flotar tembloroso en la niebla; pero estas ilusiones enganosas se habian desvanecido. Pero el propio Salon parecia vivo y expectante; sentia su tension como un presencia fisica. El suelo de mosaico estaba frio bajo sus pies descalzos... Cruzo las manos y se esforzo en calmar su mente, en hacerse receptiva al contacto con Tarod.
Su presencia se manifesto de pronto y poderosamente en la mente subconsciente de Cyllan. Por un instante, vio la habitacion oscura en la cima de la torre y creyo ver tambien los ojos verdes fijando la mirada en los suyos y brillando con una intensidad que la asusto. Entonces sintio que aquella voluntad que la guiaba empezaba a fundirse con la suya y tomaba el mando... Respirando despacio, superficialmente, alargo las manos como una sonambula y las apoyo en la tosca superficie del bloque de madera. Al tocarla, una fuerte sensacion de vertigo la alcanzo, como surgiendo de debajo del suelo, y se tambaleo y se mordio la lengua para no gritar de espanto. Esta sensacion paso, pero Cyllan supo que, detras de sus parpados cerrados, algo habia cambiado. La tension se estaba transformando en una impresion de sueno, como si flotase libre de tiempo y del espacio. Queria abrir los ojos, pero le faltaba valor para hacerlo. Todo lo que la rodeaba no habia sido hecho para que lo viesen o comprendiesen los mortales, y esta certidumbre le infundio algo parecido al panico. Agito mentalmente los brazos, buscando ciegamente un ancora, y casi en el mismo instante, la otra voluntad se impuso a ella y la sostuvo, librandola del terror. Sintio de nuevo en su mente la presencia de Tarod, pero era una presencia que trascendia humanidad, mas poderosa que todo lo que ella habia conocido. Por un momento, su propia voluntad se resistio, impulsada por el miedo, pero aquella presencia la apaciguo, la tranquilizo, y Cyllan se dejo eclipsar por ella, mientras Tarod la conducia a traves de los planos hacia la meta comun.
Con la espada desenvainada, Drachea penetro en el sotano y siguio cuidadosamente su camino entre los libros y manuscritos desparramados en el suelo. Se volvio rapidamente a cada paso, levantando la espada como para parar un ataque por la espalda, pero la precaucion era inutil. No habia nadie en la biblioteca.
Y sin embargo, tenia la conviccion de que no todo estaba como debia estar. Notaba una anomalia, aunque no podia descubrir su causa. Drachea no era adivino, pero algo le ponia sobre aviso, incluso antes de llegar a la puerta baja de la pared del fondo y encontrarla abierta de par en par.
Piso el umbral, lamiendose los labios, vacilante. Por alli se iba al Salon de Marmol, el unico lugar de todo el Castillo donde, segun su propia confesion, Tarod no podia entrar. Sin embargo, la puerta estaba abierta, indicando que alguien habia pasado recientemente por ella... , y el otro unico habitante del Castillo era Cyllan...
El miedo irracional que le habia inspirado el Salon de Marmol no significaba nada en comparacion con la inesperada oportunidad de ajustarle las cuentas a Cyllan. Dejo la espada, consciente de su poca utilidad en el espacio reducido del pasillo, y desenvaino el cuchillo. La hoja brillo siniestra a la extrana luz, y Drachea avanzo, despacio y cautelosamente, hacia la puerta de plata.
Primero experimento una terrible sensacion de peso, como si los imponentes acantilados de la Tierra Alta del Oeste cayeran sobre ella y la aplastasen... Pero resistio, apremiada por la voluntad que se habia entrelazado con la siga, y bruscamente ceso la presion, sustituida por el balsamo de una fresca y clara corriente que la arrastro como a un pez en su curso. Oyo la misteriosa cancion de los fanaani, pero pronto se extinguio, en su lugar fue azotada por un alegre y caprichoso vendaval... , como una oleada de calor inflamado e inextinguible. Tuvo la impresion de que pasaba en medio de fuego, y rompio a gritar, hasta que de pronto el terrible dolor fue mitigado por una voz que hablaba a lo mas hondo de su conciencia. Despacio, parecia decirle. Despacio... , poco a poco... Estoy contigo...
Y se hizo un silencio. Sintio como si pendiese ingravida e inmovil en la nada; sin embargo habia turbacion en su mente, inquietud, miedo... , la sensacion de que algo esperaba debajo de ella... , y la voz hablo de nuevo dentro de ella y dijo: Mira...
Era un mundo en negro y plata, sin el menor color que mitigase su austeridad. Cyllan se cernia incorporea sobre un suelo cuyos mosaicos trazaban un complicado dibujo, y al mirar hacia abajo, vio un cuadro extraordinario, inmovil.
Unos veinte o treinta hombres y mujeres estaban alineados en un circulo, vueltas las cabezas hacia un hombre que llevaba un grueso y sombrio traje de ceremonia y un aro en la cabeza que tenia un brillo frio. Sus brazos estaban extendidos y sostenian con ambas manos una pesada y amenazadora espada que reflejaba una luz que parecia inflamar el aire a su alrededor. La luz iluminaba su robusto cuerpo, y su cara, aunque joven y bella, reflejaba dureza en sus facciones.
Cyllan sintio como si la atravesase un venablo de colera, y comprendio que procedia de la conciencia anexa que era la de Tarod. Miro de nuevo y vio que el joven que sostenia la espada estaba plantado delante de un gran bloque de madera negra... y que sobre el bloque habia otra figura, alta, macilenta, medio oculta la cara por una mata de cabellos negros. La rigidez inmovil de la escena daba un aspecto macabro a la actitud de extrema angustia de la victima tendida sobre el bloque... Entonces, el furor cobro de nuevo vida y la mente de Cyllan retrocedio espantada al reconocer la victima.
La piedra, Cyllan..., encuentra la piedra... La voz que hablo dentro de ella no demostraba emocion palpable, pero Cyllan sintio la furiosa oleada de dolor que acompanaba a las palabras. Momentaneamente, comprendio lo que debio sentir Tarod al presenciar la escena de su propia ejecucion, pero esta comprension fue eclipsada por un deseo apremiante que surgio en sus entrelazadas voluntades. Guiada por Tarod, concentro toda su fuerza en la busqueda...
Y entonces la vio. Estaba en las manos de otro Iniciado que se hallaba al pie del bloque, y brillaba con fria vida propia. Una sola gema, bella y de multiples facetas..., la piedra del Caos.
Tomala, oyo que Tarod le ordenaba en voz baja, y algo parecio impulsarla hacia delante y hacia abajo, de manera que su mente alcan zo las figuras inmoviles del cuadro. La piedra empezo a latir, lanzando siete rayos de luz que a punto estuvieron de cegarla a medida que se iba acercando... , y la presencia que habia en su mente se apercibio para un ultimo y unico esfuerzo de voluntad. Sabia que este era el momento peligroso; se requeriria toda la habilidad de Tarod para entrelazar sus conciencias compartidas con la piedra-alma y rescatarlas de aquel mundo de ilusion y fantasmagoria. Sintio que el poder crecia dentro de ella, hasta que penso que no podria contenerlo y que estallaria bajo su inexorable presion... Pero siguio creciendo y la piedra luminosa resplandecio mas que nunca, atrayendo a Cyllan como un terrible remolino...
Un enorme estruendo estallo en todas direcciones a la vez y Cyllan grito aterrorizada cuando mil ecos retumbaron en sus oidos y fue lanzada de aquella dimension. La mente, el cuerpo y el alma saltaron en pedazos y el grito siguio sonando... hasta que, con un gigantesco chasquido, retorno el mundo.
Estaba tendida sobre el tajo de ejecucion, expulsado todo el aire de sus pulmones por la fuerza del impacto. Trato de moverse, pero sus miembros no tenian fuerza y solo pudo deslizarse impotente hasta el suelo mientras sus perturbados sentidos luchaban por recuperarse. Al fin, guiada por el frio de las baldosas de marmol, pudo orientarse un poco y, lenta, gradual y dolorosamente, consiguio sentarse. Tenia cerrados los punos y, cuando trato de abrirlos, se vio sacudida por violentos espasmos musculares..., pero sintio algo duro y frio y redondeado en la palma de la mano...
— Tarod....
Articulo su nombre en voz alta y cascada, tratando de obligar a su voluntad a fundirse de nuevo con la de el, y casi sollozo aliviada cuando sintio que la mente de Tarod se acercaba a la suya. La presencia fue debilitada por la terrible experiencia compartida; el habia gastado toda su energia conjurando a las fuerzas que habia empleado, y el contacto era tenue. Sin embargo, era suficiente...
Ella proyecto la certidumbre que tenia con toda la fuerza que le quedaba. Tengo la piedra...
El apenas pudo responderle y Cyllan empezo a levantarse. Al ponerse de pie, tuvo que apoyarse en el bloque de madera para mantener el equilibrio y recobrar el aliento, y fue mientras llenaba de aire sus pulmones, todavia con la piedra del Caos apretada en su mano, que una brillante hoja de acero paso por encima de su hombro y se detuvo casi rozando su cuello, y una voz salvajemente triunfal le dijo:
—Gracias, Cyllan. Has resuelto mi problema mas apremiante.
Tarod se derrumbo en su sillon, echando la cabeza hacia atras. El sudor brillaba en su cara y en sus manos. Estaba agotado y la fuerza que ansiaba se negaba a volver a el. Llamar y emplear aquel poder era fatigoso en todas las circunstancias, pero hacerlo a traves de otro, valiendose de otra mente, casi habia sido su perdicion. Solamente con un ferreo control de su voluntad habia podido volver el mismo y hacer volver a Cyllan del limbo, y ahora se sentia tan debil como un nino recien nacido.
Pero lo habia logrado... Esto encendio un fuego en su interior, pero no tenia fuerzas para regocijarse. Habia triunfado y la piedra habia sido recobrada de aquel otro mundo...
Debia ir junto a Cyllan. En su actual estado no tenia energia para traerla de nuevo a la torre, pero debia ir a