los Bray.

—Nemesis. —Ignorante del amargo escalofrio que habia recorrido el cuerpo de Indigo cuando pronuncio aquella palabra, Veness considero durante unos instantes lo que la joven habia dicho—. Es una palabra curiosa de utilizar, pero... si, tienes razon. Y su regreso es un presagio. ?Si alguna vez he estado seguro de algo en toda mi vida, es de esto!

Habia una conviccion en su voz que daba a entender que no se referia solo a una supersticion. La idea alerto a Indigo. Con cuidado, examino sus sospechas y dijo:

—Parece que tienes una buena razon para estar tan seguro.

—?Oh, claro que la tengo! Puede que tu lo llamases una desagradable coincidencia.

Se produjo un silencio.

—?Quieres contarme de que se trata? —inquirio Indigo con afabilidad.

El sacudio negativamente la cabeza.

—No. No serviria para nada; es un asunto familiar, y no quiero involucrar a nadie que no sea de la familia. Por favor... —Alzo las manos en un gesto defensivo al ver que ella parecia dispuesta a insistir—, no me preguntes mas, Indigo. Te he traido aqui porque me parecio que debias conocer el lazo de union entre el tigre y nuestra historia, pero aparte de eso no quiero decir nada mas. —Volvio a mirar la piedra angular caida, y le dio una patada—. No hay nada mas que decir.

Indigo se dio por vencida. Se daba cuenta de que su conversacion habia perturbado a Veness. Este queria batirse en retirada y, a pesar de que ella necesitaba saber mas, no quiso seguir perturbandolo. Regresaron al trineo, donde los caballos les dieron la bienvenida con relinchos ansiosos, aliviados ante la perspectiva de abandonar aquel lugar lleno de viejos y desagradables recuerdos. Mientras se colocaba en el pescante y soltaba las riendas, Veness vacilo, luego miro a Indigo.

—Me he estado haciendo una pregunta desde que se vio al tigre por primera vez en el bosque hace un mes. Me he estado preguntando: ?es una criatura de carne y hueso, o es otra cosa, algo que ha surgido del pasado para perseguirnos?

—Es de carne y hueso —afirmo Indigo despacio—. De eso estoy segura.

—Si; pero no se si es un consuelo. Despues de todo, ?cual es la diferencia entre una amenaza viviente y una sobrenatural? Al final, puede que resulten ser la misma cosa. —Alzo la cabeza, y paseo la vista por el paisaje silencioso y blanco—. Este lugar apesta a cosas viejas y corrompidas. Vayamonos antes de que su veneno penetre en nuestros huesos.

La troika se puso en marcha con una sacudida entre el alegre campanilleo que contrastaba con el estado de animo de sus pasajeros. Los caballos retomaron su ritmo suave mientras giraban al norte en direccion a casa.

Indigo y Veness hablaron poco durante el viaje de regreso. El tema del tigre y de la familia desaparecida, hacia tanto tiempo, estaba cerrado y podia reabrirse, y los topicos mas ligeros y cotidianos del dia parecian irrelevantes. Incluso Grimya tenia pocas ganas de comunicarse: daba vueltas todavia a lo sucedido antes, y a Indigo le parecio que lo mejor era dejarla tranquila y permitir que, a su manera, pusiera en orden sus pensamientos.

El sol empezaba a descender por el oeste cuando avistaron la granja Bray. El ahogado batir de los cascos de los caballos se transformo en un escandaloso chacoloteo cuando penetraron en el patio, del que se habia retirado durante el dia la mayor parte de la capa de nieve y, mientras la troika se detenia con un patinazo, Veness miro a Indigo y le dirigio una sonrisa forzada.

—Al final no recibi mi leccion sobre como utilizar tu ballesta.

—Y yo no traje nada para el puchero. Lo siento.

La disculpa tenia implicaciones mas profundas y Veness lo sabia. Extendio la mano y le apreto el hombro; un gesto amistoso, casi fraternal, pero que sin embargo daba a entender algo que ninguno de los dos queria examinar mas a fondo. El momento de intimidad se quebro cuando la puerta se abrio de golpe y Brws salio a saludarlos; el comportamiento de Veness cambio de inmediato y se transformo en el activo y eficiente cabeza de familia. Desengancho los caballos y dio instrucciones para descargar el trineo. Tambien Kinter salio de la casa y les informo de que Livian los esperaba con una buena infusion caliente. Asi pues, dejaron a Brws y el para que condujeran a los caballos al establo y les dieran una buena friccion, y ellos entraron en la granja, acogedora y calida.

La turbacion se disipo en la atmosfera atareada y rutinaria de la casa y, tras una bien recibida taza de la infusion de Livian, Indigo se dirigio a su habitacion para lavarse y cambiarse de ropa. Carlaze, que la habia ayudado a subir un barreno de agua caliente, se quedo mientras se preparaba para la noche, ofreciendose a cepillarle los cabellos, que a pesar de la practica trenza que llevaba se habian enredado de mala manera. Charlaron de cosas intrascendentes durante un rato, luego Carlaze pregunto:

—?Te gusto la leccion de conducir?

—Una barbaridad... ?aunque no creo que sea una alumna muy aventajada!

—Oi que Veness le contaba a Reif que prometias mucho, y el debe saberlo.

—Lo mas probable es que se limitase a ser amable.

—Oh, yo creo que lo decia en serio. —Se produjo un silencio, luego Carlaze siguio—: ?Te gusta Veness?

Indigo volvio la cabeza para mirar a la muchacha rubia. Carlaze sonreia, y en sus ojos habia un destello de picardia.

—Lo siento —dijo Carlaze—. Fue una impertinencia. Pero... Bueno, me he dado cuenta de que a Veness le caes muy bien. Nos sucede a todos, claro, pero el... —Mordisqueo su labio inferior—. Se que no soy yo quien deberia decirlo, pero Veness es nuestro primo, y el amigo mas querido de Kinter... Lo apreciamos mucho. Las cosas no han sido faciles desde que el conde Bray se puso enfermo; Veness ha tenido que cargar con un exceso de responsabilidades y ha disfrutado poco de la vida ultimamente. Me gustaria pensar que puede encontrar algo (o alguien) que anime su existencia.

Indigo no supo que decir. Carlaze habia sido franca hasta la candidez. Y estaba claro que deseaba que Indigo confirmara sus esperanzas. Desvio de nuevo la mirada, para luego clavarla en sus manos.

—Eres muy amable, Carlaze —repuso despacio—. Y si, me gusta Veness. Pero no quiero que tu, ni nadie, piense que hay entre nosotros mas que simpatia. —Sus dedos se cerraron con fuerza—. En especial, no quiero que lo piense Veness.

—Desde luego. —Carlaze tiro de un nudo rebelde, disculpandose al hacer Indigo una mueca—. Lo siento... Ahora, ya esta. Perdoname, Indigo. No era mi intencion que creyeras que estaba haciendo de casamentera. Simplemente queria..., bueno, supongo que queria asegurarme de que estabas dispuesta a ser amiga de Veness; nada mas que eso. Me temo que lo he expresado de un modo un poco torpe. No debiera haber hablado.

Indigo le sonrio.

—Me alegro de que lo hicieses.

—Gracias. —Carlaze deposito el peine sobre la mesa y se echo hacia atras—. Realmente creo que ese fue el ultimo de los nudos. Tienes unos cabellos maravillosos, Indigo. Ojala los mios fueran igual de largos.

—?No lo son? —Indigo solo habia visto a Carlaze con trenzas arrolladas alrededor de la cabeza.

Carlaze se echo a reir.

—?No, con gran pesar por mi parte! Cuando los suelto, apenas si me llegan mas abajo de los hombros. —La risa se transformo en una mueca—. Cuando tenia quince anos, se me metio la idea en la cabeza que queria ser igual que cualquier hombre, de modo que una noche me lleve a escondidas un cuchillo a mi dormitorio y, a la manana siguiente, baje a desayunar esquilada como una oveja. Mis padres se quedaron horrorizados... y yo lo he lamentado desde entonces. De todas formas, un dia de estos acabara de crecer del todo. Cuando llegue ese momento, ?prometo que te hare la competencia!

Permanecieron en amistoso silencio algunos minutos. Carlaze atizo el fuego, haciendo que un surtidor de chispas se elevara por el hueco de la chimenea. Por fin Indigo volvio a hablar.

—Carlaze... —No estaba muy segura de que su pregunta fuese sensata, ni de si tenia derecho a hacerla, pero la curiosidad la abrasaba y, de todos los miembros de la familia Bray, Carlaze parecia la que con mas probabilidad le daria una respuesta sincera—. ?Que aflige al conde Bray?

Carlaze dejo de hurgar en los lenos. Puso el atizador de nuevo en su soporte, se enderezo y suspiro:

—Si he de ser franca, Indigo, no lo sabemos. No es una enfermedad en el sentido normal de la palabra. Es mas bien una... enfermedad mental.

Hubo un largo silencio. Luego Indigo inquirio:

—?Quieres decir que esta loco?

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