desvio hacia el fantasma que reproducia su imagen y sintio una insolita oleada de desprecio y de rabia de que un ser asi se permitiera mofarse de ella adoptando su propia forma—. No puedes utilizar un cuchillo contra algo que carece de sustancia, que solo puede adoptar las formas que usurpa a sus legitimos propietarios. —Dio un paso hacia adelante y observo con satisfaccion que el demonio respondia con un prudente paso atras—. ?No es eso cierto, mi incorporeo amigo? No puedes mostrarnos tu autentica forma, porque no tienes ninguna. —Le sonrio con crueldad extrayendo un frio placer de su odio—. ?Eres una cosa despreciable!
La imagen alzo los hombros ligeramente, e inclino la cabeza a un lado en un gesto que le era muy familiar.
—?Oh, si! —repuso con suavidad—. Soy despreciable. Pero vivo. Y seguire viviendo, desarrollandome a mi manera... a menos que puedas completar la tarea que has venido aqui a llevar a cabo, y me mates. —Los ojos violeta se alzaron hacia ella retadores—. ?Crees que puedes hacerlo, Indigo? ?O sucumbireis tu y tus amigos ante mi al final, como ha sucedido con muchos otros?
—No puedes matarme —repuso Indigo.
—Cierto. Pero puedo retenerte. No existe salida de este mundo, a menos que yo decida crear una. Y aunque tu no puedas morir, tus companeros son otra cosa. —Contemplo pensativo primero a Esti, luego a Fran—. Tardo mas en absorber la sustancia de aquellos que luchan que la de aquellos que se entregan voluntariamente; pero el sustento que ofrecen es mayor precisamente por eso. Al final consumire a tus amigos.
—
—Representan vida —respondio el demonio—. Y si quiero vivir, debo consumir vida. — Lanzo un profundo suspiro—. Ojala fuera de otra forma, pero no puedo cambiar lo inevitable.
Disgustada por aquella falsa pena, Indigo abrio la boca para lanzarle una furiosa replica, pero antes de que pudiera hablar, Fran avanzo hacia ella. Rodeaba protector los hombros de Esti con un brazo; ahora deslizo el otro alrededor de Indigo y lanzo una furiosa mirada al demonio.
—?No nos acobardaras! —declaro lleno de veneno—. ?Y no te apoderaras de nuestras vidas, por muy invencible que digas ser! ?Hemos venido aqui a destruirte... y lo haremos!
—?Ah! —El demonio lo contemplo afligido—. Ojala pudieras, insignificante humano. Ojala fuera posible; porque en la muerte podria liberarme de esta ansia que me consume. — La mirada violeta se deslizo ahora hasta el rostro de Esti, y el demonio adopto una expresion conmovida—. Esti conoce mi soledad y mi sufrimiento. ?Recuerdas, dulce Esti? ?Recuerdas como compartiste el dolor de mi cara, y como te apiadaste de mi?
Y de repente, lo que tenian delante ya no era Indigo sino el triste y hermoso joven del estanque del paramo, el rostro palido y fragil envuelto en la negra capa, los ojos hundidos llenos de anhelo.
Esti lanzo un terrible gemido y Fran la hizo girar para obligarla a desviar la mirada.
—?Es suficiente! —dijo con ferocidad—. No nos enganaras, y no sentimos compasion por aquellos que son como tu. Solo queremos una cosa de ti antes de que te matemos: queremos que nos devuelvas a nuestra familia y amigos. —Solto a las dos muchachas y avanzo amenazador, la mano de nuevo sobre el cuchillo—. ?Lo
—Franqueza. —El demonio le dedico una leve sonrisa—. Te pusieron un nombre muy apropiado, ?no es asi? Pero me temo que debo desilusionarte. No podria liberar a los tuyos, incluso aunque lo desease. Son mios ahora; y he de utilizar todo lo que es mio para alimentarme. —La sonrisa se ensancho ligeramente y se volvio rapaz—. Mi hambre es interminable, y no puede verse saciada jamas. Cuando haya absorbido toda la vida de Bruhome y ya no quede nada, entonces debere volver a buscar mas vida. Debo tomar todo lo que haya, por insignificante que sea. Debo
—?Vampiro! —escupio Esti—.
—Si, es verdad; pero tambien soy mucho mas que eso, como Indigo sabe. —Los hundidos y relucientes ojos se volvieron hacia Indigo otra vez—. ?Puedes darme un nombre, Indigo? ?Puedes darle un nombre a aquel que posee el poder de contenerlo todo, y sin embargo no contiene nada? ?Puedes llegar a los mas reconditos rincones de tu mente, y decirme, desde las profundidades de tu propia experiencia, que soy?
Indigo no respondio. Sus labios habian palidecido y estaban firmemente apretados, y los recuerdos bullian en su mente. Nemesis, riendo. Muerte, carniceria y destruccion, mientras la Torre de los Pesares se desplomaba. Su familia muerta. Su novio, Fenran, torturado y encarcelado entre diferentes dimensiones. Y el emisario de la Madre Tierra cuya piedad estaba templada por una implacable voluntad...
—Si. —El demonio rio entre dientes—. Me conoces, Indigo. Soy la
Su intensa mirada resultaba hipnotica, y mientras el demonio hablaba, Indigo sintio como su mente le respondia con una oleada afin de desesperacion. Comprendio la desolacion de su existencia, la inutilidad, la futilidad de vivir eternamente, siempre hambriento, sin siquiera el frio consuelo otorgado por la promesa de una eventual muerte.
—Es una paradoja conmovedora, ?verdad? —siguio el demonio con mas dulzura—. Vivir eternamente sin la esperanza de la muerte. Yo no deseo otra cosa que morir, Indigo, ya que mi futuro es algo vacio sin nada que me alegre. Pero no se me puede matar. Ni tu puedes hacerlo; ni ningun ser vivo. Y asi pues, debo continuar con mi triste vida, y sentir hambre, y alimentarme, y sufrir, por toda la eternidad.
Una terrible opresion se apodero de los pulmones de Indigo mientras la empatia crecia en su interior. No habia duda de que la situacion de esta criatura poseia terribles paralelismos con la suya propia. Ella
—?No!
Desecho aquellos pensamientos con un terrible esfuerzo, y al borrarlos de su mente el odio regreso, redoblado al comprender que, de nuevo, el demonio la habia atraido hacia aguas peligrosas, casi habia conseguido seducirla para que se abandonase a su propio miasma de desesperada tristeza. Miro otra vez los hipnoticos ojos, pero esta vez los ojos de la muchacha eran duros y llameaban de rabia.
—?Te matare! —dijo rabiosa—. Habra una forma, ?y la encontrare!
El demonio suspiro, y les parecio como si las sombras empezaran a agolparse a su alrededor desde los rincones de la sala, aumentando la oscuridad. Esti miro nerviosa a su alrededor, y se acerco mas a Eran.
—Intentalo, te doy mi bendicion —repuso el demonio—. Me alegraria de morir. Pero fracasaras.
Las sombras se intensificaron, y en la periferia de su vision Indigo vislumbro formas vagas que se agitaban entre ellas.
—No fracasare. —Ahora su voz sono despectiva, a pesar de que la creciente oscuridad y la repentina atmosfera claustrofobica hacian que su pulso latiera desasosegado.
—?Ah, pero si que fracasaras! —La voz del demonio se volvio cortante—. ?Como puede cualquiera de vosotros luchar contra un poder que saca su inspiracion de vuestras propias naturalezas sombrias? —Alzo una mano en un gracil gesto, luego la senalo con ella—. Recuerda tus propias palabras, Indigo. Todo lo que soy, y todo lo que contiene mi mundo, solo puede adoptar las formas que usurpo a sus legitimos propietarios. Para triunfar sobre mi, primero debeis triunfar sobre vosotros mismos. ?Resolved ese enigma, si podeis!
Algo gruno detras de ellos. Esti lanzo un grito, e Indigo se volvio encontrandose con un muro de revuelta oscuridad que atravesaba borboteante la sala. Negros zarcillos se extendieron hacia afuera para convertirse en manos que aranaban el aire con desesperacion: entre las manos se agitaban sanguinarias matas de espinos; y un torbellino de rostros humanos que gritaban en silencio se retorcian y daban vueltas en medio de la negrura; atrocidades deformes, babeantes lobos de ojos asesinos.
Ululante, monstruoso, llenando la sala con su siniestra presencia, el Caminante Pardo surgio de las tinieblas. Y con el aparecio un gusano enorme e hinchado con la cabeza de un buho, y detras del gusano se tambaleaba un gigantesco y grotesco troll que Indigo supuso no podia ser otra cosa que el Jachanine. Horrores de la mitologia de su pais y de las leyendas de los compatriotas de Fran y Esti, extraidos de las profundidades de sus mentes y de sus recuerdos y dotados de una espantosa apariencia de realidad al tiempo que comprendian la veracidad del reto del demonio.