queria hacerle dano, hacerle pagar por haberse entrometido de forma tan egoista en sus cosas, y por despertar una antigua y arraigada pena—. No te amo, Fran, y jamas podria. Amo a Fenran. Y Fenran es un hombre: ?no un chiquillo estupido a medio crecer!

Las mejillas de Fran enrojecieron y de repente sus tensas emociones se desbordaron.

—?Fenran esta muerto! —La zarandeo con tanta violencia que la aturdio—. ?Esta muerto! ?Pero yo estoy vivo, y estoy aqui, y soy real!

Y antes de que Indigo pudiera reaccionar, la atrajo por la fuerza contra el y su boca se cerro ansiosa sobre la de ella, mientras su lengua intentaba abrirse paso por entre los dientes de lajoven.

Indigo lanzo un inarticulado grito ahogado e intento desasirse furiosa. Pero Fran la empujo hacia atras y clavo su columna vertebral contra el antepecho de la ventana, inmovilizandola.

—?Te amo! —Se separo el tiempo suficiente para jadear las palabras, mientras le besaba la barbilla, las mejillas y cualquier parte del rostro de ella que podia encontrar en su excitacion—. Y tu puedes amarme..., se que puedes hacerlo, ?lo se! Por favor, Indigo. Oh, por favor...

Sus labios buscaron de nuevo los de ella; estaba sin aliento, jadeante, su joven cuerpo anguloso apretandose contra ella. Y de pronto el enojo de Indigo se transformo en violenta colera. Torcio la cabeza a un lado y aspiro con fuerza; luego, con una energia surgida de su

colera se revolvio liberandose y le dio una bofetada. A pesar de que tenia poco espacio para maniobrar, pudo imprimir bastante fuerza al golpe, y Fran se tambaleo hacia atras, a punto casi de perder el equilibrio mientras iba a dar contra el rincon. Levanto una mano hasta la ardiente mejilla y la miro asombrado, incapaz de hablar pero con un revoltijo de emociones brillando en sus ojos. Verguenza, pesadumbre... y furia... Por encima de todo, furia.

Indigo no se movio. Durante un instante que parecio interminable pero que con toda probabilidad no duro mas que algunos segundos se miraron el uno al otro, conscientes de que habian llegado a un punto muerto inamovible. Luego Fran se aparto de la pared con un movimiento brusco y atraveso la habitacion tambaleante en busca de la puerta, que abrio con violencia. Esta se estrello contra sus goznes a su espalda, e Indigo oyo el repicar de sus pies sobre las tablas de madera mientras se alejaba corriendo por el descansillo.

CAPITULO 20

Estaban listos. Y en la lugubre y oscura plaza del mercado de la espectral Bruhome, el escenario estaba literalmente dispuesto para la mas estrafalaria y a la vez mas importante de las representaciones que la Compania Comica Brabazon habia ofrecido en toda su vida.

Indigo habia hecho aparecer de nuevo la plataforma, pero esta vez en una forma que resultase solida y sustancial. Mientras los cuatro la contemplaban en medio de la oscuridad habia sentido, ironicamente, una repentina y desorientadora sensacion de completa irrealidad: el escenario parecia grotescamente fuera de lugar en el vacio de la plaza, como algo surgido de una febril pesadilla, y el profundo silencio que los rodeaba hacia que resultase aun mas sobrecogedor.

Nada los habia amenazado cuando, con gran cautela, habian abandonado la taberna para penetrar en la plaza. No habia lobos que aguardasen emboscados para atacarlos: Indigo se pregunto si las ilusiones que ella, Fran y Esti habian creado habrian destruido a toda la manada y, si asi era, que habria sido de aquellas ilusiones; los osos y las quimeras y los Ahuyentadores. Y Grimya. ?Donde estaba Grimya ahora que sus espantosos seguidores habian desaparecido? ?Y la atraerian de regreso los sucesos que iban a ocurrir en la plaza?

Se nego a prestar demasiada atencion a tales ideas, y obligo a su mente a concentrarse en la tarea que les aguardaba. La funcion que iban a representar tendria dos partes. La primera estaba pensada para atraer la atencion del demonio, seria como arrojarle el guante y desafiarlo a que se enfrentase a ellos; mientras que la segunda parte —y con mucho la mas peligrosa— ocasionaria, si lo conseguian, la definitiva destruccion del demonio.

Si lo conseguian. Esta era la pregunta crucial, y una para la cual Indigo carecia de respuesta. Mientras subia al escenario detras de Fran y Esti la sensacion de irrealidad la inundo por segunda vez, y con ella recibio una oleada de duda y temor. ?Pedia acaso demasiado de los Brabazon y de si misma? ?O era quiza toda aquella estratagema una completa e inutil locura?

Miro subrepticiamente a Fran que se encontraba a poca distancia de ella. El joven no le habia dirigido la palabra desde la lamentable rina de la taberna, y su rostro aparecia tenso y sombrio. Sabia que Esti se habia percatado de la ruptura entre ambos y habia adivinado el motivo, aunque no los detalles. Pero Indigo habia evitado darle cualquier posibilidad de que pudiera hacerle preguntas personales, y Fran se dedico a realizar sus preparativos en mecanico y sepulcral silencio. Una parte de Indigo queria acercarse a el e intentar hacer las paces; pero otra parte, mas poderosa, aconsejaba lo contrario. Resultaria muy facil empeorar las cosas; y todavia sentia un resto de su anterior colera que le impedia relajarse en cualquier forma. Lo unico que esperaba era que Fran tuviera el suficiente sentido comun como para no poner en peligro su plan con algun retorcido deseo de devolverle la ofensa. No creia que fuera tan estupido; pero el temor estaba alli de todos modos.

Tantos escollos..., tantos riesgos... «Madre Tierra», oro Indigo en silencio llena de fervor, «ayudame. ?Si puedes, por favor, ayudame y guiame ahora!»

Pero ya era tarde para volverse atras. Constan habia ocupado su lugar en la parte delantera del escenario, y a pesar de su estado de animo, a pesar del desconcertante vacio de la plaza, la tensa expectacion que siempre precedia el inicio de una representacion empezaba a hormiguear por su cuerpo como si miles de agujas de hielo corrieran por sus venas. Oia la rapida y excitada respiracion de Esti, y los pies de Fran que se arrastraban nerviosos por el suelo. Constan se volvio para mirarlos: una silueta grande como la de un oso en la penumbra; comprendieron, de forma casi palpable, que tomaba las riendas, que ejercia el control. La atmosfera se volvio mas tensa; Indigo concentro toda su fuerza de voluntad, se preparo...

Constan extendio las manos en un gesto teatral y rugio:

—?luz!

Un torrente de energia mental surgio de las tres mentes a la vez, y los oscuros postes para antorchas que rodeaban la plaza llamearon llenos de chisporroteante vida. Todo el escenario se lleno de luz y la escena paso de la oscuridad a una brillante iluminacion, y Esti tomo la mano de Indigo y la oprimio con fuerza, en un apreton que transmitio sin palabras su compartido triunfo. Entonces Constan se volvio, y grito a la plaza:

—?Saludos, amigos mios! ?Se os saluda y se os da la bienvenida a esta fiesta! Esta noche os traemos musica y canciones, y risas y lagrimas... ?esta noche, nosotros, la Compania Comica Brabazon, hara que vuestros suenos se hagan realidad!

Estaba magnifico. Impavido ante la extraordinaria puesta en escena, el vacio y el silencio que se abrian ante el alli donde deberia de haber estado su publico, habia adoptado al instante y con energia su papel de consumado comediante. Podria no haber aprendido la forma de fabricar ilusiones a partir de la esencia de aquel mundo; pero de subito Constancia Brabazon se habia erigido en el indiscutido senor de los festejos alrededor del cual todo debia girar. Giro sobre sus talones al tiempo que extendia un brazo, y Esti se adelanto corriendo, Indigo entrevio su rostro y percibio un miedo tenso en su expresion, pero la muchacha tomo la mano de su padre y dedico una profunda reverencia a la imaginaria multitud; su voz resono alta y clara por la plaza.

—?Buenas gentes, os saludamos, y os damos la bienvenida a la reunion de esta noche!

Era la cancioncilla tradicional con la que iniciaban siempre el espectaculo interpretada generalmente por la pequena Piedad, e Indigo se humedecio los labios, mirando a Fran de soslayo. Este no la miro, pero sujetaba su flauta, flexionando los dedos listo para empezar.

—?Acercaos, olvidad las penas —entono Esti—, y unios a nuestra fiesta!

Constan efectuo un rapido gesto, e Indigo y Fran —con gran alivio por su parte— anadieron sus voces al estribillo.

?Sabemos bailar y sabemos cantar, y estos dones os traemos, con musica y alegria, bromas y juegos, para desearos felicidad y este dia festejar!

Por un emocionante momento, mientras sus labios formaban las palabras, Indigo escucho el clamor de voces nuevas, voces infantiles que se elevaban como fantasmas de otro mundo. El corazon le dio un brinco y se puso a

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