encontrado unas amigas y unos talentos como aquellos: una muchacha encantadora cuyas canciones podian derretir el corazon mas duro,
como comicos de la legua.
Y hasta ahora habia sido una buena vida. Viajaban de un lugar a otro, de ciudad en ciudad, y en cada parada presentaban uno de los espectaculos conocidos como «variedades»: una animada mezcla de musica y canciones y representaciones teatrales. Cada uno de los miembros de la familia, desde el mismo Constan hasta la benjamina, Piedad, de seis anos, poseia algun talento o habilidad especiales, y los Brabazon estaban muy solicitados alla donde fueran; incluso en aquellas zonas donde las companias ambulantes eran contempladas con la mayor suspicacia. Nada sabian de la mision de Indigo, ni de la piedra-iman que la habia hecho tomar un camino que, afortunadamente coincidia —al menos de momento— con el de ellos. Y por su parte Indigo habia tomado un gran carino a sus nuevos amigos, y esperaba que, aunque el momento de separarse llegaria de forma inevitable, estuviera aun muy lejano.
La muchacha iba sentada ahora junto a Constan en el pescante, contemplando las nuevas imagenes que se revelaban ante ella mientras penetraban en la ciudad. Bruhome estaba situada entre dos pequenos rios que dividian la espectacular region de los paramos dedicada a la cria de ovejas y cabras de las tierras de cultivo, mas bajas y verdes: aqui, los granjeros, cerveceros y vinateros que sacaban su sustento de la tierra venian a vender el fruto de su trabajo, a elegir jefes, pagar impuestos y discutir de politica; y para disfrutar de su tiempo libre. La gente de esta region no necesitaba mas que la mas simple de las excusas para organizar un festival; y ahora, con la cosecha del lupulo, el ganado bien cebado con los verdes pastos de los paramos y listo para el mercado, y ya avanzada la recogida de la uva y la manzana, era el momento de iniciar la Fiesta de Otono. La Compania Comica Brabazon se habia convertido en un visitante frecuente y popular en Bruhome a traves de los anos y Constan habia regalado a Indigo con descripciones de las celebraciones, que duraban siete dias y era la forma local de dar las gracias a la Madre de las Cosechas por su generosidad. Se abririan los primeros toneles de vino de la cosecha del ano anterior; habria desfiles, discursos, canciones y bailes, juegos y competiciones; y cualquiera capaz de divertir a una audiencia animada seria bienvenido.
A Indigo, Bruhome le gusto nada mas verla. La mayoria de los edificios eran de madera; algunos tenian el techo de paja, otros de tejas, y aunque su disposicion era algo desordenada, el alegre revoltijo de casas y tabernas y hosterias, salpicado por un laberinto de calles estrechas y retorcidas le concedia una sensacion de orden en lugar de caos. Casi todas las ventanas estaban flanqueadas de postigos pintados de brillantes colores, mientras que figuras esculpidas en madera y murales adornaban los empinados tejados de dos aguas; ante la inminencia del inicio del festival, las calles estaban decoradas con verderon y guirnaldas de flores silvestres lo cual anadia un toque extra a la vivida atmosfera.
La lluvia habia dado paso por fin a un tiempo mas agradable, y los ultimos y suaves rayos de sol de un dia glorioso caian oblicuamente sobre la escena. De cuando en cuando, mientras atravesaban la ciudad, a Constan lo saludaban personas que evidentemente conocian a la familia desde hacia tiempo. Pero aunque este saludaba con la mano y les sonreia a todos, a Indigo le parecio detectar una disminucion de su acostumbrada exuberancia; y en dos ocasiones, cuando el creyo que ella no miraba, una debil mueca de inquietud le cruzo el rostro. Nadie mas parecia darse cuenta de nada raro: Fran, dentro del carromato con
Sus ojos se volvieron de nuevo hacia Constan. Algo
—?Constan? ?Sucede algo malo? —pregunto, tocandole el brazo.
La miro, y la expresion preocupada aparecio de nuevo en su rostro.
—?Lo has notado?
—?Notado el que?
Su mirada vago por la escena que tenian delante. Luego suspiro, un sonido siseante que surgio de entre sus dientes firmemente apretados.
—No se. A lo mejor estoy equivocado. A lo mejor es tan solo que ha sido un dia muy largo y todos necesitamos dormir. —Se inclino y le palmeo la rodilla en un carinoso gesto paternal—. Ya hablaremos sobre ello mas tarde y averiguaremos que es que. Vamos, ahora; sonriele a la gente. Son nuestro publico de manana, y nuestra comida.
En parte para apaciguar a los lugarenos nerviosos ante tan grande afluencia de recien llegados, y en parte tambien para poder controlar con mas facilidad a cualquier alborotador potencial, se habia dispuesto un terreno en el lado oriental de la ciudad para acomodar a la abigarrada variedad de animadores ambulantes que llegaban para tomar parte en las fiestas. Aqui, donde uno de los rios se ensanchaba para convertirse en un ancho y perezoso meandro, habia espacio para dos docenas o mas de carretas y buenos pastos para los animales que tiraban de ellas, y una exclamacion de alegria broto de los carromatos de los Brabazon cuando atravesaron la abierta entrada y pisaron el abundante cesped del otro lado.
Empezaba a oscurecer; las estrellas habian comenzado a parpadear en el firmamento y una o dos hogueras ardian ya en el campamento. Fran y Val desenjaezaron a los bueyes y los ataron junto con los ponis, mientras que Constan se alejaba por el prado para ver si habia alguno de sus amigos o enemigos entre los grupos que ya estaban acampados. Como a menudo le habia explicado a Indigo, los feriantes formaban un grupo tan variado como un saco de accesorios teatrales, y un festival como este era seguro que atraeria a mucha leche agria junto con la crema de la profesion. Mezclados con los autenticos actores, dijo, habria gran cantidad de ladrones, rateros y vagabundos, y ellos, al igual que la buena gente de Bruhome, harian bien en vigilar sus bolsas y sus espaldas.
Mientras estaba fuera, Indigo y dos de las ninas mas pequenas cogieron lena del gran cesto que transportaban en la parte trasera de uno de los carromatos y encendieron una pequena hoguera. Todos estaban demasiado cansados para explorar las tabernas de Bruhome aquella noche; en lugar de ello comerian alrededor del fuego, luego se tumbarian a dormir bajo las estrellas o en las carretas para estar descansados por la manana.
Caridad, la mayor de los trece hijos de Constan, era la encargada de cocinar. Habia cumplido veintiun anos recientemente, y se habia adjudicado el papel de madre suplente para con sus hermanos mas pequenos; una responsabilidad que se tomaba con mucha seriedad. Era una muchacha alta y esbelta con una larga melena castana que le llegaba hasta la cintura —todos los Brabazon, tanto padre como hijos, tenian los cabellos de uno u otro tono rojizo— que llevaba sujeta en trenzas arrolladas alrededor de la cabeza, y cuya naturaleza sonadora heredada de su abuela se veia mitigada por una vena de solido sentido practico. Constan podria ser la piedra angular de los Brabazon, pero Caridad era su inestimable lugarteniente, e Indigo se preguntaba a menudo que pasaria cuando — como seguramente sucederia—
Caridad cantaba con su calida voz de contralto mientras colocaba un caldero abollado y viejo sobre el fuego y empezaba a introducir hierbas, verduras lavadas y algunos pedazos de carne y hueso en el agua hirviendo. La cocina resultaba un sacrosanto misterio para la mayoria de los Brabazon, y las habilidades de la misma Indigo eran limitadas; pero a medida que el estofado empezaba a burbujear con fuerza, y mientras Caridad colocaba algunos tuberculos ensartados en afilados palos sobre las ascuas del fuego. para que se asaran, los demas empezaron a aparecer de uno en uno o por parejas, para acercarse al fuego atraidos por el aroma. La luz de las llamas envolvio sus rostros en dramaticas sombras
cuando se sentaron frente al fuego; cabellos de color castano, cabellos cobrizos y cabellos rojo-anaranjados