Drachea.
—Dices que el Tiempo fue detenido. Sin embargo, tu y esta mujer encontrasteis al camino del Castillo. ?Como?
Drachea sacudio la cabeza.
— No lo se, Sumo Iniciado, pero creo que fue obra suya — dijo, senalando a Cyllan con un dedo acusador—. Es una bruja, una criatura del Caos. Me engano y me trajo aqui, y desde que llegamos ha estado conspirando con ese engendro del infierno contra mi y contra todos los que defendemos la Luz y el Orden.
— ?Embustero! — le escupio Cyllan —. ?Traidor!
Keridil la miro por encima del hombro y dijo tranquilamente.
—Podras hablar cuando llegue tu turno, muchacha. Hasta entonces, muerdete la lengua... o te la cortare.
— ?Tiene que morir! — insistio Drachea, con vehemencia—. ?No es este el justo castigo de todos los servidores del Caos? Es una bruja, una serpiente. No pierdas el tiempo con ella, Sumo Iniciado, ?matala ahora mismo! —Llevo la mano a la espada que llevaba colgada del cinto—. Tu mismo has visto que esta confabulada con ese demonio.. , y despues de lo que me han hecho...
— ?Toca a Cyllan y sera tu condena! — rugio Tarod.
Keridil miro a Drachea a los ojos y vio en ellos una febril sed de venganza. El joven era impetuoso, habia dictado su sentencia y queria verla cumplida. La supervivencia de Cyllan no interesaba personalmente a Keridil y, si habia conspirado realmente con Tarod contra el Circulo, merecia el castigo mas severo. Pero no podia aprobar la idea de una justicia sumaria de Drachea... y ademas, la furiosa amenaza de Tarod le habia dado una clave vital. Por muy inverosimil que pudiese parecer, la muchacha era evidentemente importante para el, y el estaba ansioso de protegerla, lo cual colocaba al hechicero de negros cabellos en una situacion singularmente desventajosa...
Drachea se disponia a continuar su diatriba contra Cyllan, pero una mirada autoritaria de Keridil le impuso silencio. El Sumo Iniciado se acerco al lugar donde Cyllan seguia debatiendose con sus guardianes y, agarrandola de los cabellos, le echo la cabeza atras hasta que ella se vio obligada a mirarle.
—Parece que Tarod se interesa mucho por tu salvacion —dijo, con suma amabilidad—. Veremos lo que podemos hacer para satisfacer su deseo de protegerte.
— ?Yo no quiero proteccion! — replico furiosamente Cyllan—. ?No temo morir, y tu no me das miedo!
—Valientes palabras. —Keridil sonrio—. Pero ya veremos si conservas tu valor ante la condenacion de tu propia alma.
Sus palabras provocaron la respuesta que esperaba. Tarod se desprendio de los cuatro hombres que le sujetaban y dio un paso adelante.
—?Tu veras lo que haces, Sumo Iniciado! Si Cyllan sufre el menor dano, ?juro que te destruire, destruire el Circulo y destruire este Castillo!
El brillo maligno estaba volviendo a sus ojos y Keridil sospecho que habia recobrado parte de su fuerza. No la suficiente para que fuese peligroso, pero, sin embargo, lo mas prudente seria cerrar con el un trato sin perdida de tiempo. Volvio la espalda a Cyllan y avanzo con lenta deliberacion hacia su adversario.
—Muy bien, Tarod. Tu fidelidad es encomiable y tal vez puedas utilizarla en beneficio de la joven. — Su mirada se endurecio—. Tu suerte esta echada. Tenemos la piedra-alma y, con ello, el medio de verte al fin aniquilado. Pero ya has demostrado que eres un traidor y, por tanto, quiero asegurarme de que no tratas de enganarnos por segunda vez. — Se acaricio el menton, fingiendo que reflexionaba—. La muchacha se quedara en el Castillo, bajo estrecha vigilancia, mientras se hacen los preparativos para repetir la ceremonia que fracaso esta noche. Si te sometes, ella no sufrira ningun dano y, cuando hayas muerto, podra marcharse en libertad. Pero si intentas traicionarnos, si haces un solo movimiento que pueda ser mal interpretado, entonces la entregare al heredero del Margrave para que pueda vengarse como ansia.
Era el mismo chantaje que habia empleado Drachea para lograr el retorno del Tiempo, y Tarod estaba desolado. Conocia lo bastante a Keridil para saber que no tendria escrupulos en cumplir su amenaza: su motivacion era fria y calculada, mas peligrosa que las cuentas personales que queria ajustar Drachea, y la alternativa era dolorosamente clara. Si aceptaba las condiciones de Keridil, moriria cruelmente atormentado. Y la piedra del Caos permaneceria en el mundo, como vehiculo para las ambiciones de Yandros. Pero si no lo hacia, la muerte de Cyllan seria inminente.
Podia realizar su amenaza; destruir a Keridil y el Circulo, recuperar la piedra y hacer que todos se condenasen. Pero no podria devolver la vida a Cyllan y, sin ella, no le importaba vivir. Al diablo con el mundo... , le tenian sin cuidado los males que podian amenazarle si permitia que ellos le matasen. Lo unico que contaba era la supervivencia de Cyllan.
Pero Keridil le habia traicionado una vez... Levanto los ojos y encontro la mirada firme del Sumo Iniciado.
—?Que seguridad puedo tener, Keridil? ?Que garantia puedes darme de que Cyllan sera bien tratada si me avengo a tu demanda?
Keridil sonrio reservadamente.
— Mi palabra de Sumo Iniciado del Circulo.
Los parpados dejaron solo una rendija sobre los ojos verdes.
—
— Tomalo o dejalo. No estas en condiciones de regatear..., a menos que prefieras verla morir aqui y ahora.
Hubo un subito y violento revuelo detras de Keridil, y este se volvio a tiempo de ver como Cyllan luchaba con uno de los Adeptos. Estaba tratando de desenvainar y apoderarse de la espada corta del hombre, y fluyo sangre de la palma de su mano al cortarse con la hoja.
—?Sujetadla! —grito Keridil, furioso al darse cuenta de lo que ella intentaba.
Si podia acercar el brazo a la hoja, se cortaria una arteria y verteria su sangre vital antes de que nadie pudiese impedirlo.
Cyllan lucho como una loca, pateando y mordiendo, pero los otros pudieron mas que ella. Uno de los Adeptos corto una tira de tela de su propia capa y le ato la mano, y solo cuando estuvo definitivamente dominada, Keridil se volvio de nuevo a Tarod.
—?Y bien? —dijo—. Estoy esperando tu respuesta.
Nada podia hacer Tarod, salvo rezar para que Keridil cumpliese su palabra. El Sumo Iniciado no tenia nada personal contra Cyllan, y nada ganaria con danarla. Era una probabilidad.., y no tenia mas remedio que aceptarla.
Tarod asintio brevemente con la cabeza.
—Estoy de acuerdo. —Despues levanto la cabeza y dirigio a Keridil una mirada fria y cruel—. Pero debes cumplir el trato al pie de la letra. Si alguien pusiera las manos sobre ella contra su voluntad...
— Nadie abusara de ella. — Keridil esbozo una desagradable sonrisa—. Dudo de que ningun hombre viviente tuviera la intencion de acostarse con una sierva del Caos.
Tarod hizo caso omiso de la ofensa.
—Y cuando yo este muerto... —vacilo al oir un grito ahogado de Cyllan —. Cuando yo este muerto, sera puesta en libertad. —Miro a la muchacha—. Ella no tiene poder. No sera ninguna amenaza para ti.
— Sera puesta en libertad, sin sufrir el menor dano.
Tarod asintio de nuevo con la cabeza.
— No te dare la mano para cerrar el trato. Pero consideralo cerrado.
Keridil suspiro. Por un instante, se habia preguntado si la fidelidad de Tarod flaquearia ante la decision que habia de tomar, pero su instinto no le habia enganado. Dio mentalmente gracias a Aeoris por la flaqueza quijotesca del caracter de Tarod que le hacia sacrificarse en aras de un altruismo personal, cualidad admirable en ciertas circunstancias, pero que a menudo resultaba equivocada. Sin embargo, al volverse se dio cuenta de una ligera inquietud en su interior que podia ser un sentimiento de verguenza. Lo rechazo con impaciencia y hablo a sus companeros Adeptos.
—Nada ganaremos permaneciendo mas tiempo aqui. Si nuestro amigo Drachea Rannak —y se inclino en direccion a Drachea— esta en lo cierto en lo que nos ha contado, encontraremos bastante desarreglado el Castillo. Habra que poner orden en muchas cosas, y tambien mucho que explicar. —Senalo a Tarod—. Encerradle y custodiadle muy bien. Mas tarde veremos que otras precauciones hemos de tomar con el.