extranas siluetas que vomitaban nubes de vapor hirviendo saturado de colores nauseabundos. Detras de ellas, el rugiente calor que emanaba de tres gigantescos hornos al rojo vivo tenia la noche, reflejandose violentamente en las brillantes aguas del rio que cruzaba el valle en su viaje hacia el sur.
Y mas alla de los hornos, de las maquinas y del rio, detras de la imponente pared que cerraba el extremo mas lejano de aquel valle volcanico, relucia el lugubre y fantasmagorico resplandor de aquella misteriosa luz septentrional.
Indigo apreto con fuerza los dedos de Jasker.
—El origen...
—Si. Esta justo detras de aquella cordillera de alli, en el Valle de Charchad.
La joven aparto la mirada de la turbulenta escena que se desarrollaba a sus pies.
—Habladme de esto, Jasker. —Su voz sonaba ronca a causa de la furia contenida—. Contadme que es esa cosa y como nacio.
El hechicero miraba al valle otra vez. Al cabo de unos instantes asintio con la cabeza y se agacho sobre una repisa de lava que sobresalia de la ladera. La muchacha siguio su ejemplo, y el hombre inicio su historia.
—Hace cinco anos se produjo un corrimiento de tierras en uno de los valles mas alejados, mas alla de aquella barrera de montanas. El valle recibia el nombre de Charchad; no hacia mucho se habian descubierto alli varias vetas de cobre muy prometedoras, y habia muchos hombres: mineros concesionarios, en su mayoria, aunque algunos de los consorcios mas importantes empezaban a interesarse, haciendo prospecciones para ver hasta donde llegaban los filones. Sea como fuere, el valle se derrumbo, y se abrio un pozo enorme en su fondo. —La miro de soslayo—. El pozo relucia. No como una hoguera o como un horno, sino con un cegador brillo verde. Hable con algunos de los que fueron a verlo durante los primeros dias despues de su aparicion, y me dijeron que era como si el mismo sol hubiera caido a la tierra; no podian mirarlo directamente. —Se detuvo y se paso la lengua por los resecos labios—. Algunos lo intentaron y, como resultado, se quedaron ciegos.
—?Y los hombres que trabajaban en el valle? —pregunto Indigo.
—En un principio se creyo que nadie habia sobrevivido a la catastrofe. Nos llamaron a nosotros, los sacerdotes, para que rezaramos por el alma de los muertos y los ayudasemos a llegar cuanto antes a los brazos de Ranaya. —Jasker se estremecio—. Hubo tanto dolor, tanta afliccion... En aquel momento pense que nunca volveria a presenciar tanta desgracia. Si hubiera sabido lo que iba a suceder despues... —El hombre lanzo un suspiro, luego su expresion se endurecio—. Pero hubo un superviviente: un individuo llamado Aszareel. Salio del valle al dia siguiente del desastre, y llevaba una vara hecha de una sustancia que nadie habia visto nunca. Un mineral brillante, una cosa que relucia con un frio resplandor verdoso. No tenia ni un rasguno. Y fuera lo que fuese lo que le hubiera sucedido, lo que hubiera experimentado en aquel lugar, yo, por lo menos, creo que ya no era un ser humano.
»Aszareel anuncio que habia tenido una revelacion. El pozo, dijo, era la fuente de un nuevo poder en la region: el poder de Charchad, y el era el avatar elegido. Su milagrosa supervivencia probaba las intenciones de Charchad; este le habia ordenado que regresara y exigiera que todos le juraran lealtad. Aquellos que no lo hicieran, dijo Aszareel, serian condenados para siempre.
Indigo lo miro de hito en hito.
—?Y la gente le
Jasker sonrio gravemente.
—Lo que fuera que cambio a Aszareel le proporciono tambien un carisma que resultaba increible. Vi al hombre en varias ocasiones: era como un torbellino. Indigo; un torbellino de intensa energia que atraia las miradas y las mentes, incluso quiza los espiritus, de todos los que se cruzaban en su camino. Si todos los hombres, mujeres y ninos de Vesinum se hubieran arrojado a sus pies no me habria asombrado.
»Pero no fue asi. Con carisma o sin el, se necesito algo mas que Aszareel para apartar a los mineros y a sus familias de Ranaya. Hubo algunos, desde luego, que se contagiaron de su entusiasmo desde el principio, pero su numero era reducido... hasta que empezaron las enfermedades y las muertes.
La joven inspecciono de nuevo el valle. La noche habia caido por completo ahora, aunque el paisaje quedaba tenido por el resplandor mortecino de las antorchas, el brillo de los hornos de fundicion y el macilento fulgor que emanaba del lejano valle de Charchad.
—Empezo con los hombres que trabajaban en los accesos de las minas de las laderas situadas mas al norte —continuo Jasker—. Sus cuerpos se deformaron, la piel se les caia, los ojos se les pudrian en las cuencas. Ningun medico podia ayudarlos. Luego, los que trabajaban en los hornos empezaron a sucumbir. Las aves y los insectos desaparecieron; los animales morian o sufrian procesos de mutacion. La hierba dejo de crecer. Y la gente se asusto. Mineros y fundidores se negaron a trabajar en las montanas, y durante un tiempo parecio como si todos los trabajos fueran a abandonarse por falta de hombres dispuestos a desempenarlos.
»Pero entonces Aszareel empezo a predicar en Vesinum. Declaro que aquella enfermedad no era una plaga, sino una bendicion; que los que caian victimas de ella eran los predilectos de Charchad, porque tenian la fe y el valor de desafiar a los valles donde sus cobardes companeros habian fracasado. Empezo a demostrar poderes — eran trucos de prestidigitador, apenas dignos de un neofito, pero que para el ignorante, el supersticioso y el atemorizado resultaban mas que suficiente— que, segun dijo, eran el regalo de Charchad a los favorecidos. Y exhorto a los mineros a regresar a las montanas, a ofrecer sus mentes y cuerpos a la gloria del nuevo poder y de esta forma salvarse. — Se interrumpio, luego se volvio y escupio de forma deliberada sobre la piedra a algunos centimetros de distancia.
»?Que eleccion tenian estos hombres? Sin las minas, sin mineral para fundir y vender, su unica perspectiva era morir de hambre. Sin embargo, si regresaban, si se exponian a lo que existia en el valle de Charchad, ellos tambien enfermarian o sufririan mutaciones. De modo que empezaron a creer lo que Aszareel les habia dicho; que la enfermedad era una senal de bendicion, que mediante el sufrimiento serian elevados, transformados,
unica esperanza.
Indigo asintio con la cabeza. Seguia con la vista fija en el valle, aunque sus ojos no miraban nada en concreto.
—Asi que el culto crecio —dijo en voz baja.
—No crecio simplemente; entro en erupcion. Los mineros regresaron al valle y dieron de comer a sus familias; y cuando la enfermedad los azoto y sus hijos nacieron mutantes, escucharon a Aszareel y a sus acolitos, que les decian que ellos eran los elegidos. A los que disentian se los hizo callar a gritos; y antes de que pasara mucho tiempo el culto era lo bastante fuerte para empezar a
Con un aguijonazo de repugnancia. Indigo recordo al capataz, Quinas. Empezo a decir:
—Habia un hombre que encontre...
Pero se interrumpio en mitad de la frase, cuando un rayo de una luz intensisima ilumino de repente la cara de la Vieja Maia a sus pies.
—?Que Ranaya incinere sus huesos: estan barriendo las montanas! —Jasker gateo hacia atras y se tumbo plano sobre el suelo; al ver que Indigo parecia estar a punto de ponerse en pie la agarro por el brazo y tiro de ella con fuerza—. ?Echaos al suelo! ?Quereis que os vean?
Un segundo rayo acuchillo la noche, mas arriba esta vez. La muchacha lo vio venir y agacho la cabeza justo un momento antes de que brillara sobre el lugar donde ella habia estado de pie.
—En el nombre de la Madre, ?que demonios era eso?
—Estan dirigiendo haces de luz hacia las montanas, para descubrir si hay alguien en sus cimas.
—?Haces de luz? —pregunto incredula—. Pero ?como pueden hacerlo?