cosa? Esta mas alla del poder de cualquier ser humano. Solo la Madre del Mar en persona podria detenerla ahora.

Volvia a ocuparse de la Red, aturdida, sin darse cuenta de lo que hacia, y de repente algo se encendio en la mente de Indigo. Se quedo totalmente inmovil cuando las ultimas palabras de Phereniq dieron en el blanco. Solo la Madre del Mar en persona...

—Phereniq —dijo en una peculiar voz tirante—. ?La Red es uno de los Tres Regalos, no: los regalos que la Madre del Mar le dio a Khimiz, siglos atras? —Se detuvo, luego siguio— ?No recuerdas la leyenda?

Las manos de Phereniq dejaron de moverse y contemplo con atencion los pliegues de la malla, dejandolos resbalar de sus dedos en relucientes punados.

—?La leyenda...?

—?Si! ?Los Tres Regalos son mas que simbolos: fueron entregados por la propia mano de la Diosa, y son los cimientos sobre los que se construyo Khimiz! ?No te das cuenta de lo que significa? ?Tienen poder, autentico poder! —El corazon le palpitaba enloquecido de excitacion, temor y esperanza—. ?No se podria recurrir a estos regalos para que nos ayudaran ahora?

La expresion de Phereniq empezo a cambiar.

—Por la Diosa... pero ?como?

—?No lo se: pero tiene que existir una posibilidad! Phereniq, los otros dos Regalos, ?sabes donde estan?

—El Tridente esta en el palacio —repuso Phereniq, sin respiracion. Empezaba a contagiarse rapidamente de la excitacion de Indigo—. Se trajo desde el templo durante la procesion, lo expusieron en la gran sala.

—?Y el Ancora? ?Donde esta el Ancora?

La astrologa meneo la cabeza.

—Segun todos los archivos, esta, o estaba, guardada en algun lugar del templo, pero no se donde. Nunca la he visto, ni conozco a nadie que lo haya hecho. , —El altar en forma de barco tiene un ancora —replico Indigo con vehemencia—. Podria...

—No, no. Al igual que la Red y el Tridente, el Ancora esta hecha de oro macizo. La del altar no es mas que una copia en madera; no es el Regalo. Pero la autentica Ancora esta en el templo.

—?Entonces debemos encontrarla!

—Si. —Phereniq volvio la mirada hacia el patio, donde la luna avanzaba lentamente por el firmamento, y se estremecio—. Nos queda tan poco tiempo... Indigo, adelantate tu al templo. Llevate la Red; empieza a buscar el Ancora. Yo recogere el Tridente, y te seguire tan deprisa como pueda.

Indigo estaba ya a medio camino de la puerta cuando la astrologa volvio a hablar de repente.

—Indigo...

La muchacha se detuvo y volvio la cabeza.

—Incluso si encontramos el Ancora —dijo Phereniq, con voz tensa—, no se como despertar cualquier poder que las reliquias contengan. Pero me da en los huesos que es lo unico que podemos hacer. Y al menos debemos intentarlo. —La sombra de una triste sonrisa aparecio en sus labios—. Has hecho que lo comprenda. Y tambien me has hecho comprender que realmente quiero vengar a Augon. Me gustaria pensar que el... el lo hubiera deseado. —La voz se le quebro: se llevo una mano al rostro, luego sacudio la cabeza, con energia—. No; este no es el momento ni el lugar para seguir lamentandolo. Ve, Indigo, date prisa. ?Y reza para que la Madre del Mar nos de su favor esta noche!

CAPITULO 25

La gran cupula del Templo de los Marineros brillaba como una espectral luna terrena, reflejando una palida luz sobre los peldanos de marmol mientras Indigo y Grimya subian a toda velocidad la escalinata. La autentica luna flotaba alta y remota, ahogando con su luz a las estrellas y dando al cielo la intensidad del terciopelo negro; el eclipse aun no se habia iniciado, pero era muy facil imaginar el primer reborde de sombra empezando a deslizarse sobre el frio y resplandeciente disco. Tras ellas, el mar murmuraba incesante: esta noche su voz sonaba amenazadora, siniestra; e Indigo tuvo que dominar un impulso de mirar continuamente por encima del hombro. Su mente se veia asaltada por imagenes del cuerpo acurrucado y desangrado de Karim, y resultaba facil imaginar que cualquiera de las alargadas y distorsionadas sombras que se extendian por la plaza pudiera no ser en absoluto una sombra, sino algo que de subito pudiera empezar a moverse y deslizarse sin ruido sobre las losas para cortarles el paso. Se sintio agradecida cuando, sin ningun incidente, llegaron por fin al asilo de la entrada del templo.

El Templo de los Marineros jamas cerraba sus puertas. Despues de oscurecer habia pocos encargados por alli, pero las lamparas permanecian encendidas constantemente, y casi a cualquier hora del dia o de la noche podia verse al menos a un peregrino absorto en privada meditacion ante el enorme y silencioso altar. Tras atravesar el estanque de entrada y penetrar en el oscuro interior, Indigo experimento una cierta mortificacion al ver a dos figuras junto a la proa de la enorme nave, de pie bajo la sombra del mascaron de proa de madera tallada que resultaba tan desconcertantemente real. No habia esperado aquello... pero al contemplar con frustracion a las dos figuras, las orejas de Grimya se irguieron bruscamente. La loba empezo a avanzar e Indigo escucho el alivio presente en su exclamacion mental.

«?Indigo, es Luk!»

Sobresaltadas por el sonido de sus patas sobre el suelo de mosaico, las dos figuras levantaron la cabeza. El rostro de Luk era un ovalo mortalmente palido; desde aquella distancia, Indigo no podia ver su expresion a causa de la penumbra, pero su postura era rigida. La otra figura tambien se habia quedado rigida, y los pasos de Indigo vacilaron de repente al reconocer al acompanante del muchacho.

—Macee...

Su voz resono curiosamente en la vasta sala vacia; parecia como si hubiera sido alguna otra persona la que hubiera hablado.

—Lo encontre aqui. —Macee paso un brazo alrededor de los hombros de Luk, como para protegerlo de alguna amenaza posible—. Me... lo ha contado. Todo. —Se produjo una pausa—. ?Es cierto?

—Es cierto —confirmo Indigo.

—?Todo? ?Lo de la Infanta, el demonio? ?Y que han asesinado al Takhan?

—Cada palabra.

Grimya, consciente de la tension, retrocedio y gimoteo en voz baja, pero sus pensamientos no eran claros. Durante algunos instantes se produjo un silencio, mientras

Macee e Indigo se estudiaban con cuidado y Luk contemplaba el suelo. Luego, bruscamente, Macee hablo.

—Creo que lo mejor es que hablemos, Indigo. Se lo que dije la ultima vez que nos vimos, pero las cosas han cambiado, ?no es asi? —Intento sonreir, pero la sonrisa no se reflejo en sus ojos— No creas que me retracto de nada de lo que dije entonces; no es asi. Pero comprendo ahora mas cosas y aunque no pueda aprobar lo que hiciste en el pasado, al menos comprendo el dilema al que te enfrentas ahora. —Dio una ligera y reconfortante sacudida a los hombros de Luk, luego lo solto y se dirigio despacio hacia donde estaba Indigo. Bajando la voz, anadio—: Y me da pena el muchacho. Quiero ayudarlo, si puedo. Si algo puede hacerlo.

A pesar del hecho de que el acercamiento de Macee era cuando menos cauteloso, Indigo se sintio reconfortada por el simple hecho de tener a otro ser humano que sabia la verdad y, por muy poco que fuera, comprendia. Al menos le daba la ilusion de una mayor fuerza.

—No se si puede hacerse nada ahora —dijo—, tenemos tan poco tiempo... Pero existe una esperanza, aunque es muy debil.

Y le conto a Macee como habia descubierto la autentica naturaleza del demonio; las espantosas muertes de Leando y de Augon Hunnamek, y la leyenda del templo y su desesperada necesidad de encontrar el Ancora que completaria la triada de los Tres Regalos de la Madre del Mar. Cuando termino, la menuda davakotiana se encogio de hombros, y echo una mirada en derredor del tranquilo templo en penumbras.

—Incluso solo tres dias atras habria dicho probablemente que estabas loca —repuso—. Aun despues de lo

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