mortal tiene fuerza suficiente para vencerlas. Y si la mente del conde Bray perdiera la batalla entre la cordura y la demencia...
—Somos suficientes para protegerlo —interrumpio Indigo.
—No, te equivocas... porque existe un traidor bajo su techo.
Indigo sintio que el estomago le daba un vuelco al repetir las palabras de la mujer sus propios temores a medio formar.
—?Un traidor? —Su voz sono ronca—. ?Quien?
La figura volvio a negar con la cabeza.
—No lo se. Mis poderes son limitados: no puedo ver en el interior de la granja; no puedo leer en las mentes de los que viven entre sus paredes. Pero si se que lo que digo es verdad. —Levanto los ojos y, por un instante, Indigo vio un destello de color al reflejarse la luz de la luna en ellos. Azul..., un raro y vivo azul zafiro.
—Gordo es el unico que puede haberlo descubierto —dijo, y ahora una nota desesperada, suplicante, habia aparecido en su voz—. Gordo..., el hijo de Olyn. Puede que el sepa quien es el traidor.
Indigo se dio cuenta de que empezaba a sentir escalofrios.
—Gordo ha desaparecido.
—Lo se. He intentado encontrarlo, lo he intentado... He buscado y buscado, pero no hay rastro de el. Y es el unico que puede contar toda la verdad.
—?Su padre... no podria ayudarnos?
—Quiza. Siempre estuvieron muy unidos: puede que Olyn sepa adonde puede haber ido Gordo. Pero tiene demasiado miedo de hablar. Teme lo que pueda hacer su primo. —Otra pausa, mas larga, y luego—: Olyn y su familia son inocentes, pero el conde Bray no se dejara convencer de su inocencia. Otras voces murmuran al oido del conde; otras voces lo instan a vengarse. Y ahi es donde esta la maldad. De ella se alimenta la maldicion, y le da nuevas fuerzas. —Dio un paso hacia adelante de pronto, con una mano extendida como si quisiera tocar a Indigo, luego retrocedio rapidamente—. Debes encontrar esa raiz y arrancarla —dijo lastimera—. Y la disputa entre las dos familias debe solucionarse sin derramamiento de sangre; si no es asi... —Su voz temblo, se quebro; recupero el control con gran esfuerzo—. Si no es asi, entonces mi conciencia no podra descansar jamas. Por favor. Siento que eres una amiga, y confio en ti, igual que tu has confiado
De nuevo extendio la mano hacia Indigo, y de nuevo la cautela —o el miedo— la detuvieron justo antes de que pudiera establecerse el contacto... Y entonces, de una forma tan brusca e inesperada que cogio a Indigo totalmente por sorpresa, la mujer se dio la vuelta y echo a correr.
—?No! —Al salir de su asombro, Indigo grito a la figura que huia—. ?No, espera! ?Regresa!
Dio un paso hacia adelante para salir en su persecucion, pero antes de que pudiera dar el segundo, el tigre se puso en pie de un salto y le corto el camino con un grunido de advertencia, Indigo se quedo inmovil, mirando atemorizada el rostro enorme, los refulgentes ojos dorados, a pocos y peligrosos centimetros de distancia de su propio rostro. Los labios del felino se tensaron un tanto, su aliento se condenso en el aire frio cuando resoplo en su direccion; luego, al ver que ella no intentaria esquivarlo ni desafiarlo, su lomo inmenso se relajo.
La mujer estaba ya a bastante distancia, corria veloz y al parecer sin verse estorbada por la nieve, Indigo la siguio con la mirada, sintiendo una oleada de frustracion.
Luego miro otra vez al tigre. Estaba tranquilo, ya no resultaba amenazador y, como si percibiera su desaliento, dio un paso hacia adelante y hundio la cabeza contra su mano enguantada. Un estremecimiento de sorpresa recorrio a Indigo cuando la consternacion disparada por un terror total ante el tamano y fuerza del animal se entremezclo con el descubrimiento de que la criatura intentaba consolarla. Sintio el fabuloso poder fisico de su cuerpo bajo la gruesa piel, sintio la oleada de calor de su aliento, percibio la asombrosa energia de su cerebro. Luego, tambien el se dio la vuelta y, con un silencioso salto, salio corriendo en pos de su companera.
Indigo permanecio inmovil, contemplando las dos figuras cada vez mas pequenas y sintiendo como si todo su cuerpo se hubiera convertido en madera petrificada. El breve momento de contacto con el tigre la habia dejado anonadada, haciendo que se diera cuenta por primera vez del autentico alcance del increible poder del animal. Podia haberla matado de un zarpazo o un mordisco, y ella habria permanecido indefensa, incapaz de actuar. No la sorprendio, penso nerviosa, mientras sentia los primeros escalofrios de reaccion tras el terror que la habia tenido paralizada, que
Pero en lugar de hacerle dano, el tigre le habia demostrado que era un amigo y un aliado, y ella habia aprendido una segunda leccion de aquel contacto: la leccion de la confianza.
Ya no podia ver a las dos figuras que se alejaban; bajo la enganosa luz de la luna se habian desvanecido en el paisaje nevado. Su cerebro volvia a funcionar de forma coherente y, eliminando los restos de su paralisis con una sacudida, se volvio hacia
—Tenemos que regresar a la granja. —Una urgencia repentina se apodero de Indigo—. ?Tenemos que regresar antes de que nadie se despierte!
Un traidor en la familia. ?Quien?, se pregunto. ?Quien? Empezo a andar a grandes zancadas... Entonces se detuvo al ver que
—
—Puede que no signifique na...da. Pero... ella no ha dejado huellas de pisadas.
CAPITULO 10
Empezaba a nevar cuando llegaron a la granja. Habian visto la sintomatica formacion de nubes en el norte, una bruma palida y desigual que lentamente ocultaba las estrellas. Los primeros copos empezaron a caer cuando la negra silueta de la casa se recorto en el horizonte delante de ellas.
Los pensamientos de Indigo se confundian en desorden, agravados por el extrano comentario de
Y ademas quedaba la revelacion de la mujer, que daba lugar a nuevas y terribles preguntas. Un traidor en la casa, habia dicho: alguien que queria mal al conde Bray. ?Tendria razon? ?Que ganaba con mentir? Y, mas inquietante aun, ?como podia conocer la existencia de un traidor, a menos que ella misma tuviera alguna conexion con la familia Bray?
La actitud de
Indigo estuvo de acuerdo con el punto de vista de