque Rhiman era claramente el inductor, por un motivo puramente personal, habia conseguido de los supersticiosos Consejeros el apoyo suficiente para alzarse con la victoria.
Como el Sumo Iniciado guardase silencio, Rhiman dijo amablemente:
— ?Vamos a someter el asunto a votacion, antes de que sigamos adelante?
Por fin se obligo Keridil a mirar en direccion a la silla solitaria del pasillo. Tarod estaba mortalmente palido, inmovil; solo los ojos verdes mostraban alguna animacion. Y Keridil no habia visto nunca una colera parecida en ningun mortal.
No podia vetar la peticion de Rhiman. Aunque, segun habia dicho la noche pasada a Themila, tenia el poder teorico de revocar incluso las decisiones del Consejo en pleno, hacerlo equivaldria a su propia destruccion. Hacer abiertamente causa comun con Tarod, frente a tanta oposicion, seria confesar una parcialidad que, como Sumo Inicia do, no se atrevia a mostrar si queria conservar el respeto y la confianza del Circulo. Fuesen cuales fuesen las obligaciones morales de la amistad, tenia que autorizar la votacion... y acallar lo mejor posible su conciencia.
Se levanto y apreto los dedos sobre el baston de mando propio de su cargo, como para sacar de el fuerza y con suelo.
—El Consejero Rhiman Han pide que se ponga a votacion la cuestion de si hay que considerar o no la posibilidad de la ejecucion. Se acepta la peticion, y pido a todos los Consejeros que emitan su voto de la manera formal.
Un ujier que habia estado en pie junto a la silla de Keridil se adelanto, tomo el baston de mando de su mano y lo llevo pausadamente alrededor de la mesa. Se detuvo delante del primer Consejero, el cual miro rapidamente a Keridil y despues apoyo la mano en el baston.
—Voto a favor del Consejero Rhiman.
Todos empezaron a murmurar y el susurro crecio en intensidad. El ujier siguio adelante.
—Voto a favor del Consejero Rhiman.
—Voto a favor del Consejero Rhiman.
—Voto a favor del Consejero Rhiman.
Uno tras otro, fueron respondiendo lo mismo. Tarod no podia moverse, no podia pensar; solo podia seguir mirando incredulo a Ke-ridil. En el breve lapso de tiempo transcurrido desde que se abrio la sesion, el amigo en quien mas confiaba le habia vuelto la espalda, habia roto los lazos de la amistad y se habia puesto la mascara de un Sumo Iniciado que, segun le parecia a Tarod, huia de todo compromiso. Incluso la formalidad del acto era una barrera segura, detras de la cual podia resguardarse Keridil. La voluntad de la mayoria... Solo Keridil tenia derecho a oponerse a esta voluntad, a anularla, en pro de la razon. Y no lo habia hecho.
Por fin termino la votacion. Con solo tres excepciones, Themila entre ellas, todos los miembros del Consejo de Adeptos se habian puesto de parte de Rhiman Han. Y Rhiman se regocijaba de su triunfo. Se volvio al ser devuelto el baston de mando a Keridil, y dijo:
—Te quedo muy agradecido, Sumo Iniciado. ?Quieres disponer lo necesario para que continue el procedimiento?
— No.
Keridil se levanto bruscamente. Le dolia terriblemente la cabeza y los murmullos del salon resonaban en su cerebro. Necesitaba tiempo para pensar: hasta ahora, Rhiman habia forzado la situacion, y no estaba dispuesto a dejarse llevar mas lejos.
—Continuaremos esta reunion manana al mediodia —dijo, levantando la voz para que le oyesen todos los presentes —. Esta situacion se ha producido con demasiada rapidez para que podamos juzgarla claramente en una noche, sobre todo cuando se han desatado las emociones. Os doy las gracias a todos por vuestra asistencia. Se levanta la sesion.
Rhiman se quedo perplejo y parecio que iba a discutir la decision, pero la expresion del semblante de Keridil le hizo cambiar de idea. Permanecio sentado en su silla, rasgando contrariado unas hojas de papel, mientras la sorprendida y defraudada multitud empezaba a abandonar la sala. Al fin quedaron solamente un punado de personas: Keridil, tres de los mas viejos Consejeros, Rhiman, Themila... y Tarod.
Tarod se habia acercado al estrado de los Consejeros, apartandose de los otros, y estaba haciendo unas muescas en la vieja madera con la punta de su cuchillo. Tenia que hablar con Keridil, pero, estando Rhiman presente, no podia confiar en conservar su aplomo. Oia fragmentos de conversaciones, dominadas por la voz de Rhiman, pero presto poca atencion hasta que Keridil dijo de pronto:
— ?Estoy cansado, Rhiman! Continuaremos manana. Mientras tanto contentate con haberte salido con la tuya.
—Esto no es suficiente, Keridil —insistio Rhiman, enojado—. Por todos los dioses, ahora sabemos la verdad acerca de Tarod. ?No es mas humano que su maldito amigo Yandros! ?Vas a decirme que defenderas a un demonio del Caos? ?Al ser maligno que asesino a tu padre?
Una especie de fuego interior, imposible de dominar, dio mayor fuerza a la colera de Tarod y a su sentimiento de haber sido traicionado, hasta que no pudo contenerse. Se volvio, y Rhiman giro sobre sus talones, alarmado, cuando resono furiosa la voz de Tarod:
— ?Rhiman!
Rhiman trato de parecer despreocupado, pero su indiferencia no era un escudo suficiente contra la mirada asesina de Tarod. Este levanto la mano izquierda, de manera que resplandecio la piedra de su anillo, casi cegando al otro hombre.
—Una vez jure, Rhiman Han, que permaneceria fiel a nuestro Circulo — dijo suavemente Tirod, pero en un tono terriblemente amenazador—. Yo no quebranto mis juramentos, pues no los presto a la ligera. Recuerdalo bien, pues ahora voy a prestar otro. Si alguna vez tengo que utilizar los poderes que retengo, ?seras el primero en comprender lo que es ser un juguete del Caos!
Bruscamente se extinguio la rabia que habia hecho presa en el, y se dio cuenta de lo que acababa de decir. Con una sola frase se habia condenado; pero las palabras habian brotado de sus labios antes de que pudiese detenerlas. Los otros le miraban, horrorizados. Themila inicio un movimiento hacia el, pero Keridil la contuvo.
—Tarod... ?tienes que retractarte de esto!
Tarod suspiro profundamente. Ahora ya no podia remediar la Situacion.
— ?Creeria alguien en mi palabra si lo hiciese? — replico con voz ronca.
— ?Claro que te creeria! Pero tu comportamiento anade lena al fuego de las acusaciones. ?No puedo permitir que esto continue! — exclamo el Sumo Iniciado.
— Entonces, ?haz lo que sabes que es justo, Keridil! —Rhiman avanzo un paso hacia Tarod, sintiendo renacer su confianza—. ?Tu mismo has visto lo que es el! ?Has oido lo que ha dicho! ?Podemos permitir que esta criatura siga viviendo, para que pueda lanzar a sus odiosos semejantes contra nuestro mundo cuando le venga en gana? El Circulo no puede tolerar la presencia de un diablo en su seno, y por Aeoris que si tu no le haces matar, ?lo hare yo con mis manos!
Habia empezado a desenvainar su espada, y al verle avanzar como un toro furioso, Tarod saco el cuchillo de su vaina con rapido movimiento.
— Tarod! —le suplico Themila. Se aparto de Keridil y corrio hacia Tarod interponiendose en el camino de Rhiman—. No dejes que te provoque, ?no le des una razon para atacarte!
Tarod se volvio al acercarse ella. Nunca sabria si Themila habia pretendido apartar a Rhiman de su presa; todo ocurrio con demasiada rapidez. Rhiman no pudo detener su propio impulso y Themila se habia movido tambien tan de prisa que Tarod no tuvo tiempo de apartarla a un lado. Themila y Rhiman chocaron, y la espada desenvainada de Rhiman se hundio hasta la empunadura en la espalda de Themila, sin que el pudiese evitarlo.
Con un grito de incredulidad y de horror, Rhiman trato de sujetar a la mujer que caia, pero no habia reaccionado con la suficiente rapidez y no pudo impedir que se derrumbase en el suelo con un ruido sordo. Poniendose de rodillas, Rhiman trato de tomarla en sus brazos—. ?Themila! ?Oh dioses, no, no! ?Themila!
Todavia estaba repitiendo su nombre cuando una mano le agarro de un hombro y le aparto violentamente. Rhiman se debatio y la mano apreto con increible fuerza, casi hasta romperle la clavicula. Tarod lanzo a Rhiman