combinados de la pocion y el narguile. Hild insistio ron determinacion en que Luk y la Infanta podian pasarse sin sus cuidados durante un tiempo y que debia descansar.

Indigo se sentia demasiado agotada para hacer otra cosa que obedecer; pero aunque su cuerpo se sentia decaido, su mente era un torbellino, ya que sabia que la visita de Nemesis no habia sido un sueno ni tampoco una coincidencia. En su enigmatica chanza, el ser de ojos plateados habia confirmado el temor de Karim de que cualquier intento de intervenir directamente en los acontecimientos lo cual, al reclutar la ayuda de Macee, ella habia hecho— tendria en movimiento algo fuera de subcentral, y la colocaria a ella y a sus aliados en peligro, Indigo sabia que no habia tenido eleccion, pero de todas formas sentia una profunda sensacion de temor. Leando, Luk, Karim, incluso Jessamin: no habia manera de predecir donde atacaria el demonio, ni cuando; y ella y Grimya lamentablemente poseian muy pocos recursos con los que luchar.

Su desagradable ensonacion se vio interrumpida al mediodia por Luk, quien, desafiando las ordenes de Hild de que a Indigo no se la debia molestar, se habia deslizado en su habitacion mientras la ninera llevaba a Jessamin a que le tomaran medidas para un nuevo vestido. Se detuvo en el umbral, pronunciando el nombre de Indigo en voz baja, luego cerro la puerta con una cautela curiosamente furtiva. Estaba ruborizado y sin aliento, como si hubiera corrido muy deprisa.

—?Indigo? —Luk cruzo la habitacion de puntillas—. ?Como te encuentras?

—Mucho mejor, gracias, Luk.

—Me alegro, Indigo, tengo que hablarte. Es urgente... y privado.

Habia aleo en su voz... Se sento en el lecho con el corazon palpitandole con fuerza.

—?Que sucede?

—Tengo un mensaje para ti. —Luk dirigio una rapida mirada primero a la puerta cerrada y luego al patio que se veia por el ventanal antes de agacharse junto a ella.

—No tenia ninguna clase esta manana, asi que fui al Templo de los Marineros para pedir a la Madre del Mar que papa volviera sano y salvo de su viaje. Quise llevar una ofrenda; habia un vendedor ambulante en la escalinata del templo, un hombre ciego...

El corazon de Indigo dio una sacudida.

—...y cuando me detuve a examinar su mercancia, de repente me sujeto el brazo y me dijo: «?Conoces a la dama Indigo?». Asi que yo dije si, que te conocia, y el dijo que debia traerte un mensaje, y que no debia contarselo a nadie mas. Indigo, ?tiene eso algun sentido para ti?

Indigo asintio muy tensa.

—Si, Luk. ?Cual es el mensaje?

—Dijo que debias encontrarte con el en el lugar de costumbre, no dijo donde era eso, esta noche, cuando suenen las campanas de la marea. Dijo que era de vital importancia, y que tu comprenderias.

Indigo lanzo un juramento para sus adentros. Habia subestimado a Karim. ?Como habia conocido a Luk, y sabido, tambien, que se podia confiar en el muchacho? Su talento como clarividente debia de ser mucho mayor del que ella habia supuesto.

Luk esperaba a que ella dijera algo; y como ella no hablo, el muchacho no pudo contener por mas tiempo su curiosidad.

—Indigo, ?quien es ese buhonero? ?Como es que lo conoces... y que es lo que puede querer?

Indigo estaba a punto de mentirle cuando penso que Karim habia creido oportuno confiar en Luk, y su decision habia sido acertada. Ella no podia hacer menos.

Muy despacio, contesto:

—No puedo contartelo todo, Luk; aun no. Pero el buhonero es un buen amigo de tu padre, y quiere ayudarnos.

Los ojos de Luk se iluminaron.

—?Sabe el que mi padre regresa a Simhara?

—Aun no; aunque puede que lo haya adivinado, ya que es vidente. Pero, Luk, es de suma importancia que nadie sepa que voy a reunirme con el esta noche. Suceda lo que suceda, debe guardarse el secreto. ?Lo comprendes?

—Claro. —Luk asintio con energia. Luego inquirio—: Indigo, ?puedo ir contigo?

—No, Luk. Lo siento; pero no quiero involucrarte. Es mas seguro si voy sola; y ademas, no estoy segura de que .... ese hombre te quiera alli. Por favor, no discutas conmigo — anadio al ver que el muchacho abria la boca para protestar—. Te lo contare todo en cuanto pueda, pero hasta entonces tienes que confiar en mi.

Luk vacilo, luego se encogio de hombros a reganadientes.

—Muy bien. Lo siento.

—No lo sientas. —Lo beso en la frente—. Y te lo contare todo en su momento. Lo prometo.

La marea tenia que empezar a subir una hora despues, c Indigo y Grimya salieron con tiempo sobrado para acudir a su cita. La noche resultaba extranamente tranquila despues de la algarabia de la anterior; una languida y calida sensacion de paz emanaba de la ciudad, y la luna, que insto empezaba a menguar, banaba las calles con una irreal luminiscencia.

Abandonaron el palacio por una de las puertas posteriores, donde no habia guardias que las pudiesen ver, y salieron a la avenida en sombras que las conduciria al puerto. Las garras de Grimya, que chasqueaban suaves sobre el pavimento, eran lo unico que rompia el

silencio mientras se alejaban del muro cubierto de enredaderas del palacio...

De subito, una sombra se separo de su refugio bajo un frondoso arbol y les salio al paso.

—Lo siento, Indigo. —En la oscuridad, los ojos de Luk eran unos pozos sin fondo en el palido marco de su rostro—. Pero tenia que venir. Tenia que hacerlo. —Una sonrisa picara ilumino de repente su rostro, y le hizo una reverencia, al tiempo que sacaba una espada corla de la vaina que colgaba de su cinto y la saludaba con ella—. Una dama sola despues de oscurecer necesita de una escolta.

—Luk...

—No interferire. Me quedare atras, sin que el me vea. —El cortesano se convirtio de nuevo en el nino—. Por favor, Indigo.

Lo mas seguro era que se hubiese escabullido de casa sin que lo supiera su bisabuela, arriesgandose a toda clase de castigos si la severa anciana llegaba a descubrir su ausencia. Ante tan tozuda decision, Indigo no pudo menos que ceder. Decirle que se fuera habria sido una hipocresia.

—?Oh, Luk! —Su voz estaba llena de afecto—. Ven, pues. Defiendeme durante mi travesia de la ciudad. Y... —Se detuvo, pero al final decidio decir lo que sentia—. Y muchas gracias.

El gran puerto de Simhara mostraba una atmosfera tranquila y enigmatica muy diferente del ruidoso bullicio de las horas diurnas. Farolas sujetas a altos postes de hierro ardian a lo largo del amplio paseo que flanqueaba el muelle, aumentada su luz por unos cuantos faroles menos potentes que ardian en las ventanas de la impresionante oficina del puerto que jamas cerraba sus puertas. El cielo estaba despejado, y la luna otonal flotaba hinchada y dorada sobre la ciudad, dibujando formas fosforescentes sobre el mar alli donde este chapoteaba en silencio contra las paredes del muelle. Algun que otro de los muchos gatos de la floreciente poblacion del puerto pasaba de vez en cuando en busca de comida desechada, pero la presencia humana estaba ausente casi por completo; la marea estaba baja y los barcos que se balanceaban anclados a poca distancia silenciosos, con sus tripulaciones o bien dormidas o de juerga en una de las tabernas situadas detras de la fachada maritima.

Divisaron la cupula del Templo de los Marineros mucho antes de llegar a ella, y se detuvieron para contemplar durante algunos minutos el enorme y resplandeciente hemisferio que reflejaba la luz de la luna como una joya reluciente. El faro de la Madre del Mar, que brillaba a traves de las aguas para amparar a Sus hijos en su camino o para llamarlos de regreso a casa... Indigo sintio una sensacion de ahogo y de presion que le produjo deseos de llorar y reir a la vez, al pensar en el Kara-Karai y su mision. Y entonces se pusieron de nuevo en movimiento, y la gran escalinata de ornados peldanos se alzo ante ellos por fin, centelleando como barba de ballena, elevandose en direccion al templo y a la silenciosa y brillante cupula.

Grimya dijo con voz muy suave a la mente de Indigo:

«Aun no es la hora. Pronto estara aqui.»

La joven contemplo la escalinata vacia y sintio que algo se agitaba en su interior. Un gusanillo de inquietud...

—Debe de ser casi la hora. —La voz de Luk era un susurro, un respeto instintivo por el

inmaculado silencio de la noche—. ?Vendra, Indigo? O...

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