levantaron la enorme y brillante masa de malla. Sus brazos se alzaron hasta el limite, los musculos listos para lanzarla... y de repente aparecieron otras manos, enormes y poderosas, sujetando la Red de oro y elevandola, mas y mas, al tiempo que los brazos del gigantesco mascaron de proa se alzaban para unirse a los de ellas en un terrible torrente de pura y furiosa energia, Indigo sintio que una nueva fuerza fluia por sus musculos, sus arterias, sus huesos, oyo como sus companeras gritaban al unisono y grito con ellas... Entonces la Red volo sobre la proa y hacia el cielo, arriba y lejos como un reluciente pajaro; se extendio y giro y descendio de nuevo para engullir la convulsionada cabeza y el cuerpo de la serpiente.
Un alarido ensordecedor y sibilante lleno la noche, eliminando incluso a la rugiente cancion del mascaron. La serpiente se revolvio cuando la malla cayo sobre ella y la enredo, y los enormes anillos gris plata se agitaron fuera del agua, se retorcieron, se revolvieron, golpearon las aguas y la lanzaron hacia el cielo.
—?Cuidado arriba! —indico desesperada—. ?Cuidado!
Enloquecido por el dolor y la rabia, el demonio-serpiente se alzaba mas y mas hacia el negro cielo, mientras la monstruosa cabeza amenazaba con desgarrar la Red que la tenia atrapada y liberarse. Su cuerpo, ahora tan proximo al barco que Indigo tuvo la horrible sensacion de que si estiraba la mano podria tocarlo, surgio de las aguas, una enorme mancha borrosa de macilenta fosforescencia que ocupo todo su campo visual mientras se elevaba hacia el cielo; y entonces, con una tremenda torsion que envio una nueva sarta de olas contra la nave, la gigantesca cabeza se doblo hacia delante y hacia ellos.
—?Indigo! ?Indigo! —Era la voz de Phereniq, aterrorizada y acompanada por un aullido de
Las palabras fueron como una estocada en la mente de Indigo que rompieron la paralisis provocada por el horror que por un momento precioso y vital la habia inmovilizado. Se volvio y corrio hacia la barandilla de babor, pero antes de poder llegar escucho el estruendo de la madera al astillarse cuando la serpiente golpeo el barco. El palo mayor se rompio, y una avalancha de palos rotos se abalanzo sobre la cubierta. El barco se inclino con un terrible gemido y arrojo a Indigo, patinando de costado, hasta su meta. La muchacha empezo a rebuscar con desesperacion entre el revoltijo de maderos rotos y aparejos destrozados. No lo encontraba..., si el Tridente habia desaparecido, si se habia perdido...
—?Aqui, Indigo!
El grito provenia de muy cerca de ella, y vio a alguien que intentaba acercarse a gatas por entre los restos de madera y velas. Se trataba de Luk, y su mano se aferraba al Tridente, Indigo tuvo tiempo de dar una mirada a su expresion macilenta, angustiada pero a la vez decidida antes de que otro atronador estrepito zarandeara la nave, y la vela mayor, sujeta todavia a su botavara, se desplomo sobre cubierta, Indigo le grito a Luk para que retrocediera, y la enorme superficie de lona cayo entre ambos, separandolos.
Un grito agudo e insensato hendio el aire. La muchacha levanto la cabeza. Alli donde habia estado la vela mayor no habia mas que un espacio negro, y recortada contra el cielo vio la cabeza de la serpiente echandose hacia atras, echando a un lado los destrozados restos de las velas y los palos que sus mandibulas habian desgarrado de sus amarras antes de que la enorme fauce se abriera de nuevo, una retumbante caverna negra con colmillos parecidos a mortiferas estalactitas, y se lanzara sobre el destrozado barco para asestarle el golpe de gracia.
—?Luk! —aullo Indigo.
Lo veia pero no podia llegar hasta el; el muchacho tenia los ojos levantados, hipnotizado, y su rostro estaba contorsionado por terribles emociones, Indigo se lanzo contra la barrera que los separaba, arrancando los maderos que le interceptaban el paso, al tiempo que se daba cuenta de que no lo conseguiria...
La cabeza del demonio golpeo el mastil que quedaba, lo hizo pedazos, atraveso los ondeantes jirones de las ultimas velas y se lanzo en picado. El Tridente que Luk sujetaba brillo de repente como si se le hubiera prendido fuego. Una luz dorada centelleo por todo el mango, y las lenguetas acabadas en diamantes ardieron como salvajes llamaradas de magnesio. Luk echo el brazo hacia atras, y mientras el monstruo plateado se lanzaba sobre el, arrojo el Tridente con todas sus fuerzas directamente al profundo abismo de sus fauces.
El Tridente se convirtio en una bola de fuego, un meteoro terrestre, dejando una potente llamarada tras de si al estrellarse contra el interior de las fauces del demonio y estallar. Una explosion de luz recorrio la nave de parte a parte, y la serpiente lanzo un ensordecedor aullido. La monstruosa cabeza se irguio, volviendose hacia un lado, y el mar se agito embravecido mientras los anillos de la criatura se revolvian fuera del agua, la golpeaban, se retorcian. El aullido se transformo en un grito. Destacado contra el cielo negro, Indigo vio brotar fuego de la boca del demonio y llamaradas en las cuencas de sus ojos al tiempo que se retorcia por encima del barco. La cubierta cabeceaba, el navio se bamboleaba enloquecido; oyo chillar a Macee, aullar a
CAPITULO 26
La noche habia implosionado. Esa fue la unica forma en que Indigo pudo definir despues, incluso para ella, lo que habia sucedido, aunque eso estaba muy por debajo de lo que realmente habia ocurrido. Era como si el mar y el cielo se hubieran estrellado, aplastando a la nave y a sus aterrorizados pasajeros entre dos inmensos muros de total oscuridad. El sonido y la vision desaparecieron... y luego se encontro boca abajo sobre la cubierta con charcos de agua a su alrededor, en un mundo inmovil y silencioso por completo.
Durante algunos instantes no se atrevio a levantar la cabeza. Tenia demasiado miedo de lo que pudiera ver, de donde pudiera encontrarse. ?Que le habia sucedido al mar? ?Y a los otros? ?Seguian vivos? ?Cuanto tiempo habia transcurrido? Gimio sin querer: y entonces dio un respingo cuando algo respiro ruidosamente junto a su oreja izquierda, y una lengua aspera y caliente lamio sus cabellos mojados.
La ansiosa voz mental de
Mareada, se incorporo sobre los codos, parpadeando ante la desacostumbrada luminosidad que emanaba con suavidad de todas partes. Algo enorme y blanco se movio lentamente cerca de ella y la sobresalto; pero no era ningun demonio, ninguna amenaza. Simplemente un enorme y destrozado monton de seda que se balanceaba