anunciado que un hombre peligroso, buscado por el Circulo por conspirar con el Caos, estaba entre ellas. La reaccion de las Hermanas habia sido satisfactoriamente espectacular y, bajo la mirada de Kael Amion, que habia venido apresuradamente de unas habitaciones que raras veces abandonaba aquellos dias, Sashka habia contado toda la historia de Tarod a sus pasmadas oyentes. Ahora, mientras la joven le miraba fijamente, sin soltar el garrote, Kael tuvo la clara impresion de que no dudaria en emplearlo de nuevo a la menor ocasion. ?Como era posible que un amor tan intenso se hubiese convertido tan rapidamente y con tanta vehemencia en odio?, se pregunto Kael. Sashka habia golpeado a Tarod casi con deleite, como si fuese su enemigo de toda la vida en vez del hombre con quien habia estado a punto de casarse... La anciana vidente sacudio la cabeza, para alejar de ella estas especulaciones. No podia comprender a una muchacha como Sashka Veyyil y, fuesen cuales fueren sus motivos, lo cierto era que habia capturado a un hombre peligroso, un asesino y algo peor. Esto era lo unico que importaba.

Una Hermana sin aliento llego corriendo por el pasillo, con la falda arremangada, sin preocuparse del decoro.

—Los hombres de la granja han sido avisados, Senora. Traen guadanas y hoces y todas las herramientas que pueden servirles de armas.

—Ahora ya no necesitamos armas, gracias a Aeoris —dijo Kael—. Pero necesitaremos hombres de confianza para escoltar al preso hasta la Peninsula de la Estrella. ?Que les habeis dicho?

La Hermana sacudio rapidamente la cabeza.

— Nada, Senora, salvo que ha sido aprehendido un delincuente del que se habia ordenado la captura.

—Muy bien. No hay que alarmarles con historias de hechiceria, o escaparian en la noche como conejos asustados. Ahora quiero que venga la Hermana Erminet Rowald. Necesitamos su conocimiento de las hierbas para mantener drogado a ese hombre hasta que se halle seguro en el Castillo. —Alguien fue a cumplir su orden y ella miro de nuevo a Sashka—. Hija mia, ?estas segura de que Tarod no intento negar las acusaciones del Sumo Iniciado?

Los ojos de Sashka brillaron furiosos.

— Senora! Dijo que todo era verdad, y que habia algo peor, nu-cho peor, como ya te dije.

—Esta bien, esta bien, nadie duda de tu palabra; pero tenemos que asegurarnos. —Kael hizo una pausa—. Si han puesto precio a su cabeza, como dices, es probable que el Circulo envie hombres en su busca, y nuestra Residencia podria ser uno de sus primeros objetivos. Con la ayuda de Aeoris, nuestro grupo podria encontrarse con ellos antes de llegar a las montanas.

—Senora... —Sashka seguia mirando fijamente a Tarod y la expresion de su semblante era una mezcla peculiar de resentimiento, orgullo y astucia—. ?Me das permiso para cabalgar hasta el Castillo con la escolta?

— ?Quieres ir al Castillo? ?Por que, hija mia?

Sashka echo la cabeza hacia atras.

— Creo que soy quien puede explicar mas claramente al Sumo Iniciado todo lo que ha ocurrido aqui esta noche. Y... me gustaria que supiese que he sido personalmente responsable de la captura de su enemigo.

Kael vio inmediatamente el rumbo de los pensamientos de la joven y no supo si darle una fuerte reprimenda por su arrogancia o reirse de su presuncion. Entonces recordo las palabras de la carta de Keridil Toin, la preocupacion que habia mostrado por ella, y penso ironicamente en como habian sido esta noche cruelmente desbaratados los planes y las esperanzas de Sashka. Por muy tortuosa que pudiese ser, se merecia al menos una segunda oportunidad.

—Esta bien. Te acompanara la Hermana Erminet, pues puedes necesitar sus servicios durante el viaje.

Sashka se volvio a ella, iluminado el semblante por una sonrisa dulce e inocente como una flor.

— ?Gracias, Senora!

El grupo salio al amanecer, y estaba compuesto de cuatro robustos labriegos de las fincas del valle, montados en pesados y placidos caballos y conscientes de su gran responsabilidad. Llevaban horcas y garrotes, levantados a la manera de lanzas, y formaban una guardia delante y detras de las dos mujeres, Sashka y la Hermana Erminet, y la yegua alazana, que habia sido encontrada pastando fuera de la Residencia y sobre la que habian atado a Tarod.

Los narcoticos de la Hermana Erminet garantizaban que Tarod no recobraria el conocimiento hasta muy avanzado el dia, y ademas habia sido atado a la silla con las manos sujetas debajo del cuello de la yegua, de manera que yacia con la cabeza enterrada en la crin de esta. Despues de una breve mirada desdenosa, Sashka no se molesto una sola vez en volverse a mirarle, mientras la pequena comitiva ascendia por la ladera del valle en direccion a las montanas que se elevaban amenazadoras a lo lejos. Todavia se estremecia de colera por haber sido enganada, al menos asi lo creia ella; pero aun era mayor la exc i-tacion que sentia ante la perspectiva de encontrarse de nuevo con el Sumo Iniciado... y en circunstancias que podian ser muy favorables.

Los caballos llegaron al borde del valle y echaron a andar por la carretera. Entonces sintio Sashka algo duro que se clavaba en su costado, causandole molestias. Hurgo en su bolsa, causa aparente de su malestar, y saco la insignia de oro de Iniciado que le habia dado Ta-rod. Parecia que habia pasado mucho tiempo y, ahora, aquella prenda ya no significaba nada. Durante unos momentos contemplo el circulo de oro dividido por un rayo en la palma de su mano. Despues, con un indiferente ademan, lo arrojo a un lado del camino. El metal centelleo entre las hierbas y uno de los caballos resoplo y dio un paso a un lado, alarmado por aquella cosa desconocida y brillante. Entonces una nube cubrio la cara carmesi del sol y el pequeno resplandor dorado se apago mientras el grupo proseguia su camino.

CAPITULO 16

— Estamos en deuda contigo, Hermana Novicia Sashka Vey yil. —El anciano Consejero tomo la mano de Sashka y se inclino sobre ella de una manera normalmente reservada a las mujeres de alta categoria... y de edad avanzada—. Nos has prestado un gran servicio, y el Circulo te esta sumamente agradecido.

Sashka disimulo su orgullo y su satisfaccion bajo una mascara de adecuada modestia e hizo una reverencia.

— Creo que no he hecho mas que cumplir mi deber con Aeoris, Senor. Pero me halaga mucho tu amabilidad.

Mientras hablaba, miro brevemente y de reojo al hombre de rubios cabellos que estaba un poco apartado de los otros en la habitacion elegantemente amueblada. Era el unico que todavia no le habia dicho una palabra, y esto la disgustaba e inquietaba al mismo tiempo, haciendo que se preguntase si le habia molestado u ofendido en algo. A fin de cuentas, habia sido amigo intimo del hombre que ahora yacia inconsciente en una habitacion fuertemente custodiada de otra ala del Castillo... Pero la carta, su carta, habia parecido tan prometedora...

Keridil vio que la joven le miraba y su pulso se acelero desagradablemente. Habia una combinacion de suplica y desafio en aquella mirada; pero, aunque creia haber interpretado bien su significado, todavia se sentia reacio a hablar. Hasta ahora habia dejado que los ancianos del Consejo ofreciesen a Sashka los placemes que le eran debidos, prefiriendo mantenerse el en segundo termino hasta que estu-vie se mas seguro de si mismo.

No podia borrar enteramente de su memoria la impresion que habia sentido cuando, hacia apenas una hora, habia llegado al Castillo el grupo de la Tierra Alta del Oeste. De momento, al ver la figura inmovil de Tarod atada sobre el lomo de la yegua, sin el menor respeto ni consideracion, un sentimiento de culpa habia roido sus entranas como una rata hambrienta. Pero entonces habia visto a Sashka, y aquel sentimiento habia sido superado por otras y mas fuertes emociones.

Al escuchar su relato, hecho con un aplomo que le impresiono en gran manera, empezaron a renacer las viejas esperanzas en la mente de Keridil. Ya no tenia motivos para estar celoso: Sashka habia roto todos los lazos con Tarod por su propia voluntad, y volvia a ser libre. Si su cambio de actitud era autentico, y Keridil no tenia razon alguna para pensar de otra manera, lo que antes le habia parecido inalcanzable se habia convertido, de pronto, en una posibilidad.

Se dio cuenta de que la estaba mirando como un vulgar mozo de cuadra y desvio rapidamente la mirada. Si pudiera encontrar una oportunidad de hablar con ella a solas...

Tambien Sashka abrigaba ideas parecidas. Aunque halagada por los encomios que le prodigaban los Consejeros, deseaba que los ancianos terminasen sus discursos y se marchasen. Deseaba tener ocasion de mirar

Вы читаете El Iniciado
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату