rostro de Indigo.

—Es una fecha, escrita en la escritura de los magos. ?Que pasa?

—?Puedes entender lo que pone?

—?Claro que puedo! —Phereniq golpeo el pergamino con una mano que carecia de coordinacion, y casi lo hizo caer de la mano de Indigo—. ?Es esa la pregunta que era tan urgente, que hace que vengas a molestarme?

—Si —le respondio Indigo, implacable.

Los latidos de su corazon se habian acelerado: Phereniq habia confirmado lo que Thibavor le habia contado sin darse cuenta, y la sospecha se convirtio en certeza.

—Pero hay mas, Phereniq. Por favor: quiero que prepares una carta astral a partir de estos sigilos. —Se detuvo, y se paso la lengua por los labios al tiempo que se preguntaba si podia arriesgarse a ser brutalmente sincera. Sin duda, se dijo, no tenia nada que perder—. Se que amas a Augon —continuo—, se lo que su boda significa para ti, y como te duele. Pero si de verdad lo quieres, tienes que ayudarme ahora, porque si no lo haces, puede que lo pierdas; ?no tan solo porque tenga una esposa, sino de forma irreparable y para siempre!

Un destello de inquieta comprension, como una vela apenas encendida, regreso a los ojos de Phereniq mientras los alzaba de nuevo.

—?Que... quieres decir?

—No lo se; no de forma segura. Pero...

A lo lejos se escuchaba todavia la musica procedente de la gran sala de banquetes del palacio. Una hora mas, quiza menos, y el Takhan y su nueva Takhina atravesarian el largo arco de brazos unidos y levantados mientras los invitados los enviaban con una cancion a su camara nupcial. Y entonces.

—Phereniq. —Indigo hizo un ultimo y desesperado esfuerzo para penetrar a traves de la neblina de desdicha e intoxicacion que tenia atrapada a la mujer—. Puede que me equivoque; de hecho ?ojala sea asi! Pero podria ser que Augon Hunnamek estuviera en un gran peligro.

Un agudo silencio siguio a sus palabras. Phereniq continuo mirandola, aturdida aun; pero algo empezaba a abrirse paso hacia la superficie de su mente. Una sensacion de alarma; sin forma todavia, pero creciente. Instinto, intuicion...

—Dame eso.

Phereniq se inclino hacia adelanto con brusquedad y agarro el pergamino que Indigo sujetaba. Con expresion ridicula, se puso en pie tambaleante, Indigo se movio para ayudarla, pero ella la despidio con gesto malhumorado y atraveso la habitacion hasta su mesa de trabajo situada contra una pared. Frente a la mesa habia una silla sencilla y sin almohadon. Phereniq se instalo en ella y empezo a sacar libros y graficos de una estanteria que colgaba sobre la mesa.

Indigo sintio renacer la esperanza.

—Phereniq, vas a...

—Estate callada —la interrumpio la otra con voz aspera—. Quiero silencio.

Indigo y Grimya intercambiaron una mirada, y se hizo d silencio mientras Phereniq empezaba a trabajar. ?Cuanto tiempo transcurrio antes de que volviera a levantar la cabeza? Indigo no podia decirlo; no habia reloj en la habitacion, y desde alli no podia ver el lento paso de la luna. Se moria por una copa de vino, pero se resistio furiosa a la tentacion, forzandose a beber zumo de frutas en su lugar. El sedante de Thibavor acechaba todavia por sus venas, y por encima de todo necesitaba una mente despejada.

Phereniq termino por fin. Se recosto en la silla, apartando la carta astral que habia preparado; y cuando se volvio hacia Indigo su rostro estaba descompuesto.

—Donde... —La voz se le quebro; el silencio se convirtio en algo parecido a una descarga electrica—. ?De quien o esta hora de nacimiento?

Indigo se puso en pie muy despacio.

—?Que es? —susurro.

La astrologa tambien se levanto, y durante un momento las dos permanecieron la una frente a la otra como adversarias separadas por un abismo insalvable. Entonces Phereniq hablo de nuevo. Su voz habia cambiado: los efectos de la droga habian desaparecido, siendo reemplazados por energia y violento temor.

—Este grafico...es el augurio mas espantoso que jamas haya visto.

Las orejas de Grimya se alzaron atentas, e Indigo empezo a sentir una sensacion de mareo.

—Cuentamelo —dijo con voz muy tensa.

Phereniq bajo la mirada hacia el grafico que habia dibujado, e Indigo vio como un escalofrio de repugnancia recorria el cuerpo de la mujer.

—Lo que fuera que naciera en esta hora de este dia no era humano —dijo, y ahora habia un peculiar tono frio en su voz—. La mismisima Madre del Mar se apartaria llena ? de repugnancia de una monstruosidad asi, ya que presagia aleo desalmado, de implacable malignidad. La sexta hora del decimocuarto dia bajo la constelacion de la Serpiente... en el mejor de los casos no es un buen augurio. Pero en el ano al que se refiere este nacimiento, el ano del Azul... —se estremecio de nuevo, luego levanto los ojos hacia Indigo—. En esa hora, ocurrio una conjuncion que fue casi identica a la que ocurrira esta noche. Hubo un eclipse de luna. Y el Devorador de la Serpiente se habia alzado...

—Has dicho casi identica... —La voz de Indigo era muy tensa.

—Si.

La mirada de Phereniq se deslizo de mala gana de nuevo hacia el grafico y su mano paseo sobre el sin tocarlo, como si temiera entrar en contacto con el papel.

—Indigo, esto fue peor. Infinitamente peor. Hubo un tercer aspecto malefico que participo en la conjuncion, y estaba retrogrado. No puedo explicartelo con claridad; es demasiado complejo, ?pero si alguna criatura nacia en esa hora, esa criatura seria la quintaesencia de la maldad!

—Espera —la interrumpio Indigo, deseando con fervor haber sido una alumna mas atenta—. El ano del Azul: ?que quieres decir con esto?

—Es un modo que tienen los magos khimizi de enumerar los anos; un ciclo de colores, aunque apenas si se usa ahora. El ultimo ano Azul fue... —consulto de nuevo su carta astral— ... hace once anos. —Y de repente el rostro de Phereniq quedo rigido al comprender lo que habia dicho.

—Once anos —repitio Indigo, con voz sorda.

La certeza aumentaba, aunque se rebelaba contra ella, diciendose que no podia, no podia ser cierto.

—No—dijo Phereniq—. Eso no..., no es lo que estas pensando, Indigo. La Infanta nacio el dia decimotercero, y en la hora undecima, no...

Indigo no la dejo terminar.

—?De veras?

[.os ojos de Phereniq se abrieron de par en par.

—?Oh, por la Diosa, los archivos de palacio...! —Se volvi o en redondo, clavando los ojos de nuevo en el grafico—. ? No! —exclamo vehemente—. ?No es posible! No habrian dejado vivir a una criatura asi; lo habrian sabido, la habrian matado...

Indigo recordo de nuevo a Agnethe en el desierto del Falor; una mujer asustada e indefensa que intentaba proteger a su bebe, a la que no le importaba nada excepto que su pequenina se salvara. Mientras dormia bajo los efectos de la droga, habia revivido ese momento con terrible claridad. Y ahora sabia que se habia tratado de mucho mas que un sueno.

La mataran. Mataran a mi hija... Habia permanecido dormido en su memoria, olvidado y arrinconado mucho tiempo atras. Pero ahora sabia lo que la Takhina habia intentado decirle.

—?Indigo? —Phereniq la contemplaba, repentinamente tensa al darse cuenta de la terrible expresion de horror del rostro de Indigo—.?Que sucede?

—Agnethe —repuso Indigo.

—?Que pasa con ella? Indigo...

—Cuando la encontre en el desierto, anos atras... —Indigo empezo a respirar agitada; pronunciaba las palabras con dificultad—, me dijo... lo habia olvidado, todo este tiempo lo habia olvidado... me suplico que la abandonara y me llevara a Jessamin de alli. ?Me dijo que matarian a su hija, porque habia nacido el dia decimocuarto de la Serpiente, la hora anterior al amanecer! —Sus ojos se encontraron con la estupefacta mirada de Phereniq, su rostro blanco y

Вы читаете Infanta
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату