—Mis talentos no son nada comparados con los de ellos —repuso—. Constancia en particular, es el cabeza de familia, y posee tal habilidad para describir un buen relato como probablemente no lo posee nadie en todo el oeste. Una leyenda, un misterio, el fragmento de un rumor, y Constancia puede transformarlo en un deslumbrante entretenimiento.
Rimmi hipo. Se habia llenado la jarra mas a menudo que los demas, segun habia visto Indigo, evitando subrepticiamente que su madre la viera y, en esos momentos, estaba algo mas que un poco bebida. Tambien habia intentado en un cierto numero de ocasiones monopolizar la atencion de Veness, pero sin exito, Indigo sospecho que la cerveza le servia de compensacion.
—Es una lastima —dijo con voz algo entrecortada— que nunca viniera aqui. Imaginaos que historia habria podido sacar de
Mientras hablaba, agito una mano con gesto vago en direccion a la enorme chimenea de la estancia y al instante se hizo el silencio. Veness y Reif intercambiaron una rapida mirada, y Kinter le dedico una furiosa, mientras Brws clavaba la vista en su plato como si deseara poder deslizarse bajo la mesa y desaparecer.
Livian fue la primera en recuperar el dominio de si misma, extendiendo una mano para apartar la jarra de Rimmi fuera de su alcance.
—?Es suficiente, Rimmi! —regano.
Las mejillas de Rimmi se pusieron rojas como la grana.
—Lo... lo siento. No queria...
—No importa, Rimmi. —La voz de Veness era firme aunque se percibia en ella cierto enojo reprimido—. Pero no queremos insistir en ese tema, por favor.
Indigo clavo los ojos en la chimenea, preguntandose que podria haber causado tan extraordinaria reaccion entre sus companeros. El hogar y la parrilla no tenian nada de extraordinario, a pesar de su tamano impresionante, y la ennegrecida repisa no sostenia nada fuera de lo corriente. Pero entonces descubrio que encima de la repisa colgaba algo que se le habia pasado por alto o al menos no habia percibido de forma consciente). Un escudo redondo y pesado, oscurecido por el tiempo y la falta de lustre; y, colgada en diagonal sobre el escudo, un hacha de aspecto temible.
?Podrian ser esos el objeto de la desafortunada alusion de Rimmi? Paseo la mirada por la mesa, pero todos los demas, incluida Rimmi, habian vuelto con determinacion su atencion a la comida. El momento para pedir una explicacion habia pasado; pero se pregunto si, mas adelante, podria persuadir a Livian o a Veness para que le contaran algo mas. Porque en el preciso instante en que levanto la vista para mirar aquellas viejas armas descuidadas, una desagradable intuicion paso por su mente, ofreciendole la respuesta a una pregunta que, ahora lo comprendia, habia hecho todo lo posible por evitar tener que hacerse.
Se llevo inconscientemente una mano al cuello, palpando la tira de cuero de la que pendia la piedra-iman. Nadie observo su gesto, pero
La conversacion se reanudaba. Veness dirigia un esfuerzo concertado para eliminar la tension creada por el irreflexivo comentario de Rimmi. Alguien volvio a llenar la jarra de Indigo; la muchacha sonrio mecanicamente para dar las gracias pero su mente estaba en otro lugar. Llena de inquietud anadio, dirigiendose a
CAPITULO 5
Indigo esperaba tener la oportunidad de preguntar a Livian en privado el significado del hacha y el escudo, pero no tuvo suerte. Era casi medianoche cuando la reunion se disolvio por fin y Livian (que creia firmemente que los hombres eran peor que inutiles en lo concerniente a cuestiones domesticas) los envio a la cama para que las mujeres pudieran limpiar los restos de la celebracion. Esta vez no rechazaron el ofrecimiento de Indigo de ayudarlas, pero mientras transportaban los platos vacios a la cocina donde Rimmi los lavaba, tuvo la clara impresion de que Livian evitaba deliberadamente quedarse a solas con ella mas que durante unos instantes.
El trabajo termino por fin. Carlaze y Rimmi le dieron las buenas noches a Indigo y subieron las escaleras. Livian las siguio antes de que pudieran mencionar nada, de modo que Indigo y
El silencio resultaba extrano tras el alegre barullo de la cena pero, no obstante, los ruidos de la casa no se habian apagado ni mucho menos. En el exterior, la tormenta rugia con la misma fuerza de siempre; Indigo podia oir el gemido del viento, acompanado por un agudo y espeluznante chillido que le indicaba que la fuerza del vendaval habia alcanzado casi niveles de huracan. Los postigos repicaban de cuando en cuando, y una fuerte corriente de aire se deslizaba por debajo de la puerta, agitando las alfombras
Los rescoldos del fuego empezaban a apagarse. Solo emanaba ahora un calor residual de la chimenea aunque las piedras del hogar resultaran aun calientes al tacto. El viento aullaba lastimero en la chimenea cuando Indigo se detuvo frente a la repisa y levanto los ojos hacia el escudo y el hacha.
Desde luego eran armas muy antiguas y, por su aspecto, habrian sufrido anos de duro y sangriento quehacer. El escudo estaba abollado y en algunos lugares su grosor se habia reducido al de un cuchillo, mientras la hoja del hacha estaba mellada y desigual, y el mango de madera muy gastado.
Indigo se sintio inclinada a darle la razon aunque su instinto no era tan certero como el de
—?En nombre de la Madre, no las toques!
La voz le hizo dar un brinco de sorpresa, y estuvo a punto de perder el equilibrio y pisar los rescoldos del fuego al darse la vuelta en redondo.
Veness estaba detras de ella. Ni siquiera
—Lo siento —dijo—. No era mi intencion asustarte, pero vi lo que estabas haciendo y tenia que detenerte.
Indigo estaba asombrada.
—Perdona..., no tenia la menor idea de estar haciendo nada indebido.
—No es eso. —La muchacha se dio cuenta
—?Amargar?
Veness lanzo un suspiro.
—A Livian no le gusta hablar sobre esas peculiares reliquias familiares; es supersticiosa, tiene miedo de tentar al destino. Pero yo me di cuenta de que sentias curiosidad. —Se volvio para mirar de nuevo la repisa de la chimenea—. No eres la primera que la siente, desde luego que no. Esas cosas parecen fascinar a todos nuestros