Ella lo miro sorprendida y consternada, y el le sonrio con un dejo de tristeza.

—No se por que me deseabas como lo hiciste anoche, y no seria justo preguntar. Pero no importa,

Indigo, no me importa a mi. No espero nada de ti; no tengo ningun derecho sobre ti. Lo unico que importa es que me hiciste feliz, y creo que, aunque solo por un rato, tambien yo te hice feliz a ti.

La muchacha bajo la cabeza, incapaz de responder.

—Se tener paciencia —siguio Veness con suavidad—. Y esperare a que tu me digas lo que quieres. Sea lo que sea, lo aceptare. —Le sujeto la barbilla y se la levanto—. ?Me crees?

Indigo deseo que la tierra se abriera y se la tragara. Y lo peor de todo, era que el le decia la verdad.

—Si —dijo sintiendose muy desgraciada—. Te creo.

—Entonces no te preocupes ni te atormentes. Depende de ti, Indigo. Por el momento, continuaremos tal y como estaban las cosas antes de esta noche; creo que sera lo mas facil para ti, ?verdad? —Tomo su silencio por aprobacion—. Y si tus sentimientos cambian... estare ahi. Siempre, te lo aseguro.

Ella sabia que bajo aquel exterior tranquilo y amable se sentia herido, pero que nada lo induciria a admitirlo. Era tan escrupulosamente justo con ella que su sentido de culpabilidad se redoblo.

—Gracias —repuso con voz apenas audible.

—No hay nada que agradecer.

Desde la cocina, Kinter aullo su nombre y Veness levanto la cabeza, luego suspiro con resignacion.

—Sera mejor que vaya. Vamos a sacar una troika para comprobar algunas de las cercas que delimitan las tierras y dudo de que hayamos hecho ni la mitad antes de que oscurezca. —Hizo una pausa—. Supongo que no te interesara venir con nosotros... —Y su sonrisa adopto un gesto forzadamente ironico—. ?Otra clase de conduccion?

Ella nego con la cabeza, incapaz de contener una sonrisa.

—Hoy no. Creo que sera mejor que...

—No; comprendo. —Kinter aparecio en la puerta, y la actitud de Veness cambio bruscamente. Forzo una sonrisa (aunque sus ojos siguieron delatandolo) y se inclino hacia adelante como para besarla. Luego, reacciono, se echo hacia atras y se limito a decir—: Te vere esta noche.

Kinter hizo un gesto de despedida e Indigo los observo mientras se dirigian a la puerta principal. Una rafaga de viento helado recorrio el vestibulo, la puerta se cerro y desaparecieron. Durante unos instantes Indigo permanecio inmovil, intentando asimilar lo que Veness habia dicho. No lo esperaba. No esperaba que demostrara tanta sensibilidad ni tanta comprension. Su actitud le provoco una mezcla de remordimiento y de alivio. Pero habia algo mas: un sentimiento nuevo de cuyas implicaciones no estaba aun muy segura. Y la atemorizaba. La atemorizaba.

Despacio, regreso a la cocina. Sus unicos ocupantes eran ahora Carlaze y Rimmi. Rimmi levanto la vista al entrar Indigo. Luego, al parecer malhumorada, con la misma rapidez la desvio y empezo a tirar los platos limpios, haciendo mucho ruido, dentro de un cubo de agua caliente para enjuagarlos. Cuando el ultimo plato hubo ido a parar al agua, Rimmi se enderezo, anuncio que tenia «algo que hacer» y abandono la habitacion con gesto enfadado. Carlaze contemplo la puerta que se cerraba con estrepito a su espalda y se volvio hacia Indigo con una sonrisa apenas esbozada.

—No le hagas caso a Rimmi. Esta celosa.

—?Celosa...? —Entonces Indigo comprendio, y su rostro se ruborizo—. No tiene razon para estar celosa, Carlaze.

—Bueno —rio Carlaze—, ?no creo que piense lo mismo!

Rimmi se ha estado haciendo ilusiones con respecto a Veness durante mucho tiempo; ?no te has dado cuenta de que forma lo mira, especialmente cuando ha bebido un poco? Todo el mundo esta al cabo de la pasion de Rimmi. De todas formas —anadio con desden—, creo que incluso ella se ha dado cuenta ya de que Veness no se interesaria por ella aunque fuera la unica mujer de este mundo. Lo que pasa es que saber que se ha enamorado de otra la obliga a enfrentarse con la verdad.

—Carlaze... —empezo a protestar Indigo.

—?Oh! Vamos, Indigo. No iras a negar que Veness esta enamorado de ti... No hago ninguna suposicion con respecto a ti, pero resulta evidente para cualquiera lo que el siente, y me alegro de que asi sea. —Hizo una pausa —. Tambien me da pena por Rimmi, claro. No es culpa suya ser tan poco atractiva. Pero no debes permitir que su enfurrunamiento te preocupe, Indigo; en el fondo sabe muy bien que Veness siempre ha estado fuera de su alcance. Dale un dia o dos y se olvidara de todo y quiza dedique sus atenciones a Reif para variar. Aunque, entre tu y yo, dudo de que llegue mucho mas lejos con el de lo que ha llegado con...

Callo de pronto cuando la puerta volvio a abrirse con violencia. Rimmi entro muy erguida, ignoro a ambas intencionadamente y se dirigio al cubo, donde empezo a atacar a los platos con mucha energia. Carlaze hizo una mueca a su espalda y se encogio de hombros, impotente, mirando a Indigo.

—Te vere luego —dijo, y salio.

Rimmi espero hasta que sus pasos se hubieron perdido por el vestibulo, entonces hizo ostentacion de sorberse los mocos y anuncio, sin darse la vuelta:

—Vi a Grimya afuera. Me dio la impresion de que se sentia muy sola.

Indigo le contemplo la espalda tiesa. Penso en intentar decir algo que pudiera consolar el amor propio herido de Rimmi, pero no se le ocurrieron palabras que no sonaran compasivas. Y una idea aterradora paso por su mente: ?tendrian los celos de Rimmi un origen mas maligno que el simple resentimiento? Sin querer, Carlaze habia abierto la puerta a otra posible pista, un nuevo motivo, una nueva sospecha. ?Rimmi? Parecia improbable, casi imposible. Pero Indigo sabia por larga y amarga experiencia que era un disparate confiar en las apariencias.

—Gracias por decirmelo —respondio con suave calma y salio de la cocina para ir a buscar el abrigo y las botas que habia dejado en el vestibulo.

?Grimya? Grimya... ?Donde estas? Por favor, no te escondas de mi.

Algo se movio entre las sombras del establo, y Grimya salio del pesebre donde estaba instalado el caballo bayo de Indigo. Miro a Indigo con ojos indecisos, luego dirigio una mirada rapida y furtiva a uno y otro lado para asegurarse de que no habia nadie por alli.

—No me es...condia —dijo al fin—. Pero pense que a lo mejor no que... querias verme. —Una pausa—. Pense que a lo mejor ya no que... querias mi a...mistad; ya no.

—?Oh, carino! —Indigo se mordio los nudillos en un esfuerzo por contener la emocion—. ?No es eso!

Que tonta habia sido; creyo que Grimya estaba enfadada con ella, que la censuraba por lo que habia hecho; pero no debia haber atribuido semejante reaccion humana a la loba. Grimya no estaba enfadada... Tenia miedo. Miedo de que Veness la hubiera desbancado en el afecto de Indigo y de no tener ya un lugar en la vida de la muchacha.

?Grimya, no debes pensar tal cosa! —Se agacho y abrazo a la loba, apretandola contra ella cuando esta se echo hacia atras con timidez—. ?Tenia miedo de que me hubieras abandonado! Pense

que a lo mejor me despreciabas, y...

—?Despreciar?

Grimya no lo entendia y resultaba demasiado dificil explicar algo que apenas ella misma comprendia. Todo lo que podia hacer era abrir su mente, dejar que Grimya viera sus ideas y sentimientos mas profundos y sacara sus propias conclusiones.

Indigo clavo la mirada en los inquietos ojos ambarinos, y dijo:

Grimya, no puedo decirte lo que siento porque ni yo misma lo se ya. Averigualo por mi. Lee en mi mente. No te ocultare nada.

Sintio el calido contacto de la conciencia de la loba al fusionarse con la suya; era una sensacion reconfortante, familiar y, cuando el contacto mental termino por fin, se sintio purificada.

Grimya continuo mirandola durante unos segundos mas, luego dijo llena de simpatia:

«Creo que ahora comprendo un poco mas. Y creo que estas asustada, Indigo.»

—?Asustada?

«Si; igual que yo me asusto del tigre. Tienes miedo de algo que es mas grande y fuerte que tu, y no sabes que debes hacer.»

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