Y varias voces dieron su asentimiento. Fran continuo cenudo, pero en su mayor parte el sentimiento parecia ser de alivio. Aunque todo el mundo fingia no sentirse afectado por la plaga que flotaba sobre Bruhome no existia la menor duda de que la inquieta atmosfera de la ciudad habia dejado su huella.
Pero mientras que sus amigos parecian alegrarse de la decision de Constan, Indigo sintio como si un gran peso se hubiera instalado bajo sus costillas. Miro a
Desde el principio habia sabido que esto acabaria por llegar, pero habia alejado la idea de su pensamiento tanto como le habia sido posible, convencida de que de nada servia preocuparse por ello hasta que llegara el momento. Y ahora que el momento
—?Indigo?
Alzo la cabeza y vio que Cari la miraba con gran preocupacion.
—?Estas bien? —pregunto Cari—. Tienes un aspecto... bueno,
—Estoy... bien. De veras, no es nada...
Quiza
—Constan —dijo—. Todos vosotros. Hay algo que tengo que deciros.
Se hizo el silencio. Todos la miraban ahora, y de repente el discurso que luchaba por formar en su mente se hizo pedazos.
—Eh, vamos, muchacha —Constan se inclino hacia adelante y le oprimio el brazo—. ?Que sucede? Vamos; puedes decirnoslo. ?No somos acaso tus amigos?
Era lo peor que hubiera podido decir, aunque lo hubiera hecho de forma totalmente involuntaria, e Indigo sintio una dolorosa sensacion de ahogo en la garganta. Abrio la boca, obligandose a hablar, y empezo a decir:
—Constan, yo...
Y las palabras se transformaron en una sorprendida exclamacion al dejarse oir por el prado un espantoso gemido inhumano.
Las jarras fueron a estrellarse en el suelo del carromato y solo los reflejos instintivos de Lanz evitaron que el pequeno hornillo de lena se volcara cuando todos se pusieron en pie de un salto.
—?Por la Madre de la Cosecha! —A Fran se le pusieron de punta los cabellos—. ?Que fue eso?
Se dirigio hacia la puerta, pero Constan lo sujeto por el brazo.
—?Espera, muchacho! Deja que mire.
Se adelanto
—Proviene de algun lugar al otro lado del rio.
Constan abrio la parte inferior de la puerta y bajo corriendo la escalera, con Fran, Val y Esti detras; y antes de que Indigo pudiera llamarla a su lado,
—?Papa! —grito Cari, con voz aterrorizada—. ?Papa, ten cuidado!
La voz excitada de
—?Madre Todopoderosa!
Indigo descendio los escalones de un salto, y mientras corria en direccion a la orilla escucho un temeroso lamento procedente de una de las otras dos carretas al despertarse las dos ninas mas pequenas, pero no podia detenerse a ocuparse de ellas. Habia sentido la terrible oleada de terror surgida de la mente de
—?Maldita sea, Indigo, esta tan asustada como todos nosotros!
—
Y anadio en silencio la apremiante pregunta:
«No...
—Esta bien —le dijo Indigo a Constan, que seguia observandola.
—?Entonces es la unica de todos nosotros que lo esta! —El rostro de Constan mostraba un tono ceniciento.
La noche volvia a estar en silencio, pero en aquel silencio parecian resonar aun los ecos de aquel terrible gemido. De las tiendas y carromatos salia cada vez mas gente que se aproximaba a la orilla; un caballo relincho y poco a poco las voces empezaron a romper la quietud. Un nino lloriqueo; se escucharon susurros, preguntas, figuras vagas se apretujaban en pequenos grupos para discutir y senalar al otro lado del rio. Mas atras, se escuchaban los sollozos de mas de una persona, una reaccion refleja al temor y la sorpresa.
Constan miro fijamente a la otra orilla. En voz baja, con los dientes apretados, siseo:
—Por cien mil maldiciones, ?que es lo que hay ahi?
Val sacudio la cabeza. Tambien el estaba palido.
—No preguntes, papa. Mejor no saberlo.
—No —interpuso Fran con fiereza—. Debieramos saberlo. —Agito la mano freneticamente para indicar las lentas aguas—. ?Hay algo horrible al otro lado del rio, papa, y apostaria cualquier cosa a que tiene algo que ver con lo que esta sucediendo en Bruhome! No deberiamos quedarnos aqui quietos como un rebano de ovejas... ?deberiamos ir tras eso, y averiguar que es!
—No seas idiota, muchacho —replico enojado Constan—. ?Sea lo que sea esa cosa esta fuera de nuestra comprension!
—?Como podemos saberlo a menos que vayamos a ver? —persistio Fran—. ?Papa, escuchame! Si cogemos los ponis, tu y yo y Val, y quiza tambien Temp si tiene valor para ello, e Indigo y
Y de repente Indigo supo lo que la loba habia estado intentando decirle pero no habia podido articular. Se puso en pie.
—No, Fran.
Fran se volvio, sobresaltado, y Constan se interrumpio en el mismo instante en que iba a lanzar una furiosa