Y varias voces dieron su asentimiento. Fran continuo cenudo, pero en su mayor parte el sentimiento parecia ser de alivio. Aunque todo el mundo fingia no sentirse afectado por la plaga que flotaba sobre Bruhome no existia la menor duda de que la inquieta atmosfera de la ciudad habia dejado su huella.

Pero mientras que sus amigos parecian alegrarse de la decision de Constan, Indigo sintio como si un gran peso se hubiera instalado bajo sus costillas. Miro a Grimya y supo que la loba compartia su aprension. Un dia mas, y la Compania Comica Brabazon seguiria su camino. Tendria que comunicarles que ni ella ni Grimya irian con ellos.

Desde el principio habia sabido que esto acabaria por llegar, pero habia alejado la idea de su pensamiento tanto como le habia sido posible, convencida de que de nada servia preocuparse por ello hasta que llegara el momento. Y ahora que el momento habia llegado no sabia como encontrar las palabras para decir adios. No lo comprenderian; creerian que se habia cansado de ellos, que simplemente los habia estado utilizando; nunca habia podido explicarles la verdad...

—?Indigo?

Alzo la cabeza y vio que Cari la miraba con gran preocupacion.

—?Estas bien? —pregunto Cari—. Tienes un aspecto... bueno, raro.

—Estoy... bien. De veras, no es nada...

«Indigo», Grimya se dirigio a su mente con suavidad y tristeza. «Creo que debes decirselo. Saben que algo no va bien, el momento no tardara en llegar, de todas formas. Diselo, Indigo. Sera mejor para todos nosotros. »

Quiza Grimya tenia razon. Si se andaba con rodeos, podria faltarle el valor, ?y entonces que sucederia con ella? Cari seguia observandola, nada convencida por su aseveracion, e Indigo aspiro con fuerza.

—Constan —dijo—. Todos vosotros. Hay algo que tengo que deciros.

Se hizo el silencio. Todos la miraban ahora, y de repente el discurso que luchaba por formar en su mente se hizo pedazos.

—Eh, vamos, muchacha —Constan se inclino hacia adelante y le oprimio el brazo—. ?Que sucede? Vamos; puedes decirnoslo. ?No somos acaso tus amigos?

Era lo peor que hubiera podido decir, aunque lo hubiera hecho de forma totalmente involuntaria, e Indigo sintio una dolorosa sensacion de ahogo en la garganta. Abrio la boca, obligandose a hablar, y empezo a decir:

—Constan, yo...

Y las palabras se transformaron en una sorprendida exclamacion al dejarse oir por el prado un espantoso gemido inhumano.

Las jarras fueron a estrellarse en el suelo del carromato y solo los reflejos instintivos de Lanz evitaron que el pequeno hornillo de lena se volcara cuando todos se pusieron en pie de un salto.

—?Por la Madre de la Cosecha! —A Fran se le pusieron de punta los cabellos—. ?Que fue eso?

Se dirigio hacia la puerta, pero Constan lo sujeto por el brazo.

—?Espera, muchacho! Deja que mire.

Se adelanto y abrio la puerta superior de par en par. Al hacerlo, el terrible sonido se inicio de nuevo; fino, fantasmal, como la voz de un alma bajo atroces tormentos. Cari gimio e intento taparse los oidos; Armonia y Honestidad se abrazaron, y Sinceridad olvido sus anteriores bravatas de muchacho de doce anos y corrio a cogerse de la mano de Indigo. Mientras el espantoso sonido se desvanecia escucharon gritos procedentes de otras partes del prado, y se recortaron siluetas contra los rescoldos de las hogueras a medida que otros feriantes se iban reuniendo. Grimya, con todo el pelaje erizado, empezo a grunir; entonces, se oyo gemir por tercera vez a aquella voz horrible que surgia de la noche, y en algun lugar cerca del rio una mujer chillo.

—Proviene de algun lugar al otro lado del rio.

Constan abrio la parte inferior de la puerta y bajo corriendo la escalera, con Fran, Val y Esti detras; y antes de que Indigo pudiera llamarla a su lado, Grimya corrio tambien tras ellos, y los cinco se precipitaron a campo traviesa en direccion a la orilla.

—?Papa! —grito Cari, con voz aterrorizada—. ?Papa, ten cuidado!

La voz excitada de Grimya penetro en la mente de Indigo por entre todo aquel caos. La loba se habia adelantado a los humanos, mucho mas lentos que ella, y ya habia llegado a la orilla, donde se detuvo para olfatear el aire con el hocico.

«Oigo de donde procede este horrible sonido», dijo. «Viene de muy lejos, del otro lado del rio, de las colinas. Y puedo oler algo; puedo hacerlo... ?Indigo!» y la voz de Grimya irrumpio en el mundo real al transformarse en un aullido.

—?Madre Todopoderosa!

Indigo descendio los escalones de un salto, y mientras corria en direccion a la orilla escucho un temeroso lamento procedente de una de las otras dos carretas al despertarse las dos ninas mas pequenas, pero no podia detenerse a ocuparse de ellas. Habia sentido la terrible oleada de terror surgida de la mente de Grimya cuando esta aullo, y en la suya empezaba a cobrar forma ese mismo panico.

Grimya estaba agazapada junto a la orilla, las orejas echadas hacia atras, sin dejar de grunir. Constan habia intentado calmarla pero no se atrevia a acercarse demasiado, y cuando Indigo llego corriendo levanto los ojos, aliviado.

—?Maldita sea, Indigo, esta tan asustada como todos nosotros!

?Grimya! —Indigo se arrodillo y abrazo la leonada cabeza de la loba—. ?Tranquila! ?Todo esta bien!

Y anadio en silencio la apremiante pregunta:

«?Que has percibido?»

Grimya temblaba; lamio la mano de Indigo para luego apretar con fuerza el hocico contra su cuerpo.

«No... lo se. ?Pero me dio miedo!»

—Esta bien —le dijo Indigo a Constan, que seguia observandola.

—?Entonces es la unica de todos nosotros que lo esta! —El rostro de Constan mostraba un tono ceniciento.

La noche volvia a estar en silencio, pero en aquel silencio parecian resonar aun los ecos de aquel terrible gemido. De las tiendas y carromatos salia cada vez mas gente que se aproximaba a la orilla; un caballo relincho y poco a poco las voces empezaron a romper la quietud. Un nino lloriqueo; se escucharon susurros, preguntas, figuras vagas se apretujaban en pequenos grupos para discutir y senalar al otro lado del rio. Mas atras, se escuchaban los sollozos de mas de una persona, una reaccion refleja al temor y la sorpresa.

Constan miro fijamente a la otra orilla. En voz baja, con los dientes apretados, siseo:

—Por cien mil maldiciones, ?que es lo que hay ahi?

Val sacudio la cabeza. Tambien el estaba palido.

—No preguntes, papa. Mejor no saberlo.

—No —interpuso Fran con fiereza—. Debieramos saberlo. —Agito la mano freneticamente para indicar las lentas aguas—. ?Hay algo horrible al otro lado del rio, papa, y apostaria cualquier cosa a que tiene algo que ver con lo que esta sucediendo en Bruhome! No deberiamos quedarnos aqui quietos como un rebano de ovejas... ?deberiamos ir tras eso, y averiguar que es!

—No seas idiota, muchacho —replico enojado Constan—. ?Sea lo que sea esa cosa esta fuera de nuestra comprension!

—?Como podemos saberlo a menos que vayamos a ver? —persistio Fran—. ?Papa, escuchame! Si cogemos los ponis, tu y yo y Val, y quiza tambien Temp si tiene valor para ello, e Indigo y Grimya; las dos son tan buenas como cualquier hombre; podemos ir y ver por nosotros mismos que se ha de hacer.

«?No!», dijo Grimya en silencio, pero con terrible enfasis.

Y de repente Indigo supo lo que la loba habia estado intentando decirle pero no habia podido articular. Se puso en pie.

—No, Fran.

Fran se volvio, sobresaltado, y Constan se interrumpio en el mismo instante en que iba a lanzar una furiosa

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