—El demonio debe de saber que no nos dejaremos enganar una segunda vez por un puente que se desvanezca cuando intentemos cruzarlo —dijo Indigo con suavidad—. Volvera a intentar matarnos; pero no aun.
—A lo mejor es eso. O a lo mejor ya no puede impedirnoslo.
Indigo probo el puente con un pie, cautelosa. A pesar de su apariencia fragil parecia capaz de soportar su peso. Penso en Fenran, luego en Nemesis; y el odio florecio en su corazon. No permitiria que aquel ser diabolico se burlara de ella y la atormentara: si aquello era un desafio, estaba dispuesta a enfrentarse a el.
—Debemos seguir adelante,
La travesia resulto una experiencia de pesadilla. A pesar de la ansiedad de
Delante de ellas el valle se alzaba vertiginosamente para convertirse en un desfiladero que serpenteaba entre dos elevados picos, y se perdia entre las sombras. No resultaba atractivo; la intensa penumbra podia ocultar gran cantidad de horrores o de peligros, y no habia forma de saber hasta donde se extendia aquella hendidura que corria por entre las montanas. Indigo levanto la vista hacia el inquietante cielo rojizo y el monstruoso sol negro que flotaba inmovil, y reprimio el temor que la embargaba. No conseguiria nada disimulando; ella y la loba debian hacer frente al desfiladero, ya que no habia otro lugar por donde ir.
En cierta forma para tranquilizarse a si misma tanto como a la loba, estiro la mano y dio unas palmaditas a
—?Estas lista?
Las orejas de
La oscuridad las envolvio como un ala enorme y fria. Indigo se nego a volver la cabeza para mirar sobre su hombro hasta estar segura de que el puente debia de haberse perdido de vista; la tentacion de volverse y correr de vuelta hacia lo que parecia una relativa seguridad era ya muy poderosa, y temia no ser capaz de resistirla. Era consciente, tambien, de los peligros desconocidos que podian acecharlas, y sus ojos se movian constantemente, buscando de un lado a otro, alerta a la mas minima indicacion de peligro.
Durante algun tiempo anduvieron en silencio, roto tan solo por sus propias pisadas y el sonido de las patas de
—
La palabra murio en sus labios cuando una voz gigantesca y aterradora irrumpio en el valle procedente de la nada, un silbido titanico que se estrello contra sus oidos en una demencial barrera sonora. Indigo aullo aterrorizada, llevandose ambas manos a los oidos y abandonado el sendero tambaleante para ir a chocar contra la pared de roca; con la vision empanada por las lagrimas que la conmocion y el sobresalto le habian provocado, vio como
El sonido continuo, ampliandose y golpeando el cuerpo y el cerebro de Indigo como una onda psiquica. Entonces, de repente, el silbido se transformo en una monstruosa cascada de carcajadas enloquecidas que la hizo chillar de nuevo —aunque su voz quedo totalmente ahogada por el violento ataque sonoro— y se detuvo. Sus fuertes ecos se desperdigaron por las montanas, retrocediendo y desvaneciendose hasta que el valle se hundio de nuevo en el silencio.
Indigo abrio los ojos muy despacio. Estaba de rodillas, el rostro apretado contra la pared del acantilado, las manos aferradas a la inexpugnable piedra como si en su terror ciego hubiera intentado abrirse paso a traves de ella para huir del terrible ataque. Tenia las unas de las manos rotas y brotaba sangre de debajo de ellas; sentia el escozor de aranazos en sus mejillas, y la sien le dolia alli donde habia chocado con la roca. No podia creerlo, no podia asimilarlo. Su cuerpo se estremecio victima de una serie de terribles y violentos escalofrios y se arrastro lejos de la pared, dando boqueadas, esforzandose por recobrar el aliento.
A su espalda, un debil gemido interrumpio el monstruoso silencio. Y alli estaba
—No lo se...; que la Madre Tierra nos ayude,
Una piedra se movio bajo su pie y sintio como todo su cuerpo se ponia en tension con momentaneo terror, como si el menor ruido extrano pudiera provocar el regreso de aquella voz monstruosa.
—No lo se: solo espero que si. Si en estas montanas habita algo lo bastante grande como para poseer una voz como esa, no quiero arriesgarme a un encuentro con el.
Indigo se puso en pie tambaleante, y sus ojos se entrecerraron mientras examinaba el sombrio sendero que tenian delante. Nada se movia, nada alteraba el silencio, y la colera empezo a reemplazar la cada vez menos aguda conmocion de su cerebro.
—Creo que Nemesis nos esta gastando malas pasadas —dijo, no sin cierto veneno—. Su primer intento para matarnos fracaso; de modo que ahora intenta aterrorizarnos, y conseguir que caigamos victimas mas facilmente de su segundo intento.
Tenia razon. Indigo se quito el penetrante polvo marron rojizo de las ropas y se paso su aspera lengua por los labios resecos.
—Si..., pero debemos estar doblemente en guardia a partir de ahora.
El sendero serpenteaba por entre las cumbres, ascendiendo de forma gradual pero constante a medida que penetraba mas y mas en las montanas. De momento no habia habido mas ilusiones, ni ningun nuevo signo de los trucos de Nemesis, pero Indigo permanecia en constante alerta. De cuando en cuando levantaba la vista hacia la anormal estrella que parpadeaba tristemente sobre ellas. Su posicion en el cielo permanecia inalterada, y recordo