inquieta la forma en que el sol negro habia aparecido en el horizonte de forma instantanea para trocar la noche por dia. Parecia como si las leyes que gobernaban el tiempo en su propio mundo se hubieran vuelto locas aqui; y se pregunto que seria de ella y de Grimya si la estrella se desvaneciera tan de repente como habia surgido y las dejara en la oscuridad. La idea le hizo apresurar el paso, pero solo por un instante, ya que enseguida comprendio que era una tonteria. No tenian ni idea de la extension de aquel sendero, ni de adonde las conducia; si las caprichosas fuerzas que gobernaban esta parodia de la naturaleza decidian gastarles una nueva broma, no podrian hacer nada por evitarlo.

Grimya, observo, empezaba a flaquear. La loba se habia rezagado y la lengua colgaba de su boca, mientras que la cola se arrastraba por el polvo. Indigo se detuvo para que la alcanzara y le acaricio la cabeza.

—Estas cansada, lo se —dijo comprensiva—. Pero debemos seguir, Grimya. No hay nada para nosotras aqui. —Contemplo el sendero que se perdia mas alla—. Este camino no puede continuar

eternamente; seguro que no tardaremos en llegar al final.

La lengua de Grimya se balanceo desfallecida.

«Puedo soportarlo. Pero daria cualquier cosa por un poco de agua que beber.»

Durante unos instantes ninguna de las dos escucho el debil sonido que siguio a las ultimas palabras de la loba. Distante y vago, era como un suave susurro de hojas movidas por una ligera brisa; o, penso Indigo con un sobresalto, al darse cuenta de pronto de su presencia y ponerse su mente a trabajar, como el parloteo ahogado de un arroyo subterraneo.

Sus dedos se cerraron sobre el pelaje de la loba y dijo con voz ronca:

Grimya...

«?Lo oigo!»

Los cabellos del lomo del animal se erizaron. El sonido crecia por momentos, y resultaba cada vez mas claro.

«?Agua! ?Parece agua!»

Y Grimya se acababa de quejar en aquel momento de tener sed... La comprension golpeo a Indigo como un rayo, y en ese mismo instante el lejano sonido crecio hasta convertirse en un claro rugido...

—?Grimya, sal del sendero! —aullo—. ?Sube a la pared tan alto como puedas! ?Deprisa!

Corrieron hacia un lugar donde un desprendimiento de piedras habia formado un contrafuerte empinado pero escalable, y mientras trepaban por las traicioneras rocas parecio como si todo el acantilado empezara a temblar. El rugido martilleo en sus oidos, cada vez mas fuerte, mas cerca... Indigo resbalo y se arano manos y tobillos, y Grimya la sujeto por una manga, tirando de ella con violencia hasta ponerla en pie de nuevo. Entonces, surgida de la curva del sendero que tenian delante, moviendose con la velocidad de una violenta marea que las ensordecia con su titanico sonido, una enorme barrera de agua espumeante y agitada se precipito atronadora a traves del canon.

?Grimya!

Indigo se aferro al cuello de la loba, al tiempo que se apretaba contra la pared y luchaba por mantener el equilibrio mientras las rocas que tenia bajo los pies rodaban y se movian bajo la embestida de la riada. Las gotas de agua que flotaban en el aire la golpearon en la espalda con tal fuerza que estuvieron a punto de derribarla de su precario asidero; mientras el canon se estremecia bajo el estruendo, vio el torrente como una desdibujada conmocion de tumultuosas aguas negras y surtidores de blanca espuma, olas y corrientes contrapuestas que saltaban y se estrellaban unas contra otras en un salvaje caos.

De repente una roca bajo su pie izquierdo se movio, desalojada por las tumultuosas aguas que se estrellaban contra la base del contrafuerte. Con un gemido y un chirriar de roca contra roca que quedo ahogado por el estruendo de la avalancha de agua, rodo fuera de su lugar, llevandose a otras con ella, e Indigo sintio que perdia el equilibrio. Se debatio frenetica en busca de apoyo, agitando el pie en el vacio; luego, mientras Grimya intentaba volverse y ayudarla, resbalo de su lugar de apoyo y se deslizo ladera abajo, cayendo sin remedio en direccion al torrente... para aterrizar, magullada pero ilesa, sobre el reseco e imperturbado sendero del pie del acantilado.

?Ayyy...!

La muda protesta rasgo el terrible silencio, y se convirtio en un angustioso y desagradable jadeo cuando Indigo rodo sobre si misma, victima de terribles nauseas. Era una reaccion inconsciente al terror, la conmocion y la confusion; se abrazo el estomago, mientras trataba de llevar aire a sus pulmones y volver a controlar sus musculos, y cuando los espasmos amainaron, por fin, se encontro a gatas y temblando.

Habia polvo bajo sus manos y rodillas. Polvo. Pero...

«?Indigo!»

Unas garras aranaron las rocas y Grimya salto hacia ella.

«Pense que estabas...»

—Lo se.

Una nueva oleada de nauseas surgio de su estomago; se llevo el dorso de la mano a la boca, aspirando por entre los apretados dientes. La loba le acaricio el rostro con el hocico y por fin se sintio capaz de arrodillarse manteniendo el cuerpo erguido. Tenia polvo en la boca, se la limpio de nuevo y escupio.

—Fue otra ilusion... —Y le dio las gracias a la Madre Tierra por ello; ya que si hubiera sido real, su cuerpo destrozado rodaria ahora canon abajo en aquella corriente asesina.

Grimya contemplo el sendero y mostro sus dientes.

«Dije que tenia sed», dijo sombria. «Y..»

—No. —Indigo extendio una mano para tocarla a modo de advertencia—. No lo digas, Grimya. —Su autocontrol regresaba, aunque las nauseas no querian abandonarla, y mientras se ponia en pie sintio la colera que empezaba a arder despacio en su interior—. Parece que nuestro diabolico amigo tiene un gran sentido del humor. Mencionaste el agua, y tuvimos agua; pero no como hubieramos esperado. Y antes, cuando oimos esa..., esa voz...

«?La voz?»

—Si. Tu no lo sabias, pero en ese mismo instante iba a hablarte; a decirte lo primero que me viniera a la cabeza, porque no podia soportar el silencio por mas tiempo. Desee que algo lo rompiera. —La colera de su interior seguia ardiendo, alimentada por el odio, la furia por sentirse burlada y atormentada tan a la ligera—. El demonio sigue jugando con nuestras mentes. Pero no tiene el valor de mostrarse y enfrentarse directamente a nosotras. —Giro en redondo y volvio a mirar el canon que se perdia delante de ellos.— ?Lo tienes? ?Lo tienes?

Su grito resono en la distancia, pero nada lo contesto. Grimya la observo inquieta mientras avanzaba por el sendero, echaba a correr durante algunos metros, para luego reducir la marcha y detenerse.

—?Donde estas? —aullo Indigo—. ?Malditos sean tus sucios trucos, no te tengo miedo! ?Muestrate!

Giro sobre sus talones, los punos apretados y alzados como si fuera a atacar a la menor senal de movimiento. El canon estaba total y perfectamente en silencio.

Grimya troto hasta su lado.

«No sirve de nada. No vendra a nosotras; no de esta forma.»

—Muy bien. —Las mandibulas de Indigo se apretaron a una dura linea—. Entonces encontrare otra forma. Si le gusta tanto concedernos deseos retorcidos, ?que nos conceda este! Deseo...

«?Ten cuidado!»

Indigo la ignoro. La colera se habia consumido, la imprudencia habia dominado a la furia y ya no le importaban las consecuencias de nada de lo que pudiera hacer. Alzo la voz y grito con fuerza:

—?Deseo que este sendero se acabe! ?Me escuchas, Nemesis, criatura diabolica, engendro de la oscuridad? ?Deseo que este sendero se acabe!

Durante un momento no se produjo el menor sonido, nada excepto el sobrenatural silencio. Entonces, al parecer cercano pero resonando no obstante como si viniera de muy lejos, algo dejo escapar una risita ahogada.

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