inquieta la forma en que el sol negro habia aparecido en el horizonte de forma instantanea para trocar la noche por dia. Parecia como si las leyes que gobernaban el tiempo en su propio mundo se hubieran vuelto locas aqui; y se pregunto que seria de ella y de
—Estas cansada, lo se —dijo comprensiva—. Pero debemos seguir,
eternamente; seguro que no tardaremos en llegar al final.
La lengua de
Durante unos instantes ninguna de las dos escucho el debil sonido que siguio a las ultimas palabras de la loba. Distante y vago, era como un suave susurro de hojas movidas por una ligera brisa; o, penso Indigo con un sobresalto, al darse cuenta de pronto de su presencia y ponerse su mente a trabajar, como el parloteo ahogado de un arroyo subterraneo.
Sus dedos se cerraron sobre el pelaje de la loba y dijo con voz ronca:
—
Los cabellos del lomo del animal se erizaron. El sonido crecia por momentos, y resultaba cada vez mas claro.
Y
—?
Corrieron hacia un lugar donde un desprendimiento de piedras habia formado un contrafuerte empinado pero escalable, y mientras trepaban por las traicioneras rocas parecio como si todo el acantilado empezara a temblar. El rugido martilleo en sus oidos, cada vez mas fuerte, mas cerca... Indigo resbalo y se arano manos y tobillos, y
—
Indigo se aferro al cuello de la loba, al tiempo que se apretaba contra la pared y luchaba por mantener el equilibrio mientras las rocas que tenia bajo los pies rodaban y se movian bajo la embestida de la riada. Las gotas de agua que flotaban en el aire la golpearon en la espalda con tal fuerza que estuvieron a punto de derribarla de su precario asidero; mientras el canon se estremecia bajo el estruendo, vio el torrente como una desdibujada conmocion de tumultuosas aguas negras y surtidores de blanca espuma, olas y corrientes contrapuestas que saltaban y se estrellaban unas contra otras en un salvaje caos.
De repente una roca bajo su pie izquierdo se movio, desalojada por las tumultuosas aguas que se estrellaban contra la base del contrafuerte. Con un gemido y un chirriar de roca contra roca que quedo ahogado por el estruendo de la avalancha de agua, rodo fuera de su lugar, llevandose a otras con ella, e Indigo sintio que perdia el equilibrio. Se debatio frenetica en busca de apoyo, agitando el pie en el vacio; luego, mientras
?Ayyy...!
La muda protesta rasgo el terrible silencio, y se convirtio en un angustioso y desagradable jadeo cuando Indigo rodo sobre si misma, victima de terribles nauseas. Era una reaccion inconsciente al terror, la conmocion y la confusion; se abrazo el estomago, mientras trataba de llevar aire a sus pulmones y volver a controlar sus musculos, y cuando los espasmos amainaron, por fin, se encontro a gatas y temblando.
Habia polvo bajo sus manos y rodillas.
Unas garras aranaron las rocas y
—Lo se.
Una nueva oleada de nauseas surgio de su estomago; se llevo el dorso de la mano a la boca, aspirando por entre los apretados dientes. La loba le acaricio el rostro con el hocico y por fin se sintio capaz de arrodillarse manteniendo el cuerpo erguido. Tenia polvo en la boca, se la limpio de nuevo y escupio.
—Fue otra ilusion... —Y le dio las gracias a la Madre Tierra por ello; ya que si hubiera sido real, su cuerpo destrozado rodaria ahora canon abajo en aquella corriente asesina.
—No. —Indigo extendio una mano para tocarla a modo de advertencia—. No lo digas,
—Si. Tu no lo sabias, pero en ese mismo instante iba a hablarte; a decirte lo primero que me viniera a la cabeza, porque no podia soportar el silencio por mas tiempo.
Su grito resono en la distancia, pero nada lo contesto.
—?Donde estas? —aullo Indigo—. ?Malditos sean tus sucios trucos, no te tengo miedo! ?Muestrate!
Giro sobre sus talones, los punos apretados y alzados como si fuera a atacar a la menor senal de movimiento. El canon estaba total y perfectamente en silencio.
—Muy bien. —Las mandibulas de Indigo se apretaron a una dura linea—. Entonces encontrare otra forma. Si le gusta tanto concedernos deseos retorcidos, ?que nos conceda este! Deseo...
Indigo la ignoro. La colera se habia consumido, la imprudencia habia dominado a la furia y ya no le importaban las consecuencias de nada de lo que pudiera hacer. Alzo la voz y grito con fuerza:
—?Deseo que este sendero se acabe! ?Me escuchas, Nemesis, criatura diabolica, engendro de la oscuridad?
Durante un momento no se produjo el menor sonido, nada excepto el sobrenatural silencio. Entonces, al parecer cercano pero resonando no obstante como si viniera de muy lejos, algo dejo escapar una risita ahogada.