Jessamin seguia sonriente. Pero tambien ella extendia ahora los brazos, y las palmas, vueltas hacia arriba, estaban rojas y viscosas y chorreaban. Y sus labios se abrian, su boca se ensanchaba hasta el limite de lo imposible para convertirse en unas enormes fauces inhumanas, descubriendo dos colmillos curvos, delgados como agujas, y una lengua negra y bifida que se agitaba y agitaba incesante.
Luk salto hacia atras, chocando contra Indigo con tal fuerza que estuvo a punto de derribarla. Su cuerpo jadeaba violentamente mientras luchaba por recuperar el aliento; intentaba hablar, trataba de negar lo que sus ojos y oidos le decian; pero todo lo que pudo lanzar fue un mudo lloriqueo. Por el rabillo del ojo Indigo vio a Phereniq, todos sus musculos paralizados, que miraba con ojos enloquecidos a la sonriente criatura; mientras que
—?Ah, mi amiga y educadora! He regresado para darte las gracias, y despedirme por fin de ti.
Indigo contemplo la monstruosidad en que se habia convertido la Infanta, con nauseabunda sensacion de repugnancia. No podia responderle: el demonio se burlaba de ella, se mofaba de su estupidez y su fracaso. Y no habia nada, nada que pudiera hacer contra el.
—Tengo un regalo de despedida para ti —continuo la serpiente—Jessamin—. Un regalo por el que podras recordarme en el futuro. Porque tendras mucho tiempo para lamentar tus errores, ?no es asi? Toma, Indigo. Un recuerdo mio. Y del hombre al que, por desgracia, juzgaste tan mal, cuyo amor estupido e impropio fue el catalizador que me libero de mi crisalida mortal. Arroja esto sobre la tumba marina de Augon Hunnamek, porque su esposa ya no la necesita.
Levanto una de sus manos de nina hacia la Red que cubria sus cabellos dorados. La Red se solto, y sus peces de piedras preciosas brillaron con fuerza a la luz de las lamparas; y descuidadamente, con desprecio, el demonio retorcio la preciosa reliquia hasta convertirla en una bola informe antes de arrojarla a los pies de Indigo.
—Estoy casi completa ahora —siguio la susurrante voz con dulce y malevolo tono triunfal—. Esta noche me dedicare a descansar en la oscuridad y el silencio, de modo que pueda reunir toda mi energia para que mi poder alcance su cenit. Pero regresare. En esa fria hora que hay antes del amanecer, la Serpiente Devoradora se alzara: no el Devorador de Serpientes como has creido durante tanto tiempo, sino la Serpiente que Devora. Y en esa hora, me volveras a ver. Porque entonces se iniciara un nuevo reinado... ?y entonces todo Khimiz conocera mi autentico nombre!
Un sonido espantoso y apenas humano broto de la garganta de Phereniq, pero el demonio la ignoro. La maligna cabeza giro, despacio, sinuosa, recorriendo por ultima vez desdenosa la habitacion. Entonces los dorados cabellos se marchitaron, cayendo como hojas muertas de su cabeza, y los oscuros ojos se encogieron y palidecieron hasta convertirse en dos diminutos e inhumanos puntos de luz inexpresivos. Los brazos de la criatura se secaron, la carne se arrugo, se diseco, hasta que no quedo mas que el hueso y entonces empezo a oscurecerse, ennegrecerse, y por fin se deshizo, convirtiendose en polvo que la brisa nocturna barrio. Repugnante en su forma completa la serpiente se alzo, desenroscandose, reluciendo con una luz nacarada. La luz que la rodeaba brillo con mas fuerza, Indigo vio como la escena se distorsionaba violentamente, como si la hubieran arrojado de repente bajo el agua, y el sonido de una enorme ola al estrellarse resono en sus oidos. Lanzo un grito...
Y la serpiente habia desaparecido.
La muchacha estaba en el suelo, barrida y derribada por la terrible pero silenciosa conmocion que habia acompanado a la desaparicion del demonio. Vio como
Luk se ponia en pie. Sus ojos estaban salvajemente dilatados, su mirada clavada en el ventanal abierto donde la cosa que era Jessamin se habia balanceado y mofado de todos ellos, Indigo extendio la mano hacia el; el movimiento lo alerto y su cabeza giro en redondo. Por un instante sus miradas se encontraron, se clavaron la una en la otra. Entonces Luk lanzo un terrible grito inarticulado de dolor y agonia, y salio corriendo, como si otros mil demonios lo persiguieran, fuera de la habitacion y lejos de alli pasillo adelante.
Indigo se puso en pie despacio.
El susurro sibilante e inhumano del demonio resonaba aun en la cabeza de Indigo.
Pero ?que podia hacer? No tenia poder, ni armas, nada con que luchar contra un demonio asi. No obstante, todas las fibras de Indigo le gritaban que actuara, que hiciera algo,
Un repentino movimiento la alerto, se volvio y vio a Phereniq, todavia de rodillas, que se arrastraba hacia el arrugado bulto que era la Red que el demonio habia arrojado, burlon, al interior de la habitacion. Al llegar junto a el, la astrologa lo recogio y empezo, con manos temblorosas pero decididas, a desenredarlo, alisando los aplastados pliegues, liberando con veneracion los diminutos peces hechos de piedras preciosas. Sus lagrimas centelleaban como si tambien fueran joyas al caer entre la reluciente malla.
—Phereniq.
Indigo llego junto a ella, se agacho, y poso una mano sobre sus dedos que se movian febriles.
Phereniq levanto la cabeza, el rostro lleno de desdicha.
—Phereniq, escuchame —dijo Indigo, apremiante—. Tenemos muy poco tiempo. ?Hemos de encontrar una forma de destruir a este demonio!
Phereniq desvio la cabeza a un lado.
—No hay nada que podamos hacer —respondio, desolada—. Deja que venga. Deja que nos destruya a todos, si es eso lo que planea. Ya no me importa.
—?Tiene que importarte! ?No podemos rendirnos ahora..., hemos de hacer algo para detener esto!
—?Por que? —inquirio Phereniq, llena de tristeza—. ?Que importa nada, Indigo? No queda nada; todo ha terminado.
Indigo apreto los labios. No queria ser cruel, pero tenia que sacar a Phereniq de su apatia. Con los pocos aliados que tenia, no podia arriesgarse a perder otro.
Le dijo:
—?Es eso lo que habria dicho Augon? ?O lo que habria esperado oir de tus labios? ?Yo pensaba que tu eras su campeona, Phereniq, pero parece que tu lealtad no va tan lejos como siempre has querido dar a entender!
Phereniq volvio con violencia la cabeza y sus manos se cerraron sobre la marana de la antigua Red, casi desgarrandola.
—?Tu no sabes nada!
—?Oh! Me parece que si. ?Lo bastante, al menos, para darme cuenta de que fuera lo que fuese, Augon Hunnamek no era un cobarde!
La colera centelleo en los ojos de la astrologa.
—?Como te atreves...?
—Venganza, Phereniq —la interrumpio Indigo, haciendo caso omiso—. Venganza por lo que le ha sucedido. ?No quieres eso? ?No seria eso un ultimo tributo, si de verdad lo amabas tanto como dices? —Le dedico una lugubre sonrisa—. Y si tu propia vida ya no te importa, entonces seguramente el riesgo vale la pena.
El aguijon habia dado en el blanco; pudo verlo, vio el destello de incertidumbre, luego de esperanza. Pero la esperanza murio pronto.
—?Como? —dijo Phereniq con voz hueca—. ?Como puedo vengarlo? No soy ni una hechicera ni un mago. Y aun si lo fuera, ?de que me serviria? ?Crees que incluso la mayor hechicera del mundo podria contra esa... esa