su encuentro. Con un tremendo esfuerzo, se levanto del sillon y se tambaleo como si estuviese borracho. Y entonces, al volverse hacia la puerta, algo rebullo en el nivel mas hondo de su conciencia.
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Esto le inquieto, pues reconocio el origen de la llamada psiquica y muda, y su inflexion le dijo que algo andaba mal.
Miedo. Era miedo lo que percibio en la llamada de ella; miedo y una suplica incoherente. Agotado como estaba, no podia aunar completamente su mente con la de Cyllan, pero le quedaba energia bastante, acuciada ahora por la alarma, para marchar fisicamente hacia ella. Al hacerlo oyo mas claramente lo que ella queria decirle.
La impresion que le causaron sus palabras sacudio la cansada mente de Tarod, y le hizo comprender la verdad con terrible claridad. Giro en redondo y se acerco a la vela que seguia encendida y con un halo enfermizo, y se inclino sobre la nacarada llama verde. Imagenes confusas bailaron ante el; ordeno que se fijasen, y entonces vio a Cyllan.
Estaba arrodillada en el suelo de mosaico a los pies de Drachea, con ambos brazos cruelmente retorcidos a su espalda. Drachea apoyaba la hoja de un cuchillo en su cuello, de manera que cualquier movimiento imprudente haria que le cortase la vena yugular. Tenia los ojos fuertemente cerrados y Tarod vio sangre en el labio que se habia mordido.
Un furor mas intenso que nunca empezo a invadir su mente. El furor que habia sentido en la muerte de Themila, el que le habia llevado a matar a Rhiman Han, o el provocado por la traicion de Sashka, no eran nada en comparacion con la loca colera que le consumia ahora. Jadeo, se tambaleo hacia atras y, con una mano, barrio la vela, los libros y todo lo que habia sobre la mesa. Cayeron al suelo; el misterioso halo se extinguio, y en la mente de Tarod se hizo una oscuridad que trajo consigo un resurgimiento de poder que dirigio furiosamente contra Drachea...
Grito esta palabra en un desesperado esfuerzo por romper su propia concentracion, y casi cayo de espaldas al desintegrarse aquel rayo de poder en su cabeza. Su magia era inutil; sin un medium bien dispuesto no podia cruzar la barrera que se interponia entre el y el Salon de Marmol, y emplear a Cyllan como vehiculo para esto seria matarla. Aspiro aire, esforzandose en calmarse y rebelandose furiosamente contra la idea de que estaba atrapado. No podia hacer nada contra Drachea, y Drachea tenia a Cyllan como rehen. Fuera lo que fuese lo que quisiera el heredero del Margrave (y Tarod creia tener la respuesta a esa pregunta), no tenia mas remedio que acceder. Si se negaba, Cyllan moriria. Y al enfrentarse con esta ultima y terrible prueba, Tarod supo que todo sacrificio seria poco para salvarla.
—Asi pues, nuestro mutuo amigo te ha oido y sabe el apuro en que te hallas. —Drachea sonrio, hablando suavemente, y dio un cruel tiron a los brazos sujetos de Cyllan que hizo que esta gritase de dolor—. Sin duda sabe tambien lo que seria de su preciosa piedra si tratase de cruzarse en mi camino.
Cyllan no respondio. No podia moverse, sabiendo que Drachea sostenia la hoja del cuchillo tan cerca de su cuello que el menor movimiento haria que se clavase profundamente, y que la herida seria fatal. Habia sentido la desesperacion y furia de Tarod al darse cuenta este de lo que habia sucedido, pero ahora no habia ninguna presencia en su mente. Rezo para que tuviera todavia una reserva de energia que pudiese emplear para destruir a Drachea, y se maldijo mil veces por su estupidez. Si no hubiera suplicado a Tarod que tuviese clemencia, Drachea estaria muerto...
Otro cruel tiron a sus brazos la devolvio a la realidad.
—?Y bien? —pregunto Drachea con voz dura, junto a su oido—. ?Que dice? ?Que pretende hacer?
Cyllan emitio unos sonidos inarticulados y el retiro lo bastante el cuchillo para que pudiese hablar.
—No... no lo se... —murmuro ella.
— ?Embustera!
—
Drachea se echo a reir.
— Entonces, tal vez tu amante-demonio te aprecia menos de lo que creias. En cambio, aprecia mucho esa bonita chucheria que tienes en la mano. Sueltala, Cyllan.
Ella apreto el puno.
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— ?He dicho que la sueltes!
El cuchillo toco el cuello de Cyllan y esta se dio cuenta de que nada conseguiria con una actitud desafiadora. El podia matarla y apoderarse de la piedra, y nada habria ganado con su sacrificio.
La joya cayo al suelo con un debil y frio retintin, y Drachea la miro fijamente, casi incapaz de creer en su buena suerte. Parecia una baratija bastante corriente, mate, sin vida, como un trozo de cristal. Pero habia visto el resplandor rojo-blanco que habia brotado de la mano estirada de Cyllan cuando aquella cosa se habia materializado ante sus ojos, y habia sentido el poder que palpitaba en su nucleo. Era un artefacto mortal, y el Circulo le recompensaria esplendidamente cuando lo pusiese de nuevo bajo la custodia que por derecho le correspondia.
Drachea habia entrado en el Salon de Marmol cuando el rito celebrado por Tarod y Cyllan se acercaba a su punto culminante. Cyllan no veia nada de cuanto la rodeaba y el se habia ocultado detras de una de las negras estatuas, apostando a que su presencia pasaria inadvertida. Pronto se dio cuenta de que Cyllan estaba actuando como medium del sombrio hechicero, y cuando vio la radiacion de la piedra-alma brotando entre los dedos apretados de ella, supo lo que habian hecho y le invadio un vertiginoso entusiasmo. Debil como estaba ahora, Cyllan seria una presa facil. Tarod no podia entrar en el Salon..., y Drachea, con la piedra-Caos en su mano, tendria una fortaleza inexpugnable desde la que formular sus exigencias.
Pero hasta ahora no habia tenido oportunidad de formularlas. Habia ordenado a Cyllan que estableciese contacto con Tarod, pero aunque ella juraba que lo habia hecho, Tarod no habia respondido. Sin duda consideraba que podia prescindir de ella y, en definitiva, vendria en busca de la piedra. Y no estaria dispuesto a perder su propia alma por mor de un sencillo trato...
Drachea se pregunto si Tarod estaria proyectando algun contraataque. Aquel demonio era muy astuto, y le inquietaba no poder hacer nada salvo esperar. Furioso, de pronto, retorcio una vez mas el brazo de Cyllan, abriendo la boca para amenazarla si no trataba de nuevo de establecer contacto. Pero antes de que pudiese hablar, otra voz rompio el misterioso silencio del Salon de Marmol.
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El tono era escalofriante, tranquilo pero terrible. Drachea se sobresalto y estuvo a punto de soltar los brazos de Cyllan; viendo una oportunidad, por ligera que fuese, ella se retorcio y trato de desprenderse, pero antes de que pudiese hacerlo, el la sujeto con mas fuerza, de modo que la cabeza de ella se apoyo en su hombro, y toco con el cuchillo la carne de su cuello. Poco a poco, tirando de su carga, Drachea se volvio en redondo.
La niebla centelleante se habia abierto como si un rayo de luz la hubiese atravesado, y el camino hacia la puerta de plata era claramente visible. A un paso mas alla del umbral del Salon de Marmol, estaba Tarod, con la mirada enloquecida y levantando la mano izquierda para senalar directamente a Drachea.
Tarod dijo, con malicia inhumana:
— Sueltala.
Por un instante, Drachea vacilo; pero entonces recordo las propiedades del Salon de Marmol y una mueca burlona se pinto en su semblante.
—?Que la suelte? —dijo en son de mofa—. Debes de pensar que soy imbecil, demonio, ?pero no soy tan credulo! Tengo la piedra y tengo a Cyllan. ?Destruire a las dos con toda impunidad si te atreves a darme ordenes de nuevo!
Los ojos de Tarod echaron chispas y un aura oscura centelleo a su alrededor.
—Tu no puedes destruir la piedra de Caos, gusano.
—Tal vez no, ?pero puedo matarla a
Sacudio violentamente a Cyllan y vio miedo en los ojos de Tarod antes de que este pudiese disimularlo. Sus propios ojos brillaron de entusiasmo al darse cuenta de que su adversario habia puesto inesperadamente al descubierto un punto flaco. ?Seria posible que sintiese en fin de cuentas algun aprecio por Cyllan o, al menos, que esta fuese de algun modo vital para el?