Adoraba a la pequena Infanta. Puesto que no tenia experiencia con criaturas, no habia pensado que tales emociones podian aparecer en ella, pero durante aquellas semanas y meses la floreciente personalidad de Jessamin la habia cautivado de tal forma que ahora la nina ocupaba un lugar muy importante en el corazon de Indigo.

Y dentro de once anos, esa dulzura y esa inocencia, al llegar a la pubertad, serian sacrificadas a las maquinaciones de un demonio con apariencia humana. Alli estaba el meollo de todo, el acicate que le devolvia el sentido de la perspectiva en momentos de duda y le recordaba lo que debia conseguir. Por el bien de la Infanta, aunque solo fuera por eso, debia descubrir el punto debil en la armadura de Augon Hunnamek que le permitiria destruirlo.

Oyo la voz admonitoria de Hild que se acercaba, y se incorporo en el divan en el instante en que la ninera penetraba en la habitacion con Jessamin balbuciendo en sus brazos mientras intentaba tirarle de los negros cabellos. El nino de corta edad las seguia en silencio, e Indigo se detuvo para dedicarle una sonrisa que esperaba fuera tranquilizadora. Luk tenia tres anos: demasiado mayor para ser un companero de juegos para Jessamin, pero a la vez demasiado joven para poderse distraer en la compania de adultos, Indigo lo compadecio, consciente de que la vida del nino debia de ser de un aburrimiento anormal; no obstante, su simpatia estaba tenida de cautela, ya que Luk, cuya madre habia muerto al darlo a luz, era el hijo del hombre del que tenia buenos motivos para desconfiar: Leando Copperguidl, el noble khimizi de la cicatriz en el rostro que habia entregado a Agnethe a los invasores.

Habia sido decision de Augon colocar a Luk Copperguild en el papel de companero de la Infanta, Indigo habria preferido cualquier otro nino del palacio, pero no se habia atrevido a decirlo: Leando estaba firmemente establecido entre el sequito del Takhan y al parecer muy decidido a que su hijo estuviera a su vez bien situado, y Luk habia sido una eleccion evidentemente politica. Pero castigar a una criatura por las acciones de su padre habria sido terriblemente injusto, y asi pues, mientras Hild empezaba a vestir a Jessamin, Indigo hablo con el nino.

—?Quieres un poco de zumo de fruta, Luk? Debes de tener sed.

Unos enormes ojos azul mar se levantaron hacia ella, y el nino ceceo:

—Zi, pod favod.

Le sirvio un vaso, y el lo bebio con cuidado, mirando por encima del borde. Cuando el vaso estaba medio vacio, se detuvo y pregunto vacilante:

—?Ezta Grimya aqui?

Indigo sonrio. Luk habia desarrollado una apasionada fascinacion por Grimya, que la loba aceptaba de buena gana. Algunas veces, Indigo sospechaba incluso que los juegos a los que se dedicaban proporcionaban mas placer a Grimya que cualquier otro aspecto de la vida de palacio.

—Me parece que duerme —dijo a Luk—. A menudo lo hace a esta hora del dia. No le gusta el calor.

—?Oh!

Su desilusion resultaba evidente, y ella intento animarlo un poco:

—?Has tomado tus clases de natacion esta manana, Luk?

—No. —La dorada cabeza realizo un categorico movimiento de negacion—. No me guzta mucho el agua. Hild dice que debedia intentadlo, pero yo no quiedo. —Vacilo y luego admitio—: Tengo un poco de miedo.

Antes de que Indigo pudiera replicar, alguien llamo a la puerta. Hild sento a Jessamin en el suelo y fue a abrir, y al levantar la vista, Indigo vio la familiar expresion acosada y el rostro marcado del padre de Luk.

—Leando. —Lo saludo con una concisa inclinacion de cabeza; lo maximo que podia dedicarle.

—Buenos dias, Indigo. —La respuesta de Leando Copperguild fue tan cautelosa como la de ella. Luk corrio hacia el, y el hombre lo tomo en brazos—. ?Se ha comportado bien mi hijo?

—Como siempre.

—Me alegro. —Alboroto los cabellos de Luk con la mano, pero el movimiento no fue mas que un mecanico acto reflejo; su mente estaba puesta en otra cosa—, Indigo, yo... — Vio que Hild los observaba, y carraspeo nervioso—. Tengo el permiso del Takhan para llevarme a Luk del palacio esta tarde. —En sus labios aparecio una fugaz sonrisa forzada—. Dos de nuestros barcos han atracado con la primera marea, y su cargamento es mucho mayor de lo que esperabamos. Por ello hemos decidido celebrar una pequena fiesta familiar en casa de mi tio, y me pregunto si no aceptarias una invitacion para unirte a nosotros.

Indigo lo miro sorprendida. Durante diez meses ella y aquel hombre habian coexistido, en la medida en que sus caminos se habian cruzado por algun motivo, en fria y educada indiferencia: ella no habia ocultado su desprecio por el, y el jamas habia intentado ni justificarse ni ganar su simpatia. Y ahora, sin una razon aparente, se encontraba con esto.

—Gracias, Leando —respondio con frialdad—, pero no quisiera entrometerme en una celebracion privada.

—Te aseguro que...

Los ojos de Indigo se entrecerraron y atajo lo que el otro iba a decirle.

—No; gracias. Creo que en lugar de ello me gustaria mas visitar el Templo de los Marineros, y elevar una oracion por la difunta Takhina.

Los labios de Leando palidecieron. Por un instante penso que le devolveria el insulto, pero el hombre se controlo. Entonces dirigio una rapida mirada a Hild y, al ver que habia devuelto su atencion a la Infanta, dio tres pasos hacia delante. Se inclino hacia el suelo, y fingiendo recoger uno de los juguetes abandonados de Luk, murmuro con voz ronca:

—?Piensa de mi lo que quieras, Indigo, pero tienes mucho que aprender! Tengo algo que decirte que debe decirse en privado, y no me es posible esperar eternamente. Vuelve el rostro si eso te satisface. ?Pero no te dejes deslumbrar!

Y antes de que pudiera reaccionar, se enderezo y, con Luk apoyado sobre su hombro, se dirigio a la puerta a grandes zancadas y salio de la habitacion.

?A-na! —Hild se volvio al escuchar el portazo, su ancho y agradable rostro demostraba su disgusto—. Ese parece siempre tan... agitado. —Sonrio a Indigo, satisfecha de haber podido pronunciar una palabra tan compleja—. Tu no gusta el, ?eh?

Indigo contemplo la puerta, e inconscientemente llevo los dedos a la piedra-iman que colgaba de su cuello.

—No, no me gusta, Hild. Pero debemos ser tolerantes.

Jessamin lanzo un «?bah!», anadiendo su propio comentario, y se echo a reir, Indigo no estuvo segura de si se trataba de su imaginacion, o del despertar de una intuicion en su interior; pero de repente el calor del sol parecio desaparecer de sus huesos, y sintio tanto frio como si estuviera en la tundra meridional en pleno invierno.

?Indigo?

Phereniq le toco el brazo, y la muchacha salio de su ensueno con un sobresalto para clavar los ojos en la lenta y calida sonrisa de la astrologa.

—Estoy segura de que no has escuchado una sola palabra de lo que he dicho —la amonesto con suavidad la mujer—. ?Que es? ?No has dormido bien ultimamente?

Indigo se sacudio de encima el letargo con evidente esfuerzo y le devolvio la sonrisa.

—Lo siento, Phereniq. He pasado algunas malas noches, y Jessamin no se ha portado muy bien tampoco. Por favor, sigue.

Phereniq le dirigio una mirada inquisitiva. Por un instante parecio como si fuera a insistir en la cuestion, luego se lo penso mejor y volvio su atencion al grafico extendido entre ambas sobre la mesa. Golpeo ligeramente con el dedo un diagrama que mostraba dos circulos concentricos divididos en dos por una sola linea.

—La conjuncion de manana tendra lugar precisamente una hora antes del mediodia. Claro esta que no sera visible: incluso las lentes mas potentes de Khimiz no pueden contrarrestar la luz del sol, y resultaria peligroso intentarlo siquiera; pero el saber que tiene

lugar es mas que suficiente. —Se recosto en su asiento, contemplando el grafico con expresion de propiedad—. Y se trata de un presagio esplendido. La Estrella del Cazador y el Pacificador se juntan en la constelacion de la Serpiente en la hora exacta del nacimiento de la Infanta. No podia haber un momento mejor para la investidura del Takhan.

Algo en su voz: una ligerisima vacilacion, nada mas, pero Indigo habia llegado a conocerla lo bastante bien durante los ultimos meses como para percibirla. Con gran suavidad dijo:

—?Y para los esponsales?

Phereniq arrugo la frente.

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