Las epidemias y las plagas..., estoy sorprendido de que hayamos tardado tanto en ver la pauta, aunque puedo comprender por que se paso por alto tan facilmente. Y en cuanto a los interrogantes que has creado con respecto a las circunstancias del nacimiento de la Infanta...
—No tengo pruebas de nada, senor. Pero...
Augon levanto una mano para acallarla.
—No hay pruebas, no. Pero si suficiente evidencia para sugerir de forma muy convincente que no todo fue como debia de ser. —Habia vuelto a dirigir la mirada hacia los documentos mientras hablaba; ahora levanto la vista de nuevo—. ?Has dicho que la comadrona que atestiguo el nacimiento murio poco tiempo despues?
Phereniq asintio.
—Al parecer tomo un veneno nueve dias mas tarde. De forma oficial consta que se mato al no poder soportar la pena cuando su amante la abandono.
—?Ah! Locuras de mujer. Y muy conveniente para aquellos que deseaban deshacerse de ella. Bien, Phereniq. Tu eres mi consejera: ?que conclusion sacas de todo este hermoso embrollo?
—Mi senor, a menos que pueda descubrir la hora autentica del nacimiento de la Infanta, me sera imposible seguir adelante para averiguar que tipo de amenaza es la que esta proxima conjuncion puede depararle a ella — repuso Phereniq.
—Pero, con o sin esa informacion, ?estas segura de que esa amenaza existe?
—Estoy segura, mi senor. Y temo mucho por ella.
Augon se puso en pie y avanzo hacia la ventana. Esa pequena sala de audiencias daba a su patio privado; una pesada cortina semiopaca impedia la entrada de gran parte de la luz del exterior, y su figura, mientras permanecia ante el cristal, era poco mas que una silueta.
—Yo tambien he experimentado esos suenos —dijo, de repente—. Cada ano, por la misma epoca. —Se volvio para mirarla otra vez y vio la expresion de su rostro—. ?Eso te
sorprende?
—Nunca me lo contasteis, mi senor.
—No, no lo hice. Thibavor lo sabe, claro; pero Thibavor tambien sabe lo que le conviene, y ha mantenido la boca cerrada. —Avanzo hacia ella—. Sueno que me persiguen, Phereniq. Sueno con algo siniestro y anonimo que me sigue por los interminables pasillos del palacio, y que se niega a desaparecer no importa lo que yo haga. Continuamente a mi espalda, incansable, cada vez mas cerca. —Extendio los brazos y poso ambas manos sobre los hombros de ella—. ?Es ese tambien tu sueno?
—Si. —Se estremecio al recordarlo—. Y el de la Infanta. Y el de Indigo. Y el de Hild...
—Y sin duda el de una larga lista de otros nombres, si estuvieramos enterados. —Augon dio media vuelta, regreso a su sillon y se sento; por un instante se quedo contemplando el monton de archivos, luego dijo pensativo —: el mago Karim. Creo que no estaria de mas iniciar su busqueda.
Phereniq se sorprendio.
—Pero, mi senor, debe de estar muerto desde hace tiempo.
—Quiza. Pero tengo mis dudas. Conozco a estos sabios khimizi: saben cuidarse, por mucho que digan lo contrario; y apostaria a que Karim no corrio la misma suerte que la comadrona. Existe una posibilidad, aunque muy remota, lo admito, de que aun viva en Simhara. Y si es asi, lo encontrare.
Se produjo un silencio durante algunos minutos. Augon siguio contemplando los documentos, aunque Phereniq tuvo la impresion de que sus ojos miraban sin ver. Entonces el volvio a hablar:
—No obstante, con o sin el mago desaparecido, tenemos la cuestion de la conjuncion para considerar. No me gustan las amenazas, Phereniq, sean de los hombres o de los presagios. Y no dejare que me intimiden. — Tamborileo ligeramente con un dedo sobre la mesa una melodia al azar, sin forma; luego, de pronto, su expresion se ilumino y una lenta sonrisa de depredador empezo a extenderse por su rostro—. De hecho, querida Phereniq, nada me gusta mas que un desafio, y experimentare un gran placer al enfrentarme a este. La Infanta necesita proteccion contra las influencias malignas: muy bien; entonces pienso protegerla. —Levanto la cabeza, y sus ojos estaban brillantes y .mimados bajo los pesados parpados—. Quiero que regreses a tus graficos y a tus manuscritos, vidente, y quiero que me prepares tres augurios: el mio, el de la Infanta y el de la ciudad de Simhara.
Phereniq arrugo la frente.
—?Para que dia, mi senor?
—Para el dia del undecimo cumpleanos de Jessamin. —Habia un toque de diversion en su sonrisa ahora, y algo en su mirada que ella prefirio no interpretar—. No tengo miedo del Devorador de la Serpiente. Y cuando se alce de nuevo puede que encuentre que, esta vez, se enfrenta con mas de lo que puede devorar.
Recibir el mensaje de Augon Hunnamek en el que ordenaba que se preparase a Jessamin para asistir a un banquete aquella noche, tomo por sorpresa tanto a Indigo como a Hild. Se trataba de algo improvisado, al parecer, con una lista de invitados en la que solo estaban incluidos los miembros del Consejo de Augon y unos pocos de los nobles de mayor rango.
A Indigo no se le pidio que asistiera; pero a Luk, ante su sorpresa y contrariedad, si.
—El es el cabeza de familia ahora que su papa no esta —indico Hild mientras ayudaba a Indigo a escoger el traje de Jessamin para la ocasion—. Y ahora ya ha crecido, es casi un hombre. Es evidente que tener que empezar a hacer estas cosas, incluso aunque no gustar.
—Pero esto es tan repentino... —repuso Indigo—. No lo comprendo.
Hild se golpeo un lado de la nariz con un dedo.
—Escucha que digo: algo se trama. Si no, ?por que llama el Takhan a tantos consejeros y nobles con esta precipitacion, eh? ?Por que no esperar manana o pasado? Algo ha pasado. ?Espera y veras!
No podia hacer mucho mas, ya que los criados de palacio, que por lo general sabian las ultimas noticias mucho antes de que efectuaran los anuncios oficiales, no tenian ni idea del motivo de tan repentino e inesperado acontecimiento. Cuando Jessamin se hubo marchado, acompanada por toda una escolta real, Indigo paso una noche llena de desasosiego mientras jugaba a las cartas con Hild e intentaba no especular sobre lo que pudiera estarse cociendo. Desde su ventana podia divisar el reflejo de las luces de la sala de banquetes; a medianoche seguian encendidas todavia, y Hild, luego de protestar por la hora
Era Jessamin. Se detuvo indecisa en el umbral; luego, al ver que Indigo se enderezaba en su asiento, fue corriendo hacia ella.
—?Indigo! —Su rostro estaba ruborizado, y aparecia muy hermoso de forma desconcertantemente adulta—. ?Oh, me lo he pasado estupendamente!
—
—?Lo es, y resulta tan excitante! —Jessamin corrio a la ventana y miro por ella—. Estan apagando las farolas ahora. ?No me he ido hasta el final de la fiesta! ?Y he bailado... he bailado todos los bailes con
Una premonicion, como una pesada y fria piedra se alojo en el estomago de Indigo.
—No —dijo—. ?Que ha sido, querida?
La Infanta se volvio para mirarla, sus ojos color de miel rebosantes de excitacion.
—?No tendre que esperar hasta tener doce anos para convertirme en Takhina! —anuncio jubilosa—. ?Me casare con
Augon Hunnamek estaba de pie frente a la ventana de sus aposentos privados. Por una vez las cortinas estaban descorridas, y miraba al otro lado de su patio en direccion al gran salon, donde los criados iban de un lado para otro como hormigas silenciosas desmontando los ultimos adornos que quedaban de la fiesta. Otros criados, sus doncellas y ayudas de camara personales, se apresuraban por la habitacion a sus espaldas; preparaban su cama, extendian su camisa de dormir, iban a buscar pasteles y vino por si se despertaba durante la noche y deseaba comer algo. El lecho mismo aparecia pristino y vacio; esta noche no deseaba una concubina que calentara sus sabanas y despertase sus instintos, sino que preferia estar solo.
Saboreo sus pensamientos sobre la decision que habia tomado tras lo que Phereniq le revelara. Los augurios para el gran dia no podian ser mejores. Phereniq habia terminado sus calculos y se los habia llevado a primera hora