—Cuando
—Lo siento, Veness. Se que lo que hice fue muy estupido. Pero...
—?Pero? —La miro fijamente, y ella sacudio la cabeza.
—No lo se. No puedo explicarlo con claridad, pero senti que tenia que quedarme. —Se pregunto si debia contarle el intento del tigre de comunicarse con ella, o hablarle de la figura humana que habia vislumbrado entre los arboles, pero algo en su interior la insto a la cautela. No queria llevar su indiscrecion demasiado lejos y, ademas, no estaba segura de que fuera sensato contarselo todo, al
menos por el momento.
—Ya —repuso Veness.
—Debe de sonar ridiculo.
—No. No, no es asi. —Su expresion volvia a ser sombria, pero antes de que ella pudiera decir nada mas, cogio las riendas con una sola mano y senalo hacia adelante con la otra—. ?Ves esos arboles alla a lo lejos? ?Donde el bosque baja para cruzarse en nuestro camino?
—Si. —No estaba segura, pero le resultaba ligeramente familiar; quiza se tratara incluso del emplazamiento de uno de los campamentos temporales que
—Alla es donde se inicia la cadena de lagos aunque ahora no se pueden distinguir sus superficies.
Y hay algo mas alla. Algo que debes ver.
Alzo la voz de repente para lanzar un fuerte grito y chasqueo las riendas sobre los lomos de los caballos, instandolos a ir mas deprisa. El trineo dio un bandazo al pasar los tres animales de un rapido trote a un medio galope, Indigo se aferro a la barandilla, desconcertada y preguntandose que espectro personal acosaba los pensamientos de Veness. No dijo nada mas, se limito a contemplar la lejana tira oscura de bosque verde azulado que se aproximaba cada vez mas, hasta que finalmente Veness empezo a reducir la velocidad del tiro, primero al trote, luego al paso. Parecia estar examinando el suelo a su alrededor, como si buscase algo, y de repente tiro de las riendas, deteniendo a los caballos.
Se hizo el silencio. El caballo que iba en cabeza resoplo y golpeo la nieve con los cascos, luego se tranquilizo, y en los oidos de Indigo resono el eco del ruido de la troika. El trineo crujio al incorporarse Veness.
—Ven —dijo—. No esta lejos.
Salto del trineo tras el, y
No... Flotaba una atmosfera peculiar, penso Indigo. No se trataba de nada que pudiera senalar con precision y podria no ser mas que la tension que flotaba en el aire entre Veness y ella; de todas formas el lugar le producia una sensacion... curiosa.
Indigo miro a la loba.
«,?A
Veness, que se habia alejado siguiendo la orilla del lago, se detuvo y las llamo. Avanzaron, moviendose con mucho cuidado sobre la resbaladiza superficie, hasta donde el se habia detenido junto a lo que parecian casi los munones petrificados de varios arboles talados. En ese lugar terminaba el lago. Delante de ellos el sendero quedaba bloqueado por un terraplen de nieve espesa, y a unos cien metros mas o menos el bosque describia una curva que bloqueaba el extenso paisaje.
—?Adonde vamos? —pregunto Indigo.
—Hemos llegado. —Veness golpeo el tocon de un arbol con un pie, luego senalo un poco mas alla—. Mira.
En un principio creyo que las formas oscuras que sobresalian de la nieve eran los restos de mas arboles, pero luego se dio cuenta de que estaba equivocada. Aquellas formas caidas no eran troncos sino piedras..., las piedras de una casa en ruinas.
Veness no dijo nada mas, se limito a avanzar hacia las ruinas. Lejos del lago, la nieve era lo bastante profunda como para cubrir la parte superior de sus botas, pero no hizo caso mientras la vadeaban en direccion a las piedras. Al cabo de un momento Indigo y
Casi no quedaba nada de la casa. Solo la desigual parte superior de una pared derrumbada, con los cimientos enterrados en la nieve, y algunos bloques enormes caidos que sobresalian de la espesa capa blanca. Veness empezo a andar junto a la pared, pasando una mano enguantada por su superficie; entonces se detuvo, se inclino y tanteo aqui y alla, apartando la nieve de algo colocado en una abertura de la pared donde en alguna ocasion habria habido una puerta.
La tosca losa que descubrio debia de haber sido, se dijo Indigo, la piedra angular de la entrada principal de la casa. Era un pedazo de granito enorme de una sola pieza. Cuando Veness termino de limpiar su superficie la joven vio algo grabado en el. Una representacion estilizada, pero con toda seguridad trabajo de un habil artesano, que representaba la figura agil de un tigre en plena carrera.
Indigo contemplo el grabado durante largo rato, luego levanto la cabeza y se encontro con los ojos de Veness. Este la observaba con atencion, y su expresion era una mezcla de amargura, agitacion y, curiosamente, alivio.
—Esta era su granja —dijo—. La de la familia que los Bray traicionaron y masacraron. —Sonrio apenas—. Es un lugar extrano, ?no crees? No queda mucho para ver, pero la atmosfera que se respira aqui es tan densa que podrias tomar un poco en tu mano y exprimirla.
—?La... quemaron?
—No. Creo que se derrumbo, despues de unos cientos de anos de abandono. Nadie queria vivir aqui, claro, despues de lo sucedido; de modo que se dejo que se pudriera durante todo ese tiempo. — Encogio los hombros y aspiro con fuerza, produciendo un curioso silbido—. No habia estado aqui desde que Reif y yo vinimos como desafio cuando eramos pequenos. Nadie viene nunca aqui, si puede evitarlo.
A Indigo no le costo creerlo. Volvio a mirar la desplomada piedra angular.
—Y el grabado...
—Era el emblema de su familia, lo mismo que el caballo es el emblema de los Bray. Por estos alrededores, todos los propietarios tienen animales a modo de totem, para que les de buena suerte y prosperidad: el buey, el ciervo, el oso...
—Y el tigre.
—Y el tigre. —Habia estado contemplando la piedra, pero entonces volvio a mirarla a ella—. Para nosotros, el tigre de las nieves es el recuerdo viviente de lo que hizo nuestro antepasado y de la maldicion que atrajo sobre nuestra casa. Pero de hecho son criaturas que no se encuentran facilmente. Por lo que yo se, hasta hace poco no se habia visto ninguno por estos sitios durante decadas. Pero ahora parece que el tigre, o al menos
supersticiones que se han despertado?
Indigo se volvio hacia la derruida pared y, sin preocuparle su gelida superficie, se sento en ella.
—Creo —dijo despacio—, que puedo comprenderlo, Veness. —Sus ojos se encontraron con los de el de nuevo, y su propia expresion se entristecio de repente—. El tigre se ha convertido en un simbolo de la nemesis de