de lo visible para luego disolverse de nuevo en la nada; imagenes que se alzaban informes, luego se desvanecian y se fundian en aquella incomoda penumbra. Solo la sensacion de la omnipresente humedad sobre su piel y las suaves pisadas de las patas de Grimya a su espalda mantenian la mente de Indigo en contacto con una cierta apariencia de realidad. No sabia cuanto habian andado, o lo lejos que debian ir hasta circunnavegar todo el valle.

Y entonces, entre las alucinaciones y los espectros nebulosos, hizo su aparicion una forma que no volvio a fundirse en la niebla y a desaparecer. Una mancha de una solidez mas opaca en medio de la niebla, inmovil ante ellas —pero ?a que distancia?, no podia decirlo— y, le parecio a su desorientado cerebro, esperandolas.

Grimya... —susurro el aviso, y el sonido quedo absorbido por la niebla.

Grimya no contesto.

?Grimya?

Indigo se volvio y miro atras. No habia ninguna forma oscura que se moviese detras de ella, ningun sonido de pasos. Grimya no estaba alli.

Su corazon empezo a latir de forma irregular. ?Donde estaba Grimya? Un momento antes — ?hacia solo un momento, o su trastornado sentido del tiempo la habia enganado?— la loba estaba justo detras de ella. Ahora, habia desaparecido, como si la niebla la hubiera rodeado y disuelto como a uno de sus propios fantasmas.

Grimya...

Una risita apagada y malevola la hizo girar en redondo. La blanca niebla que tenia ante ella se agito, los velos se apartaron por un breve instante para permitirle una vision totalmente nitida, y a menos de cinco pasos de ella vio la figura de una criatura, sus cabellos plateados relucientes y suaves, sus ojos de plata contemplandola con una fria y maliciosa expresion de reconocimiento, y con una cruel sonrisita de bienvenida en su rostro felino.

CAPITULO 16

Nemesis dijo:

—Bienvenida.

E Indigo sintio que se apoderaba de ella una multiple sensacion de nausea, de repugnancia y de temor al darse cuenta de que la voz del demonio era identica a la suya.

—?Donde esta Grimya? —Las palabras surgieron como un aspero grunido—. ?Que le has hecho?

Nemesis sonrio mostrando sus afilados dientes felinos.

—No siento el menor interes por ese animal amigo tuyo. Sin duda regresara cuando le parezca. — La sonrisa se ensancho—. Eres tu quien me interesa.

Indigo flexiono su mano derecha, e hizo intencion de sacar su cuchillo cuando recordo que este, junto con su ballesta y su arpa, estaba a un mundo de distancia, mas alla de los limites de la arboleda sagrada en el bosque del Pais de los Caballos. Nemesis rio.

—Las armas te servirian de muy poco aqui, Indigo.

—Quiza. ?Pero de todas formas descubriras que no soy una presa facil de matar!

—?Matar? —La criatura enarco las palidas cejas con fingida contrariedad—. Oh, no. Tu me diste vida; nuestros destinos estan inextricablemente unidos. No tengo el menor deseo de hacerte dano.

—?Mentirosa! Ya has intentado destruirme...

—No destruirte. —Una lengua de serpiente aparecio por un breve instante por entre sus dientes—. A lo mejor te asuste un poco, pero no has sufrido ningun dano a mis manos. Sencillamente pretendia mostrarte algo de lo que puedo hacer. —Se interrumpio, luego lanzo una nueva risita—. ?O deberia decir, lo que tu puedes hacer? Es lo mismo, ?no es asi?

Una nauseabunda sensacion hueca se extendio por el estomago de Indigo al darse cuenta de lo que Nemesis insinuaba y replico con ferocidad:

—?No intentes convencerme de que acepte tu retorcida logica! No eres mas que un desecho, corrupcion, porqueria...

—Palabras muy duras, viniendo de mi progenitora.

—?Maldita seas! —Se abalanzo hacia adelante, con la intencion de golpearla, y su puno se hundio en una cortina de brumas vacias mientras la figura de Nemesis parpadeaba y se desvanecia—. ?Maldita seas!

Una voz burlona a su derecha dijo:

—?Ten cuidado de a quien maldices, Indigo, no sea que te condenes a ti misma!

Giro sobre si misma. A cuatro pasos de distancia, Nemesis la observaba sonriente. Contuvo el impulso de lanzarse contra ella de nuevo, y dijo entre dientes:

—?Que quieres de mi?

La lengua de serpiente se balanceo de nuevo.

—Hazte a ti misma esa pregunta. Pregunta a tu corazon, pregunta a tu alma: ?que es aquello con lo que realmente suenas? —El demonio hizo un amplio gesto con la mano, indicandole que mirara a su izquierda—. ?Esto, quiza?

Indigo volvio la cabeza; y un espantoso sonido chirrio en su garganta. Envuelto en la niebla, encorvado y torturado, como un lugubre fantasma entre los blancos velos, estaba Fenran. Permanecia con un brazo extendido como para rechazar algun horror invisible, y su boca estaba abierta en un silencioso grito; pero no se movio. Era como si presenciara un unico y congelado momento de su horrible existencia.

Indigo aspiro con fuerza, y le espeto:

—?Es una ilusion!

—Si —respondio Nemesis—. Ilusion. —La torturada figura desaparecio—. Pero podria ser de otra forma.

Sintio como si unos dedos helados se aferraran a su cerebro al recordar lo que habia visto en el abismo, lo que habia deseado, lo que habia querido creer.

—La eleccion es solo tuya —anadio Nemesis con indulgente regocijo—. Pero mi paciencia no es infinita. —Su figura vacilo en el aire, de modo que por un instante pudo ver los zarcillos de niebla a traves de su cuerpo translucido—. Y si me pierdes ahora, puede que no me encuentres de nuevo.

Por un breve instante, los plateados ojos centellearon salvajes... y Nemesis desaparecio.

—?No! —El grito de protesta de Indigo se perdio en la niebla—. ?Regresa!

Una carcajada resono en la distancia como una lluvia de pedazos de cristal.

—?Encuentrame, Indigo! Por el bien de Fenran, encuentrame. ?Si puedes!

Se arrojo tambaleante a la niebla y tanteo con los brazos extendidos delante de ella.

—?Maldita seas! ?Te lo ordeno, regresa!

—Controlate, hermana. —Algo relucio entre la blancura delante de ella e Indigo salio corriendo hacia ello—. ?Corre! —Toda apariencia de bondad habia desaparecido ahora de la lejana voz; era un desafio burlon y perverso—. ?Corre!

Corrio, cegada por lagrimas de rabia. La risa de Nemesis la incitaba, en un momento dado la oia atormentadoramente cerca, al siguiente le resultaba tan lejana que tenia que redoblar sus esfuerzos para alcanzarla, mientras sus pies resbalaban en la extrana hierba empapada de rocio. Al tiempo que corria, maldecia, juraba, sollozaba, y tan absorta estaba en su afan por alcanzar a su presa que no escucho el ruido de algo que corria a cortarle el paso, ni vio la vaga forma oscura que corria como un rayo pegada al suelo.

«?Indigo!»

Grimya surgio de la niebla a toda velocidad, calculo mal la distancia, y ambas chocaron. Indigo perdio el equilibrio y cayo al suelo; cuando consiguio incorporarse, aturdida, sus ojos estaban vidriosos por la desdicha y la conmocion sufrida.

«?Te perdi! La niebla se espeso de repente y no se te veia por ninguna parte. Busque y busque... Indigo, ?que te ha sucedido?» Grimya estaba jadeante.

El frio y humedo aire le irritaba la garganta, y durante algunos segundos le fue imposible hablar. Por fin las palabras surgieron, entrecortadas, ahogadas.

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