?verdad? ?El impedira que el Takhan se case con Jessamin?

Indigo lo miro boquiabierta, anonadada.

—?Que has dicho?

Pero el seguia adelante, sin prestar atencion a su sorpresa.

—Y entonces ella sera libre. Y papa y el tio Mylo nos daran su bendicion, y...

—?Luk, espera! —Indigo lo cogio por los hombros—. ?Que quieres decir con su bendicion? ?Que estas diciendo?

El muchacho le sonrio radiante, y en ese instante ella comprendio la verdad que habia estado tan clara delante de ella, si tan solo hubiera tenido la inteligencia de verla. Luk habia adorado a Jessamin desde la infancia; y ahora que era, como el lo veia, casi un hombre, esa adoracion se habia convertido en algo mas grande y profundo. Y sus ansiosas palabras, mientras la agarraba de las manos, eran la confirmacion definitiva de lo que ella, en su ceguera, no habia previsto.

Luk le dijo:

—Si Jessamin no tiene que casarse con el Takhan, entonces todo ira bien ?verdad? ?Y yo podre casarme con ella entonces, que es lo que siempre he querido hacer!

CAPITULO 18

El Kara-Karai zarpo con la marea de media manana al dia siguiente, con la cana de Indigo bien escondida en el arcon de su capitan.

La carta era breve y explicita. El urgente mensaje que contenia hablaba por si mismo, e Indigo habia puesto hincapie en que podia confiarse por completo en la integridad de Macee: seria suficiente para asegurar que, fuera el que fuese el riesgo a correr, Leando y su tio no perderian tiempo y zarparian en direccion a Simhara inmediatamente. Macee calculo que el viaje de ida les llevaria entre treinta y cincuenta dias en esta epoca del ano; a la vuelta, las corrientes otonales y los vientos estarian a favor y eso les permitiria navegar mas aprisa. De modo que dentro de tres meses, si se exceptuaban los caprichos del destino, Leando estaria de vuelta en casa.

Indigo no habia tenido intencion de tomar los polvos negros aquella noche, pero los acontecimientos la habian sobrepasado. Para empezar, el anuncio de Augon Hunnamek con respecto a la fecha de su boda habia sido hecho publico, y Simhara lo festejaba en su forma acostumbrada. Incluso en la reclusion del palacio resultaba imposible no enterarse de la presencia de los alegres festejantes que llenaban las calles, ni dejar de escuchar el vuelo de las campanas, ni ignorar el resplandor de los cohetes que estallaban en el cielo con la llegada de la noche; y la celebracion le resultaba a Indigo un desagradable recordatorio de lo desesperado de su situacion.

Ademas, se habian producido nuevos acontecimientos entre los muros del palacio.

Se habia puesto en marcha la busqueda de Karim, y Augon tambien habia ordenado una investigacion minuciosa de los archivos de palacio, no fuera a ser que se hubiera pasado por alto alguna pista de vital importancia, Indigo, mientras intentaba hacer frente a las exigencias de las lecciones de Jessamin y a la tensa excitacion de Luk y a una visita social por parte de Phereniq —que tambien ella estaba de un humor extrano—, se veia constantemente acosada por pensamientos de lo que podria suceder si los buscadores encontraban al mago y lo llevaban ante Augon para someterlo a un interrogatorio. Asi pues, cuando se hizo de noche, y Jessamin estuvo por fin en la cama y Phereniq se hubo ido y la paz volvio a reinar, se volvio hacia el narguile e inhalo satisfecha el humo resinoso que desvaneceria por fin los enfebrecidos temores de su mente.

Se quedo dormida en el divan, y casi al instante empezo a sonar.

No era una de las pesadillas estacionales que seguian un ciclo anual, aunque al principio, a la mente dormida de Indigo le parecio como si el esquema se hubiera descompuesto y resurgiera antes de hora. Habia la misma sensacion de densidad, de falta de color; una sensacion de que, en realidad, estaba despierta, y de que el contorno levemente distorsionado de la familiar habitacion formaba parte del mundo real y no del reino de las pesadillas. Sobre la alfombra junto al divan, Grimya dormia; su tranquila respiracion era un suave contrapunto al incesante ronroneo del ventilador. Las luces no estaban encendidas, aunque sabia que ella no las habia apagado. Las cortinas estaban corridas, a pesar de que

ella las habia dejado abiertas. El palacio estaba en silencio.

Y algo estaba sentado en un recargado sillon junto a la puerta, una silueta mas solida que la sombra, anticipandose a cualquier impulso de huida que ella hubiera podido sentir.

Unas piernas flexibles se desenroscaron en la oscuridad cuando Indigo se incorporo, y un radiante resplandor que no tenia un origen aparente ilumino de pronto un rostro pequeno y feroz, y unos ojos que lanzaban unos destellos plateados.

—Hermana —dijo Nemesis con dulce voz cargada de veneno—, has cometido un terrible error.

Indigo echo a un lado el ligero chal con el que se habia cubierto, y lo oyo deslizarse hasta el suelo en el repentino y agudo silencio.

—Tu... —En su sorpresa no se le ocurrio otra palabra ron la que recibir a la diabolica criatura.

Un brillo nacarado se reflejo en los pequenos dientes de felino cuando Nemesis le sonrio.

—?Estas satisfecha con tu pequeno triunfo, Indigo? —le pregunto—. ?Te sientes poderosa ahora? ?Lo bastante poderosa como para enfrentarte a lo que has soltado?

Ella habia agarrado una de las lamparas apagadas, lista para arrojarsela al demonio, cuando se dio cuenta de la inutilidad de su gesto. La lampara fue a estrellarse contra el suelo con un repiqueteo de filigrana de bronce.

—Tus mofas no significan nada para mi —le espeto con voz ronca—. No eres nada. Esto no es mas que un sueno.

—Quiza. —Nemesis se encogio de hombros con indiferencia; luego la sonrisa se volvio mas salvaje—. Y sin embargo... ?que tal le va al barquito de Macee esta noche, hermana? ?Duerme profundamente su tripulacion en sus hamacas? ?O suenan, tambien ellos, en lo que les puede .guardar al final de su travesia?

—?Maldita seas! —siseo Indigo—. ?Sal de mi mente!

Nemesis la ignoro.

—Y Augon Hunnamek: ?en que suena el esta noche? —la provoco—. ?Suena acaso en su jovencisima novia? Mientras ella, con virginal inocencia, duerme el sueno de los justos. —Una suave risa inhumana temblo en el aire—. ?Pobre Jessamin! ?Que sera de ella, Indigo? ?Quien la defendera ahora?

Indigo abrio la boca para aullar una obscenidad. Pero el sonido no quiso salir, no quiso tomar forma en su garganta. Nemesis se puso sinuosamente en pie, el cuerpo rodeado por una aureola que brillaba con impia fosforescencia. Alzo un brazo en un breve gesto: y algo cayo, revoloteando y girando sobre si mismo, de su mano extendida, Indigo no necesito mirarlo para saber lo que era. Un naipe. Una carta de la buenaventura, de dorso plateado. No necesito ver su parte frontal.

—Presagios, hermana. —Nemesis le hablo en voz muy baja, silabeante—. ?Pero sabes interpretarlos correctamente? ?O tus ojos estan cegados por la razon? —Solto de nuevo su fria y cruel risa—. Has puesto la maquinaria en movimiento, pero ahora que empieza a andar no puedes detenerla, no puedes controlarla. Esta empezando por fin, Indigo. Tu adversario esta despierto y consciente. El Devorador de la Serpiente se acerca, y tu no posees el poder ni la sabiduria para obligarlo a retroceder. Recuerda esto en los dias venideros. ?Y recuerda que, por el afecto que te profeso, te avise a tiempo!

La imagen del demonio se estremecio de repente, arrastrando la agitada sensibilidad de Indigo a una momentanea pero aterradora deformacion. Su cerebro volvio a la normalidad con una violenta sacudida; sintio el duro contorno real del divan bajo su cuerpo, y algo en su interior se desmorono.

—?Sal de aqui! —Su voz se elevo en un enloquecido aullido—. ?Maldita seas, te maldigo mil veces! ?Vete! ?VETE!

Y se desperto, gritando a una habitacion oscura y vacia, mientras Grimya saltaba desde el suelo para cubrir con su cuerpo calido y consolador los convulsionados brazos de Indigo.

Los aullidos de terror que sacaron a Indigo de su pesadilla tambien trajeron a Hild y a una de las sirvientas corriendo desde los aposentos contiguos, y aunque les dijo que no era mas que un sueno, Hild casi la obligo por la fuerza a tomar una fuerte pocion preparada por ella misma, que la hizo volver a dormir, aunque sin suenos esta vez, hasta media manana. Cuando por fin desperto, se sentia pesada y desorientada a causa de los efectos secundanos

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