convencerla.

Cada noche, despues de que se hubiera terminado de comer y beber y se hubieran pisoteado las hogueras para extinguirlas, ayudo a los viajeros a conciliar el sueno con sus canciones y su musica.

El agradable chisporroteo de las hogueras y el ruido de los utensilios de cocina les dio la bienvenida cuando regresaron al campamento. Durante los ultimos minutos el sol se habia hundido en la ininterrumpida linea del mar hasta quedar convertido en un diminuto pedazo de un violento rojo anaranjado, y la oscuridad penetraba rapidamente desde el este para tenir el cielo sobre sus cabezas de un apagado tono violeta. Fuera del alcance de la luz de las llamas la gente no era mas que un conjunto de meras siluetas indefinidas; alguien saludo a Indigo y esta devolvio el saludo con una sonrisa y un gesto de la mano antes de encontrar un lugar cerca de uno de los fuegos comunales mayores. A poca distancia, el elevado cono de la tienda de seda de Vasi se destacaba con claridad en el horizonte; una hoguera mas pequena ardia en sus proximidades y escucho la caracteristica risa del propietario de la caravana entre el pequeno grupo reunido a su alrededor.

Se sirvio la cena, y durante un rato todo el campamento quedo en silencio mientras todos saciaban su apetito, Indigo estaba terminando el contenido de su plato de datiles azucarados, con Grimya ahita y medio dormida a su lado, cuando unos sonidos procedentes de los limites del campamento llamaron su atencion. El golpeteo de cascos de caballos, el tintineo de los arneses; levanto los ojos y vio que un grupo de hombres montados en chimelos habia surgido de la oscuridad y desmontaba cerca de la alta tienda de seda. Grimya se puso tensa mientras olfateo el aire; pero entonces les llego la voz de Vasi a traves de la corta distancia que mediaba entre ellos, y ambas se tranquilizaron al escuchar el insulso y vagamente congraciador tono de bienvenida de su voz. La loba regreso a su somnolencia, pero Indigo continuo observando durante algunos minutos como las siluetas de los recien llegados se reunian alrededor del fuego de Vasi y se sentaban, inmersos, al parecer, en animada conversacion. Supuso que lo mas probable era que fuesen falorim. Los orgullosos, autosuficientes y serenos nomadas de una u otra manera conseguian sobrevivir en el hostil desierto situado tierra adentro del que habian tomado el nombre. Consideraban a los habitantes de la costa como seres debiles y degenerados, pero esto no impedia que comerciaran con cualquiera si podian ganar algo con ello, y aunque no hablaban el mismo idioma que Vasi, el lenguaje de los signos del trueque era universal. Sin duda se lo pasarian regateando, y beberian hasta bien entrada la noche, e Indigo bostezo, perdiendo ?interes. Las transacciones no eran cosa suya, y manana se pondrian en marcha muy temprano; lo mejor era seguir el ejemplo de Grimya y dormir un poco.

Termino su comida, enjuago plato y cuchillo en uno de los cubos de agua dispuestos para este proposito, y se volvio hacia la pequena tienda que compartia con la loba. Pero antes de que pudiera apartar el faldon y deslizarse a su interior, se vio alertada por una voz que pronunciaba su nombre, y al alzar la cabeza descubrio a alguien, irreconocible en la oscuridad, que se dirigia con prisa hacia ella. Suspiro y se puso en pie para ir a su encuentro.

Se trataba de Vasi, y parecia agitado. Le beso la mano segun era costumbre en el este, aunque no era mas que una cortesia, sin la exagerada ostentacion de siempre.

—Indigo, te pido disculpas por molestarte, pero necesito extraordinariamente de tus servicios. —Echo una rapida mirada por encima del hombro, inquieto—. Tenemos visitantes, van grupo de falorim, y parece poseer informacion urgente; pero me es imposible entender lo que dicen. ?Puedes ayudarme?

—Si, desde luego. Ire enseguida.

Sin un motivo que pudiera percibir, algo se agito en lo mas profundo de su mente; una veloz y cortante sensacion de incertidumbre: y percibio el rapido destello telepatico de la curiosidad de Grimya.

Vasi se apresuro a su lado mientras ella avanzaba a grandes zancadas hacia la tienda con Grimya detras. Al acercarse a las figuras reunidas junto al fuego, Vasi poso una mano sobre su brazo, obligandola a ir mas despacio.

—Me perdonaras, espero, por mencionar esta cuestion, pero... los falorim no son lo que uno podria considerar personas ilustradas. Adoptan unas actitudes muy peculiares con aquellos que consideran extranjeros, y un codigo de comportamiento estricto y formal. Tambien tienen una tendencia a considerar a las mujeres de forma muy parecida a como consideran a sus chimelos. —Se encogio de hombros a modo de disculpa, e Indigo sonrio con cierta malicia.

—No como los hombres de Huon Parita, ?verdad, Vasi?

Vasi se mostro ofendido.

—?No puedo hablar por la escoria del puerto, pero en circulos mas elevados, te aseguro que no hay ni punto de comparacion!

Divertida, lo dejo pasar y tan solo anadio:

—Comprendo. Tendre buen cuidado de no ofender a sus invitados.

—Gracias, Indigo. Bajo estas circunstancias creo que sena prudente no despertar su ira.

Las falorim no se levantaron para saludarlos cuando se acercaron. Eran cinco en total, todos hombres de gran tamano pero sin un gramo de grasa, y las similitudes entre ellos sugerian que podian ser hermanos o al menos parientes proximos. Todos tenian el cabello aclarado por el sol y rostros asperos y huesudos, de un marron cobrizo a causa de la exposicion a los vientos del desierto, y sus ojos eran asombrosamente oscuros, casi negros. Uno de ellos, que parecia ser el portavoz, echo hacia atras la capucha que llevaba y clavo una mirada fria y hostil en Indigo antes de dirigirse a Vasi.

—?Quien es esta? —Hablaba en la lengua de Huon Pauta pero con un acento tosco.

Vasi se inclino.

—Senor del desierto, puedo presentarte a mi gran amigo Indigo, que es la unica de nosotros que habla con fluidez tanto tu lengua como la mia.

A todas luces, el falor no comprendio por completo la respuesta, pero asintio con la cabeza, luego su penetrante mirada se dirigio de nuevo a Indigo.

—?A cual de los hombres de aqui perteneces? —pregunto en_ khimizi.

Indigo enrojecio de furia. Vasi percibio su expresion y, frenetico, le dirigio un gesto negativo de forma subrepticia, Indigo se trago su replica. Obligo a relajarse a los musculos de su rostro y sonrio con frialdad.

—Entre mi gente, que venera sus tradiciones de la misma forma en que vos venerais las vuestras, senor, no existe tal distincion —repuso—. No pertenezco a ningun hombre, soy simplemente una sierva de la Madre Tierra.

Vasi paseo de un rostro severo a otro su mirada nerviosa, incapaz de seguir la conversacion. Entonces, de repente, el falor asintio.

—Muy bien. Podemos sentir lastima de la ignorancia de un forastero, pero la piedad no es enemistad. — Indico ciruelo—. Sientate.

Indigo ocupo un lugar delante de el en el lado opuesto de la hoguera, y tan pronto como se hubo sentado el falor dijo:

—Dile al hombrecillo que lo mejor seria que no continuara con este viaje.

Indigo tradujo sus palabras, y vio crisparse el rostro de Vasi.

—?Por que? —pregunto este. Y, en un suspiro que solo ella pudo oir, siguio—: ?Sucede algo, o es un intento de amenazarnos? ?Preguntale, rapido!

Indigo miro al falor y escogio sus palabras con cuidado.

—Vasi Elder os da las gracias por vuestro consejo, senor, y ruega saber el motivo de este, de modo que pueda actuar de la forma mas sensata.

El nativo fulmino a Vasi con la mirada.

—No es una cuestion de sensatez, sino de hechos. Esta caravana viaja en direccion a Simhara, ?verdad?

—Si.

—Puede que no encuentre el buen recibimiento que espera. Han invadido Khimiz, y durante los tres ultimos dias la ciudad de Simhara ha estado bajo asedio. Creemos que a estas horas puede haber caido ya.

Vasi se aferro al brazo de Indigo.

—?Que es lo que dice? ?Dime!

Se lo conto, y Vasi se quedo mirandola por un buen rato, luego se agarro al pequeno amuleto que llevaba alrededor del cuello.

—?Madre de Todo lo Vivo! ?Simhara asediada? ?Es imposible!

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